Los trabajos de Miriam Fernandez Lara y Isabel Marcos.

Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid. Avda. de América, 13. Madrid. Hasta el 18 de enero.

Si revisamos la lista de seleccionados en la primera edición de Circuitos, que cumple 25 años, comprobaremos que de aquellos jóvenes de 1988, que andarán entre los 50 y los 60, casi ninguno sigue en activo. Reconocemos más nombres según avanzamos a través de las ediciones pero queda claro que aquí recibieron un respaldo puntual, no una garantía, y que el índice de abandono ha sido elevado... y lo será, dado el escaso desarrollo del mercado interior del arte, acompañado de un retroceso en el apoyo institucional a la creación joven.



Pero el contexto artístico ha experimentado una gran transformación y los jóvenes adoptan otros rumbos, tanto en su ámbito geográfico de trabajo (se instalan en otros países para completar sus estudios y empezar a ganarse la vida, o van y vienen) como en sus estrategias de producción, promoción y distribución. Ya el año pasado sorprendía el reducido número de solicitudes (fueron unas 60) y que con poco material se hubiese podido armar una exposición coherente; pues bien, este año se han quedado en 40, siendo el "milagro" aún más recalcable pero el conjunto menos homogéneo. Parece que los jóvenes no esperan ya tanto como antes de este tipo de escaparate, o quizá se les hace pobre la dotación: sólo 2.000 euros para producción. La cuestión es que se organizan de otra manera y se relacionan de forma diferente tanto con las instituciones como con ese ámbito profesional en el que se pretende facilitar su introducción.



La Comunidad de Madrid recuerda ahora con orgullo los muchos artistas de relieve que han pasado por este programa y, sin duda, el balance ha de ser positivo. Eso se analizará y se debatirá, en cualquier caso, a través del programa de actividades paralelas que se desarrollará hasta la primavera. Pero no podemos dejar de recordar que la Sala de Arte Joven ha sufrido, de consejería en consejería, los bandazos de la política cultural madrileña y que Circuitos estuvo a punto de cancelarse en 2008 y no tuvo edición en 2009, siendo responsable de Deportes y Juventud Alberto López Viejo, uno de los pilares de la trama Gürtel. La sala ha sobrevivido últimamente con tres cuartos y una programación basada convocatorias para jóvenes comisarios que está dando, no obstante, buenos resultados artísticos.



Instalación de Elena Lavellés

Ferran Barenblit (director del CA2M), Teresa Castellano (co-directora de la galería Formato Cómodo), Javier Duero (comisario, que lo es de la exposición), Elena Fernández Manrique (asesora de Artes Plásticas de la Comunidad) y Jaime Vallaure (artista) han sido este año los seleccionadores y han conformado un decálogo de posiciones artísticas bastante igualitario, y no sólo en cuestión de género. Apenas hay puntos de contacto entre estos diez artistas aunque podríamos buscar en algunos de ellos un aire de familia derivado del interés por la arquitectura y la ciudad, en varios casos relacionado con una formación multidisciplinar (estudios de Arquitectura, Física, Geología, Ingeniería de Caminos) que incide tanto en el temario y como en los procedimientos.



Analizan y cuestionan su entorno físico y social, siendo la casa el punto de partida para observar cómo está influyendo la crisis económica en las expectativas laborales y vitales. Así, Isabel Marcos, recoge las incógnitas y los sueños (castles in Spain) de algunos de esos jóvenes que, como ella (vive en Rotterdam), han tenido que salir de España y no saben dónde habitarán dentro de diez años, y Elena Lavellés, también emigrada (está en California), escenifica esa frustrada aspiración a la vivienda en un salón "iluminado" con noticias sobre la especulación inmobiliaria. Amaya Hernández nos invita a reconstruir en la memoria, casi siempre con huecos y zonas borrosas, esa casa en la que transcurrió nuestra infancia y Rafa Munárriz triangula la ordenación del tránsito humano en la megaurbe de São Paulo. Por su parte, Miriam Fernández utiliza herramientas de levantamiento topográfico para marcar el fluir espacio-temporal en tres películas de Wim Wenders.



El resto de seleccionados sigue otros caminos. La práctica performativa queda reducida a la malograda propuesta teatral de Beatriz Ortega y Alberto Vallejo, que pretenden que los espectadores jueguen a asesinarse con sus cuchillos retráctiles, y la experimentación más formalista a la pintura de Rubén M Riera. Daniel G. Medranda aplica la sistematicidad científica a la parodia de las convenciones lingüísticas y sociales, en este caso a los ejemplos de uso del Diccionario de la Lengua Española (más rotunda su "pieza" para el catálogo).



Obra de Víctor Santamarina

Termino con los dos artistas que me parecen ahora mismo más interesantes. Javier Cruz, muy volcado en la creación escénica (con PLAYdramaturgia), interviene física y/o verbalmente sobre el entorno cercano, insertando en él clandestinos elementos con una enorme carga poética y transformadora; Víctor Santamarina toma como eje el Mont Blanc para dar vueltas a la visión, su objeto, la distancia hasta él, el souvenir, el original y la copia... sumando heterogéneos cuerpos, materias y dispositivos que componen una inusitada representación paisajística.