Miguel Falomir. Foto: Jerónimo Álvarez

Llegó al Prado hace 18 años y se ha ocupado del departamento de Pintura Italiana del Renacimiento hasta ahora. Miguel Falomir (Valencia, 1966) es el número dos de nuestro principal museo, la joya de la corona. Tranquilo y en su salsa (conoce bien el museo desde dentro) se ha mostrado durante su primera comparecencia ante los medios como director adjunto que ha tenido lugar con motivo de la presentación de la Cátedra del Prado dedicada a la pintura italiana del barroco en las colecciones españolas.



-Lleva poco más de 15 días en su nuevo despacho de director adjunto mientras Gabriele Finaldi mantiene su vínculo con el Prado hasta agosto: ¿Cómo se está llevando a cabo esta transición, esta especie de cesión de los "trastos"?

-La "cesión de trastos" ha tenido lugar en realidad en el mes y medio transcurrido desde que se anunció mi nombramiento. Aún así, me queda mucho por aprender y contar con la presencia de Gabriele Finaldi en el museo hasta agosto será de gran ayuda.



-Acaba de presentar la nueva Cátedra del Prado y el trabajo comienza a tener tintes ya de normalidad y rutina en el mejor sentido, ¿ha podido analizar cuáles serán los retos del Museo del Prado a partir de hoy?

-Los que ha tenido siempre: conservar la colección, estudiarla y mostrarla de la mejor manera al mayor público posible, pero adaptándonos a las circunstancias tecnológicas, sociales y culturales del siglo XXI.



-¿Han cambiado en algo sus prioridades profesionales ahora que el cargo le obliga a tener una visión más global de las necesidades del Museo?

- En los 18 años que llevo en el museo me he ocupado del estudio de la colección de pintura italiana del Renacimiento. Evidentemente estaba en contacto con otras áreas del museo: exposiciones, restauración, edición, etc., pero era una labor eminentemente individual. Ahora me corresponde alentar, coordinar y dirigir los proyectos de mis compañeros. Mi trabajo estará bien hecho si el suyo lo está.



-¿Trabajan ya en el nuevo plan de actuación? ¿Nos puede adelantar alguna de las novedades que se proponen?

-El actual plan de actuación está vigente hasta 2016, pero ya se están sopesando proyectos para el siguiente, aunque aún están en fase embrionaria.



-Respecto al Centro de Estudios y Escuela, es quizá lo más desconocido de cara al público general y en cambio uno de los pilares del Museo, ¿cómo darlo a conocer?

-Es lógico que sea menos conocido, pues se trata del área más reciente del museo y, a diferencia de educación, está dirigida a un público especializado. La misión del Centro de Estudios es doble: de un lado satisfacer las necesidades presentes (apoyo a los proyectos de las áreas de conservación y restauración) y futuras (formación de potenciales conservadores y técnicos) del Museo del Prado; del otro, convertirse en referente y punto de encuentro de todos aquellos interesados en el estudio de la pintura anterior a 1900, dentro y fuera de España. Para conseguir esos objetivos contaremos con un programa que abarcará desde la organización de seminarios y encuentros a la oferta de becas, que daremos a conocer a la comunidad científica, y en especial a nuestros principales destinatarios y potenciales colaboradores: universidades, museos y centros de investigación nacionales y extranjeros.



-¿En qué trabajan ahora desde este Centro de Estudios?

-Estamos trabajando en la programación del año académico 2015-2016, que presentaremos en septiembre. De momento lo más destacado es esta Cátedra del Prado, cuya titular será Elizabeth Cropper, y que versará sobre pintura italiana del siglo XVII.



-Busca nuevos públicos para la pintura antigua: ¿cómo lograrlo?

-Pensando no tanto en pintura "antigua" como en pintura "clásica" y recordando que los clásicos lo son por su capacidad para emocionar e interesar a cada nueva generación, que puede y debe hacer su propia lectura de ellos. Hemos de alentar aproximaciones a nuestras obras desde nuevas sensibilidades y descubrir su vigencia actual. Dudo, por ejemplo, que algún pintor contemporáneo transmita mejor que Goya el desasosiego de estos años de crisis, o el horror de la violencia extrema en Oriente Próximo. Y por supuesto hay que potenciar el área de educación y servirse de las nuevas tecnologías para difundir la colección a un público más amplio y heterogéneo.



-Poner en contexto arte clásico y contemporáneo ha funcionado y, efectivamente, atrae a nuevos públicos. Lo cierto es que Picasso siempre está ahí, como sobrevolando estas actuaciones. ¿Se plantea traer de nuevo a Picasso al Prado de forma más permanente?

-No.



-¿Cuál es la causa de tanta desavenencia con Patrimonio Nacional? ¿Cómo trabajan desde el Museo para superarlo?

-El Museo del Prado no tiene ningún problema con Patrimonio Nacional. Sí es verdad que Patrimonio ha expresado unas intenciones respecto a varias obras importantes que expone el Prado que no compartimos.



-¿Qué cambiaría del Prado hoy?

-Cambiar, cambiar, nada, pero no me importaría contar con un presupuesto más desahogado.



-¿Preparado para vivir (y preparar) el bicentenario del Prado en primera persona?

-El bicentenario es un horizonte ilusionante y una ocasión para repensar el museo y posicionarlo adecuadamente de cara al futuro. Me gustaría que sirviera también para que los españoles refuercen su vínculo afectivo con el Museo del Prado, que no sólo lo consideren -como ya lo hacen- una importante institución cultural, sino que además lo sientan como algo propio.



@PaulaAchiaga

V Cátedra del Prado

El Museo del Prado dedicará su próxima Cátedra al análisis crítico de las pinturas italianas barrocas en las colecciones españolas y, en particular, las que se encuentran en el Museo del Prado, analizadas bajo la mirada de los críticos del siglo XVII más importantes.



Elizabeth Crooper, directora del CASVA (Center for Advanced Study in the Visual Arts), perteneciente a la National Gallery of Art en Washington D.C. y destacada especialista en pintura francesa e italiana del Renacimiento y arte Barroco, dirigirá esta V edición de la Cátedra del Prado bajo el título: Un siglo crítico: La pintura boloñesa del siglo XVII en España y la "Felsina Pittrice" de Carlo Cesare Malvasia (1678).