La granja agustina de La Flecha donde Fray Luis de León escribió algunos de sus más célebres poemas en la actualidad. Fosto: Lista Roja del Patrimonio

Hasta la granja agustina de La Flecha se retiraba Fray Luis de León para orar. Allí, cuentan, escribió algunos de sus más célebres poemas como la Oda a la vida retirada o Los nombres de Cristo. Perteneciente al antiguo Convento de San Agustín de Salamanca, restaurado a principios del siglo XX por el Duque de Aveyro, hoy su estado actual es de deterioro progresivo, expolio y vandalismo, según alerta en su Lista Roja del Patrimonio la asociación Hispania Nostra. Junto a la granja, un total de 638 elementos conforman este listado que incluye patrimonio arqueológico, religioso, civil, militar y natural. Entre ellos, está también el Palacio de Ceballos que, situado en la localidad cántabra de Argomilla de Cayón, es utilizado actualmente como cuadra para el ganado y aparcamiento para camiones. O la ciudad romana de Acinipo en Ronda (Málaga), la Torre de Navidad en Cartagena, la central hidroeléctrica de Ribas de Campos (Palencia), una de las grandes obras españolas de ingeniería civil que data del siglo XVIII y mediados del XIX o el semáforo de la Atalaya de Igüeste de San Andrés (Santa Cruz de Tenerife ).



"Las heridas, las grietas y los triunfos están reflejadas en nuestro patrimonio", explica Víctor Antona, miembro del comité científico que se encarga de estudiar y supervisar los elementos de esta lista. "A medida que uno recorre el territorio nacional se va dando cuenta de que, efectivamente, son como líneas escritas en un libro de historia pero sin letras. Los castillos de la zona media nos hablan de la reconquista, los de la costa de los berberiscos, las ermitas del papel que en un momento dado tuvieron las órdenes religiosas, los yacimientos arqueológicos de la presencia romana… todo eso es lo que refleja lo que somos como personas y como nación", matiza.



Nacida en noviembre de 2007, con el objetivo de dar a conocer y proteger nuestro Patrimonio cultural y natural que se encuentra en un estado evidente de abandono y peligro, la Lista Roja actúa siempre a partir de la denuncia particular de una persona, un colectivo o una asociación. Una vez recibida esta propuesta, su comité de expertos, integrado por voluntarios especializados en arqueología, arquitectura, dirección de museos y restauración, reúne la información necesaria sobre la situación del bien patrimonial, elaboran un informe y deciden si debe formar parte de ella o no.



En particular, explica Antona, lo que se valora es si alguno de estos elementos está en riesgo o no de desaparecer. "Generalmente cuando un edificio está abandonado tiene todas las papeletas para que comience un proceso de deterioro. Eso se ve. Se percibe si está abandonado, si hay labores de mantenimiento o no, si las administraciones y los titulares hacen algún tipo de obra sobre ello…". Un proceso que puede tardar dos o tres meses o alargarse algo más. A veces son las propias administraciones las que avisan de que se va a empezar un proyecto para tratar de paliar el riesgo de deterioro. "Entonces esperamos a ver si realmente eso tiene visos de realidad y va cobrando cuerpo", cuenta Antona.



De vuelta a la Lista Verde

Pero como toda moneda, la Lista Roja tiene también su Lista Verde. Desde su creación hace más de una década, 99 fichas han sido retiradas de su alerta e incluidas en esta otra clasificación. Ejemplos hay muchos. "Uno de los últimos es el del Monasterio de Santa María de Bonaval en Guadalajara que era un edificio que estaba en muy malas condiciones en el que al final la administración intervino porque merecía la pena hacerlo. Pero es bastante más frecuente de lo que parece", afirma Víctor Antona. De un total de 738 de los bienes patrimoniales que han estado en alerta, 639 continúan en riesgo, pero casi un centenar han salido de esa situación.



Monasterio de Santa María de Bonaval en Guadalajara. Foto: Lista Roja del Patrimonio

Para ello, no siempre es necesaria la intervención de la administración pública. "Tenemos ejemplos de asociaciones de vecinos que se han puesto de acuerdo para recuperar algún inmueble". Suelen ser pueblos pequeños, con poca población y menor interés patrimonial en comparación con otros de la misma provincia o comunidad. "No siempre se requiere mucho, lo único que se necesita es un mantenimiento mínimo que es lo que impide que un edificio se deteriore", subraya el experto. Limpiar los canalones de tierra o de plantas, por ejemplo, para evitar que el agua se acumule en determinadas zonas. "A veces una pequeña acción es capaz de paliar, retrasar un posible deterioro sin necesidad de una macro inversión. Ya se hará cuando se pueda. De momento lo que son los riesgos se paran. Y en ese sentido, en el momento en que nosotros tenemos conocimiento de ese tipo de acciones, lo que hacemos es pasarlo a la lista verde".



La mayor dificultad a la que se enfrenta nuestro patrimonio es, de hecho, el problema de la despoblación. Zonas que fueron habitadas hace años, con núcleos de población, una ermita, un cementerio, edificios emblemáticos, torres, castillos o palacios, etc., hoy abandonadas que "han entrado en una especie de espiral de deterioro que es difícil de parar", lo que complica mucho las posibilidades de inversión. Para qué vas a restaurar un edificio que está en un pueblo totalmente abandonado si nadie va a ir a conservarlo, se pregunta Antona. Se multiplican los costes y hay que ser conscientes de los recursos disponibles. "España es un país que tiene mucho patrimonio, afortunadamente para nosotros, pero su conservación y mantenimiento también cuesta mucho dinero. Tenemos que tener la cabeza fría suficiente para invertir de tal manera que la inversión llegue al mayor número de elementos posibles y no perder nada o lo menos posible por el camino". El saldo, de momento, es positivo. Un total de seis espacios conforman lo que desde Hispania Nostra han catalogado como la Lista Negra. Los lugares que han desaparecido por completo. Como el Cuartel de las Heras de Ceuta, que databa del siglo XVIII o la Ermita de Guía de Jerez de la Frontera.



En su lucha por el mantenimiento del Patrimonio, Antona recuerda que no solo constituye un elemento de referencia para nuestra propia memoria como persona sino también una fuente de recursos que da trabajo a miles de personas y que contribuye de una manera importante al PIB de nuestro país. "Un patrimonio bien conservado o bien restaurado genera a su vez un nivel de satisfacción en la población -subraya-, que no lo consigues con otro tipo de cosas. A todos nos gusta pasear por determinados tipos de espacios. Ese tipo de cosas nos generan satisfacción como personas pero también como colectivo".



Por eso, y así lo entienden en Hispania Nostra, es importante la colaboración ciudadana en la conservación del patrimonio. "Tenemos que ser todos en conjunto, como Fuenteovejuna, hay que ir todos a una y hay que tener claro que esto hay que defenderlo, protegerlo y conservarlo de la mejor forma posible", afirma. Algo que se ve en el aumento del número de denuncias y propuestas para incluir en la Lista Roja que reciben semanalmente en su página web. Para Antona es esencial que, más allá de las administraciones, los habitantes sigan estando en contacto con su entorno y preocupándose por su estado. "Si perdemos ese pulso o ese contacto con la gente al final nos quedamos un poco vacíos. Lo que no queremos ser es esa especie de comité de sabios que decide sobre lo divino o humano, queremos dar voz a la gente, porque estamos convencidos de que es esa gente corriente la que tiene en sus manos la conservación del patrimonio de la mejor forma posible. Solo cuando todos estemos convencidos y hagamos todo lo posible para mantenerlo estará a salvo de cualquier tipo de riesgo", concluye.



@mailouti