David Weiss en primer plano. Detrás de él, Peter Fischli



Con el artista suizo David Weiss, que ha muerto a los sesenta y seis años tras una larga batalla contra el cáncer, el mundo ha perdido a uno de los más grandes artistas de nuestro tiempo. La muerte de Weiss marca el final de una de las asociaciones más perdurables del arte contemporáneo, la prolífica colaboración con el también artista suizo Peter Fischli, que abarca 33 años. Juntos formaron en 1979 el dúo Fischli & Weiss, responsables de algunos de los trabajos más ricos, memorables y profundamente humanos de las tres últimas décadas. El famoso crítico y teórico estadounidense Frederic Jameson señaló hace años que la época postmoderna está marcada por un "afecto menguante", una pérdida de la sinceridad y la autenticidad, sustituida por, tan sólo, mucha ironía. Pues bien, Fischli & Weiss, sin embargo, demostraron que la ironía y la sinceridad podían ir de la mano; que, de hecho, no hay nada más auténtico y más sincero que la ironía.



Fischli & Weiss son conocidos por su célebre película The Way Thing Go de 1987, en el que una serie de objetos cotidianos y partes de máquinas se interconectaban para crear una reacción en cadena extendida milagrosamente a través de un sistema de causa y efecto. Con un guiño a la idea de entropía y casualidad, algo que ellos transmiten siempre con un humor travieso y una experimentación sorprendente, estas secuencias crean la ilusión de que los objetos logran, misteriosamente, independizarse del control humano. En su interconexión, parecen tener vida propia. El dúo de artistas saborea la precisión tanto como el posible desastre. Un registro de acciones de equilibrios precario que también fueron recogidas en Equilibrium, una serie de fotografías iniciada en 1985. Inquietos, siempre extraordinario y siempre lejos del "candelero" (raras veces conceden entrevistas), Fischli & Weiss son los inventores del trabajo en serie en el mundo del arte.







The Way Things Go disfrutó enseguida de una reputación extraordinaria, que fue más allá de la escena artística. Aunque trabajos menos conocidos, como Visible World, realizado entre 1987 y 2001, está igualmente considerada como una de las obras más importantes de finales del siglo XX. Comprende unas 3.000 fotografías de pequeño formato colocadas en una caja de luz de más de 22 metros de largo, con las que los artistas reflexionan sobre el uso masificado de la fotografía como vehículo para captar y retener el mundo. Esta inmensa colección proviene de las cuatro esquinas del mundo, y tiene como matriz esos entornos naturales donde la vida cotidiana entra en juego: desde selvas, jardines, desiertos, montañas y playas a ciudades, oficinas, apartamentos, aeropuertos, monumentos famosos como la Torre Eiffel... Con este gigantesco retrato, lleno de elementos de nuestro entorno visual colectivo, Fischli & Weiss reflexionan sobre los contrastes que encontramos en los detalles de la vida diaria y la cultura del consumidor. Enfrentan lo sagrado contra lo profano, lo mundano con lo icónico para que el espectador observe estas instantáneas visuales sin prejuicios ni interferencias. El resultado es un gran palimpsesto de lo sublime y lo ridículo.



Héroes nada anónimos

La primera vez que vi el trabajo de Fischli & Weiss fue en la gran exposición que hicieron en la Kunsthalle de Basilea, en 1985, Ein Ruhelose Universum. A ellos les conocí al año siguiente, cuando todavía era estudiante, en el momento en que ultimaban los detalles de la producción de The Way Things Go. Fue esa la primera de las muchas visitas que les hice a su estudio en Zúrich. Fueron experiencias que cambiaron mi vida; las más instructivas de mi trayectoria como comisario. Muchos artistas de otras generaciones les citan con frecuencia como los héroes en los que se inspiran. Para Rirkrit Tiravanija, por ejemplo, sus trabajos muestran una comprensión única del sentido del tiempo.



