Image: Félix González-Torres

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Arte

Félix González-Torres

Wiels Contemporary Art Center, Bruselas. Del 22 de enero al 25 de abril

25 enero, 2010 01:00

Félix González-Torres: 'Untitled' (Golden), 1995.

Félix González-Torres, uno de los artistas más influyentes de las últimas décadas del siglo pasado es el objeto de una exposición que viajará por varios centros europeos.

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La exposición está producida por Wiels y conceptualmente urdida por Elena Filipovic, comisaria asociada del centro belga y co-autora de la Bienal de Berlín de 2008. Tras su premiere en Bruselas, viajará a la Fondation Beyeler de Basilea y más tarde la Museum für Moderne Kunst de Fráncfort. Casi quince años después de su muerte en 1996, la obra del estadounidense nacido en Cuba en 1957 sigue siendo una de las más influyentes de cuantas componen el universo artístico de las últimas décadas. El andamiaje que sostiene su obra es bien variado si bien se imponen las referencias al conceptual y al minimal. Con respecto a éste, González-Torres revisó los parámetros de lo producido en el minimalismo de primera generación de los sesenta subvirtiendo su sentido inicial. Y es que las obras del artista se introducen en el terreno de lo afectivo y a veces incluso en el de lo sentimental, un término que, sabemos, no suele tener cabida en los diccionarios del arte contemporáneo y menos en los relacionados con los discursos minimalistas. Y de este sentimentalismo tan sui generis se desprende, por paradójico que parezca, un fuerte componente de activismo político. En muchos de sus trabajos, González-Torres utiliza objetos que presenta en pares. Es una alusión al amor homosexual, es también una forma de referirse a la idea de desaparición, de huida, de despedida... Y es también una alusión a cuestiones relacionadas con el espacio político que se genera en una sala de exposiciones. Como se sabe, González-Torres murió de SIDA en 1996. Muchos de sus trabajos son emblemáticos de la relación entre el arte contemporáneo y la enfermedad que se gestó a finales de los ochenta y que tienen en el cubano a su principal exponente. Una de sus piezas más famosas, el billboard con la imagen de la cama con sus sábanas todavía arrugadas, es paradigmática a este respecto.

La exposición que propone Elena Filipovic, que pasa por ser una de las comisarias más reconocidas del escenario europeo, quiere incidir en la relación entre trabajos que no son muy conocidos y otros más ilustrativos. No faltarán los famosos montones de caramelos ni las pilas de papeles que pueden entablar una relación de interacción con el público. Tampoco sus billboards, sus dibujos y muchas de sus instalaciones y esculturas. Pero lo más interesante de esta exposición es la intervención de otros comisarios en las diferentes sedes de la exposición. En un intento de agilizar e introducir nuevas posibilidades conceptuales al trabajo curatorial y, por supuesto, de ofrecer el mayor número de lecturas posibles en torno al trabajo del artista, Elena Filipovic propone la intervención de otros comisarios (que en este caso son artistas) Así, cuando la exposición de Bruselas alcance su ecuador, la artista Dahn Vo introducirá cambios en la instalación inicial. Cuando la exposición visite la Fundación Beyerler en Basilea será Carol Bove quien realice su propio ejercicio transformador de la exposición de Filipovic mientras que será Tino Sehgal quien haga lo propio en Fráncfort. Será, a no dudar, una buena oportunidad para recuperar el trabajo de uno de los grandes del fin de siglo.