Rafa Nadal y Roger Federer, los dos mejores jugadores del mundo, tienen 32 y 36 años respectivamente. Juan Martín del Potro y Marin Cilic, número cuatro y cinco del ranking, están bordeando la treintena (29 cada uno). Kevin Anderson, el ocho de la clasificación, suma 32 primaveras; y John Isner, el tenista que cierra el top-10, ha soplado las velas 33 veces. Sin ir más lejos, ocho de los 16 jugadores que están clasificados para disputar los octavos de la final de la presente edición de Wimbledon son treintañeros. 

Todo esto nos lleva a hacernos la misma pregunta, tanto a entrenadores, jugadores, periodistas como aficionados. ¿Cuál es el secreto de la longevidad?

El hecho de que Nadal y Federer siguen ganando a día de hoy es básico, una de las razones fundamentales. ¿Por qué? Porque los otros jugadores creen que también pueden seguir ganando a su nivel.

Personalmente, he tenido la suerte de ver cómo varias generaciones de tenistas dejaban de jugar a tenis, y el jugador lo deja más por un tema mental que por un tema físico. Eso no quiere decir que muchas veces el cuerpo no sea la causa principal de la retirada, pero es como si la mente del tenista estuviera programada con una cuenta atrás que se pone en marcha a partir de los 30 años. 

Rafa y Roger han roto esta barrera, han seguido ganando y esto ha provocado que los otros crean que pueden seguir haciéndolo a su nivel.

Otra de las causas de peso es el prize money. Los premios han ido aumentando muchísimo en las últimas temporadas. El incremento ha sido considerable, y jugadores que en siete u ocho años ganaban una cantidad de dinero determinada se han encontrado ganando lo mismo en un par de temporadas. 

Luego existe un tema de profesionalidad estructural dentro de cada equipo. Además de con todos los avances actuales, los jugadores cuentan en la actualidad con fisioterapeutas y preparadores físicos que les ayudan a mantenerse sanos. La gente se cuida mucho más, y eso es muy importante porque acaba notándose a la larga.

Federer, junto a su entrenador Severin Luthi en un entrenamiento en Wimbledon.

Federer, junto a su entrenador Severin Luthi en un entrenamiento en Wimbledon. Tony O'Brien Reuters

La educación también forma parte de este cóctel. Tengo la suerte de trabajar con chavales jóvenes, que son buenos, y a día de hoy no tienen ni la pasión, ni la paciencia, ni la dedicación necesarias. No se entregan al deporte. Es mucho más complicado porque los niños lo tienen todo más fácil, pero no ocurre solo en el tenis. Creo que es más difícil ser padre actualmente que hace 20 años. Los chavales no están acostumbrados a sufrir, y esto ha hecho que se hayan perdido varias generaciones porque no aprietan a los que están arriba. 

Es cierto que los campeones de verdad marcan la diferencia a nivel tenístico, pero también a nivel mental, manteniendo la constancia y la intensidad. Los que vienen ahora por detrás quizás no lo tienen, pero también puede haber bajado el nivel general.

Hay otra pregunta que flota en el ambiente. La longevidad de Rafa y Roger es increíble, ¿pero hasta cuándo?

Es evidente que los dos que están arriba desean ser los mejores jugadores de la historia. Entiendo que Federer quiere asegurarse ser el mejor de todos los tiempos hasta que juegue y Nadal intentará ganar el máximo de títulos grandes posibles para ver si algún día puede darle alcance. Eso hace que mantengan viva la pelea, estirando el máximo posible el momento de decir adiós para pensar en otra cosa.

Pete Sampras ganó su Grand Slam número 14 en el último torneo que disputó. Estoy seguro de que si hubiera tenido a alguien por delante, por ejemplo con 16 grandes, habría seguido jugando un tiempo.

En cualquier caso, también tengo otra cosa clara. No sé si este cóctel seguirá funcionando el día de mañana, o es solo cosa de esta generación irrepetible.

*** Francis Roig fue tenista profesional y es entrenador de Rafael Nadal desde 2005.