Nunca lo ha ocultado: David Lynch llegó al cine por casualidad. Su medio natural era (y sigue siendo) el de las artes plásticas y siempre ha enfatizado que se considera, ante todo, un artista visual, aunque sea su faceta menos conocida. Seguramente por eso la narrativa y la estética de sus películas, donde reinan el subconsciente y la extrañeza, son tan distintos a los de cualquier otro cineasta. La coherencia interna del relato, fundamental para cualquier contador de historias, tiene para él una importancia secundaria. Como ha dicho en más de una ocasión: “La lógica no sirve para entender mis películas”.

Aunque los cuadros, esculturas, instalaciones y fotografías de Lynch (Missoula, Montana, EE. UU., 1946) han podido verse en museos de todo el mundo, la ciudad neerlandesa de Maastricht ofrece ahora la mayor oportunidad de sumergirse en el peculiar universo plástico del autor del autor de Mulholland Drive, Carretera perdida y Twin Peaks. El Bonnefantenmuseum, uno de los principales custodios del arte flamenco del siglo XVI y XVII, que también alberga, por ejemplo, importantes colecciones de arte povera italiano y minimalismo estadounidense, dedica a Lynch la mayor retrospectiva hasta la fecha de su producción artística, con 500 obras entre pinturas, fotografías, dibujos, litografías y acuarelas desde los años sesenta hasta el presente. Comisariada por Stijn Huijts, director artístico del museo, la exposición puede visitarse hasta el 28 de abril de 2019.

David Lynch: Boy Lights Fire, 2010. Cortesía del artista. Colección del Bonnefantenmuseum

El regreso de un enigma

Estos días la Fundación Helmut Newton de Berlín ofrece también la posibilidad de conocer la faceta artística de Lynch, en concreto sus fotografías, que se exponen junto a las de Saul Leiter y las del anfitrión del espacio expositivo, Helmut Newton. Pero otra manera de acercarse al universo plástico de Lynch sin tener que coger un avión es ver el documental David Lynch: The Art Life, de 2017, que recorre sobre todo sus años de formación y penetra en el estudio del artista en las colinas de Beverly Hills (Los Ángeles, California). El lanzamiento de la película coincidió con el estreno de la tercera temporada de Twin Peaks después de un cuarto de siglo desde la segunda y más de una década después de su último largometraje, Inland Empire. El regreso de Lynch a la palestra incentivó a escala planetaria la publicación de otros estudios sobre el enigmático cineasta, como los libros David Lynch. El hombre de otro lugar, de Dennis Lim, y David Lynch. El onirismo de la modernidad, de Javier Memba.

@FDQuijano