La cultura como herramienta social. Esa es la premisa sobre la que se ha construido el programa de San Sebastián 2016. Una candidatura cuyo diseño comenzó hace más de de 7 años. Que llegó al concurso europeo en 2011 y fue designada en 2012, y a cuya botadura asistiremos el 19 de enero del año que viene. Nadie sabe aún si llegará a buen puerto aunque hoy han hecho todo lo posible por acercar al público un proyecto original y complejo a partes iguales. Por si no ha quedado claro. Los símiles marítimos recorren el centenar de páginas que explican detalladamente el presente y futuro de cada uno de los proyectos que se llevarán a cabo durante los próximos 14 meses y que hoy se han presentado al público.



Hablamos con Pablo Berástegui, hoy capitán de esta candidatura San Sebastián 2016. Sin embargo, el comisario se subió al barco a última hora y cuando el proyecto se encontraba envuelto en la polémica y librando una dura batalla política. Berástegui llegó a la ciudad hace poco más de un año, tras la renuncia del penúltimo director, Fernando Bernúes, que a su vez dejaba el puesto poco después que la coordinadora general, Eva Salaberría. Antes, Santiago Eraso y su equipo habían sido los primeros en dar forma a un programa que en 2011 venció en Europa y que ya cuenta con un presupuesto de 48.772.000 euros para un periodo de 7 años, de 2012 a 2018, de los que 4 corresponden a patrocinios privados y casi 2,5 a financiación propia. El ministerio de Cultura aporta 4,5 millones y el resto se divide entre Ayuntamiento, Diputación de Guipúzcoa y Gobierno Vasco.



Por eso, Berástegui insiste: "Es un proyecto colectivo, en el que yo me estoy ocupando de la última fase". Además, el programa ganador ya estaba elegido cuando él llega por lo que, lógicamente, había que respetarlo. "No era viable cambiarlo. Pero es que, además, había unos fundamentos, unos cimientos muy sólidos que eran el programa de candidatura para el que se hizo un trabajo encomiable liderado por Santiago Eraso". Y sobre esto había que trabajar. "La base es un proyecto en parte alternativo a lo que suelen ser habitualmente las capitales de la cultura. La gente espera algo más predecible, más basado en espectáculos, en nombres internacionales". Y nada más alejado de esta programación. Aquí la cultura se entiende como algo colectivo de lo que cualquiera puede formar parte y en el programa se vislumbran más propuestas metodológicas, formas de abordar una cuestión desde distintos presupuestos artísticos, que un programa clásico de actividades más o menos mediáticas.



Hay que recordar también que el programa de San Sebastián 2016 se empieza a gestar en 2008, cuando la amenaza terrorista es todavía una realidad. Favorecer la convivencia entre los distintos grupos sociales es algo que desde el principio tuvo muy en cuenta la candidatura. También por ahí llovían las críticas. A los 20 meses de ganar la candidatura, ETA anuncia el cese definitivo de la violencia. "El drama es muy reciente, se ha sufrido mucho y ha habido mucho dolor, y por eso el espíritu del programa propone favorecer la convivencia", insiste Berástegui. "Una metodología, en cualquier caso, que no pretende servir solo para el contexto vasco también funciona con la inmigración, con los problemas de género, etc. Este era el reto mayor y desde estas premisas hemos trabajado".



Pablo Berástegui, director desde hace un año de San Sebastián 2016

Pregunta.- Lo que está claro es que llegó a la dirección de la capitalidad para resolver una crisis, a un proyecto que ya nació polémico, ¿cuáles han sido los mayores obstáculos para llevarlo a buen puerto?