Image: Harun Farocki, contra las imágenes

Image: Harun Farocki, contra las imágenes

Exposiciones

Harun Farocki, contra las imágenes

Lo que está en juego

5 febrero, 2016 01:00

Parallel I-IV (2012-14)

IVAM. Guillem de Castro, 18. Valencia. Hasta el 22 de mayo.

En 1995, en un museo francés pidieron a Harun Farocki (1944-2014) que produjera una película sobre "su trabajo" para la exposición que estaban preparando. Era un encargo muy abierto, quizás demasiado, para este director que era considerado por algunos uno de los más destacados de lo que se ha dado en llamar el Nuevo cine alemán, aunque nunca terminó de cuadrarle esta etiqueta porque, aunque compartía generación, intenciones e intereses con algunos de los realizadores de ese grupo, un grupo construido por la crítica, sus películas escapaban de esa posible nueva norma. Esta fue seguramente su primera obra pensada para ser mostrada en las salas de una institución dedicada al arte. A partir de ese momento, la presencia de sus instalaciones en las grandes exposiciones ha sido constante: como en Documenta, en la que participó en varias ocasiones, la Bienal de Sao Paulo, en la que se pudo ver uno de sus proyectos más ambiciosos, o en la Bienal de Venecia, que en su última edición le rindió homenaje.

Interface es el título que Farocki dio a esta reflexión sobre el modo en el que se enfrentaba al cine y a la imagen. En dos monitores, colocados sobre dos peanas blancas que subrayan su carácter escultórico, puede verse a Farocki utilizando su mesa de trabajo. Es un autorretrato particular en el que se mezclan los planos de su rostro con los de sus manos manejando el equipo de montaje, una película llena de gestos similares a aquél que le valió el reconocimiento cuando se quemó en un brazo con un cigarrillo después de leer delante de la cámara el testimonio de una víctima del Napalm en su film Inextinguishable Fire (1969). Se trata de una acción que también duele cuando se mira, y que quizás es prescindible, innecesaria, sobra, porque las palabras debían haber bastado para que se entendiera el sufrimiento provocado por la guerra de Vietnam.

La pieza se convierte así en una declaración del artista y, al mismo tiempo, provoca interrogantes en los espectadores sobre cómo se relacionan con las imágenes y también con la tecnología que las crea en ese diálogo consigo mismo y entre lo que ocurre en las pantallas de los monitores. Es una obra que cierra el recorrido por la retrospectiva que ahora le dedica el IVAM, la primera en España. Es una exposición muy abarcable, temporal y conceptualmente, que ayuda a comprender la importancia del trabajo de Farocki. Se trata de una introducción muy adecuada a su producción, sobre todo, a la más reciente, en la que se han concentrado los comisarios, Carles Guerra y Antje Ehmann, que fue su pareja y una gran colaboradora. Es una antológica que no será igual a la que se podrá ver más adelante en la Fundación Tàpies de Barcelona, que dirige Guerra, y con la que está colaborando el museo valenciano en la edición de una publicación monográfica que incluirá la traducción de algunos de los textos fundamentales de Farocki, inéditos o difíciles de encontrar en castellano.

Serious Games I-IV, 2010

Las instalaciones de Farocki, que era muy consciente de que el cine en el museo exige nuevas formas de montar porque la forma de ver es muy diferente a la de la sala de proyección, se construyen de modo dialéctico, completándose entre ellas y unas a otras. Lo que sucede en una pantalla se relaciona con lo que está ocurriendo en otra para preguntarse sobre el estatuto y el valor de las imágenes en la sociedad contemporánea, también sobre cómo se construye la realidad, ya sea la virtual de las consolas o la física de los centros comerciales; sobre los modos de mirar que se nos imponen y las estrategias que se adoptan para ejercer el poder y el control a través de estas nuevas tecnologías de la mirada, como la videovigilancia en I thought I was seeing Convicts (2000). Interrogantes que, de alguna forma, se intuyen ya en esos documentales, muy comprometidos, de sus inicios, con los que se abre la muestra: además de Inextinguishable Fire, destaca The Campaign Volunteer (1967).

En Eye / Machine I y II (2000-1) y Serious Games (2010) trabajó sobre las imágenes de la guerra. En la primera, utiliza imágenes de la Guerra del Golfo y provoca la confusión entre las que están grabadas en la zona de conflicto y las que han sido generadas por un ordenador. En la segunda, evidencia lo perverso del lenguaje de los simuladores bélicos, un lenguaje que ha sido asumido por los militares y que alude a una mirada que llega a estar anestesiada, ante la violencia en el campo de batalla, y hacerse amnésica, ante el recuerdo traumático de la lucha. También se ha incluido Parallel I-IV (2012-14) sobre los videojuegos apropiándose de algunos de los más famosos para desvelar sus narrativas y analizar sus formas, sin olvidar sus errores y desajustes.

Son todas películas que hacen una crítica de las imágenes y sus usos en la actualidad, que las asumen y las combaten desde dentro para darles nuevos significados.