Nacido en Zúrich en 1946, David Weiss creció como el hijo de un sacerdote de parroquia y una maestra de escuela. Junto al dibujo y un temprano amor por el coleccionismo, sus pasiones de infancia incluyen la geografía y la historia. Con la ayuda de los atlas escolares de su madre, pasó gran parte de su niñez soñando con explorar remotos rincones del mundo. Después de descubrir que sentía pasión por el jazz a los 16, se inscribió en un curso en la escuela de Artes y oficios de su ciudad natal, donde enseguida entabló una estrecha amistad con uno de sus compañeros, Urs Lüthi. Después de rechazar carreras como decorador, diseñador gráfico y fotógrafo, pronto empezó a visualizar la idea de ser artista como algo factible. En 1964, Weiss se trasladó a Basilea, donde pasó un año y medio en la escuela de arte, antes de trabajar como asistente del escultor Alfred Gruder. En una estancia de seis meses en Londres, en 1966, saboreó la euforia de la escena Swinging Sixties, escuchando Rubber Soul de los Beatles y Like a Rolling Stone de Bob Dylan. Después de regresar a Suiza para hacer el servicio militar, David Weiss se embarcó en lo que me describía como un Grand Tour: un periodo formativo que empezó en Canadá, trabajando para la Feria Mundial en 1967 en Montreal, antes de viajar a Nueva York, donde descubrió por primera vez el importante arte minimalista de la época.



El Grand Tour de Weiss encendió su fascinación permanente por los viajes, que siempre sobrevoló en las obras de Fischli & Weiss durante años. Normalmente, muchas ideas de este dúo surgían en las banalidades y derivas previas al viaje, como recogieron en Airport, un libro editado en 1990 que trata lo homogéneo del viaje, del turismo como consumo. Este volumen, fue brillantemente descrito por el director de cine John Waters como algo "horriblemente aburrido, una tomadura de pelo, "nada sobre lo que escribir acerca de ello", como una nueva especie de obra maestra".



El tour de Weiss a finales de los 60 continuó en San Francisco y Berkeley, donde se sumergió en la psicodelia hippie e indagando la astrología, la numerología y otros ocultismos varios. Más tarde viajó a borde un buque de carga desde Veracruz a Cuba, antes de poner rumbo por el Atlántico a Tánger, Argel, Túnez, Italia, Berlín y, de nuevo su hogar, Suiza. Allí, en Ticino, al sur del país, se quedó en casa del artista surrealista Meret Oppenheim mientras ella estaba de viaje. De 1975 a 1978, Weiss pasó los días dibujando con tinta negra y acumulando un inmenso cuerpo de obra gráfica que incluye tres libros de artista, entre ellos el excelente libro de dibujos de lluvia, que encierra un enorme poder visual y emocional.



Espíritu flanâire

Siempre inquieto, Weiss abrió en aquella época una tienda de macrobiótica en Zúric, Mr Natural, y se convirtió en uno de los miembros de la legendaria Commune H, un mix de hippies, anarquistas y artistas del underground bohemio de Zúrich de la década de los 70. Fue en ese entorno, en 1978, en la barra del bar Kon-tiki, que Weiss conoció a Peter Fischli. Su relación como amigos y artistas siempre se basó en un profundo respeto, que trasladaron a su trabajo en común con una forma única de sinergia. Fischli & Weiss se habían iniciado en el espíritu de bricolaje colaborativo de finales de los 70 en la escena punk de Zúrich. El trabajo en común evolucionó con un espíritu flanârie en vez de hacerlo tras un masterplan. Simplemente trabajando, con un proyecto que fluía instintivamente hacia lo cercano, lo próximo.







Sausage Series

Mientras Weiss estaba por aquel entonces deseoso de alejarse de esos dibujos negros que había convertido en su sello, con Fischli empezaron a trabajar en Sausage Series, un grupo de diez fotografías en color de situaciones cotidianas (desde un desfile de moda a un accidente de tráfico) en las que siempre aparecían salchichas y pepinillos, así como colillas de cigarros, cartón y otros detritus. Conmovedora y absurda, la Sausage Series fue mostrada por primera vez en 1980, como parte de la legendaria exposición Saus und Braus, montada en la Städtische Galerie zum Strauhof por la comisaria Bice Curiger. Fue la primera muestra pública de la escena artística underground de Zúrich y un importante escaparate para esa nueva generación de artistas suizos en los 80.



En ese mismo año, Weiss se trasladó a Los Ángeles, donde cayó enfermo después de una visita a México. Pasó largo tiempo en cama, leyendo y viendo la televisión constantemente. Eso le sirvió para perfeccionar su inglés y tener un gran conocimiento de la cultura popular estadounidense. Fue un apasionado de la literatura y un lector empedernido, aunque nunca con exagerada erudición. Tan pronto como Peter Fischli llegó a visitarlo a LA, empezaron a trabajar en The Least Resistance (1981), sin dinero ni actores, pero con la ayuda de un amigo suizo para dirigir la cámara. En esta película se ve a Fischli & Weiss disfrazados de sus alter egos, una Rata y un Oso, una nueva versión de Bouvard et Pécuchet, de Gustave Flaubert, paseando por Hollywood en una sátira del mundo del arte inspirada en una road movie dadaísta. Un libro, Order and Cleanliness, apareció ese mismo año para acompañar la película.



También en 1981, Fischli & Weiss produjeron 200 esculturas de arcilla modeladas a mano, Suddenly this overview, una serie de viñetas que representan los momentos auspiciosos y profundamente adversos de la historia humana con el mismo sentido irreverente. En ese impulso por explorar escenarios humanos, en la combinación que hacen de la gran escala y la miniatura, y en su sentido lúdico cercano a la comedia, este grupo de obras expande la investigación iniciada con Sausage Series y anticipa proyectos como Visible World. A esas esculturas de arcilla le siguieron otras de poliuretano, labradas y pintadas, como Fever y Metaphysical, así como un gran conjunto escultórico titulado Raft, de 1982. El historiador de arte y filósofos Boris Groys llamó a estas obras "ready mades simulados". También se refirió a ellos como "replicantes", después de ver a los seres humanos simulados de la película Blade Runner, de Ridley Scott.







Rat and Bear

Para Fischli & Weiss un proyecto les lleva al siguiente. Uebersicht les llevó a la siguiente película importante The Right Way, en 1983, como rata y oso en un viaje a través de los paisajes alpinos de Suiza. En aquel momento, los artistas empezaban a adquirir un respeto considerable en el mundo del arte internacional. Su gran avance, sin embargo, aún estaba por llegar, al exponer The Way Things Go en la Documenta 7 de Kassel en 1987. También ese año tuvo lugar su primera comisión pública, Münster Building, un bloque de oficinas moderno de escala reducida, producido para la exposición de arte público cada diez años, Skulptur Projekte Münster. Después de aquello llegaron otros compromisos públicos, como Snowman, en 1990, un muñeco de nieve ubicado en un congelador alimentado por la central termoeléctrica de Sarrebruck. En 1997, Fischli & Weiss volvieron a Münster e instalaron un jardín de flores y un huerto a las afueras de la ciudad.



1980 marca el inicio de una larga estancia de Fischli & Weiss en Londres, tras su participación en la exposición colectiva Crosscurrents in Swiss Art, en la Serpentine Gallery. Muchas otras exposiciones llegaron desde entonces, como la individual en dicha institución en 1996, la gran exposición en el MACBA, su retrospectiva en la Tate en 2007. El 2009 ocupaban el Palacio de Cristal del Museo Reina Sofía de Madrid. Muchas otras fuera de Londres, como la que hicieron en el Centre Pompidou y el Musée d'Art Moderne de la Ville de París, o el MoMA de NY, la Kunsthaus de Zurich, Walker Art Centre Minneapolis... También ganaron prestigiosos premios, como el Canran d'Ache Beaux-Arts en 1989, el León de Oro de la Bienal de Venecia en 2003 y el Wolfgang-Hahn-Preis en Colonia en 2010.







How to Work Better

El lenguaje en todas sus formas, desde la poesía al chiché, era una fuente continua de intriga para Fischli & Weiss. En 1991 How to Work Better es un manifiesto que comprende diez persuasivas pero vacías sentencias, cada una con el objetivo de mejorar la moral y la productividad laboral: "conocer el problema", "aceptar el cambio como algo inevitable"... Fischli & Weiss pintaron estas frases con enorme tamaño cubriendo el exterior de un bloque de oficinas de Oerlikon, Zúrich, visible en tren desde el aeropuerto. En varias de sus obras de texto, puede verse el amor de estos dos artistas a las preguntas, muchas veces retóricas, como Questions, realizada en el 2000, una obra que proyecta más de mil temáticas existenciales, preguntas manuscritas, mostradas en la Bienal de Venecia de 2003. Ese mismo año, el libro Will Happiness Find Me?, un bestseller mundial ampliamente traducido, presente pequeñas y grandes preguntas de todo tipo, que siempre se mueven entre la banalidad y la sabiduría.



Las actividades de recopilación y organización de materiales dispares también juegan un papel importante en la labor de Fischli & Weiss, cuya práctica ha hecho mucho por legitimar la banalidad de la vida cotidiana, cosas que el arte pasa por alto. Más allá de su trabajo como artista, Weiss fue también un gran conocedor y coleccionista de pinturas de paisajes chinos y minerales. Los amaba porque apelaban a su amor por el arte visual y la poesía. A pesar de su inmenso conocimiento, Weiss siempre se mostró modesto, sincero y lejos de cualquier ápice pretencioso.



Nació en Zúrich en 1946 y murió en Zúrich el viernes 27 de abril de 2012. Hoy le sobreviven sus hijos Oskar y Charlotte.