Muguruza, celebrando su pase a la final de Wimbledon.

Muguruza, celebrando su pase a la final de Wimbledon. Toby Melville Reuters

Tenis Wimbledon

Muguruza y el asalto al título de Wimbledon, en cinco claves

La española, que se juega el trofeo de campeona contra Venus Williams, llega al partido con las ideas claras tras jugar con brillantez durante todo el torneo.

14 julio, 2017 21:52
Londres (enviado especial)

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Sin alterar lo que ha hecho desde que comenzó el torneo, Garbiñe Muguruza se marchó el viernes por la mañana a entrenar a la pista número 11 de Aorangi Park. Luego, y como cuando terminó la semifinal que ganó arrollando a Magdalena Rybarikova no conocía el nombre de su rival, la española se sentó 20 minutos ante los periodistas y después se marchó a descansar, antes de jugar un partido de los que cambian una carrera. El sábado, la española se mide a Venus Williams (1-3 en el cara a cara) en la final de Wimbledon, un cruce que tiene claro cómo afrontar.

LA RECIENTE VICTORIA ANTE VENUS EN ROMA

“Desde luego que me va a ayudar. Fue un partido en el que jugué bien, pude de alguna manera cambiar ciertas cosas para que cayera de mi lado. Si que es cierto que era en una superficie muy diferente y sé que aquí es una de las mejores jugadoras en hierba que ha habido, creo que el partido tendrá peloteos más rápidos. Todavía tengo que jugar. Las dos tenemos las mismas oportunidades, pero me veo con más opciones ahora que hace cinco días y quiero salir a la pista pensando que puedo ganar. No tengo que dejarle bolas a media pista fáciles. Voy a tener que jugar muy bien, tener acierto y estar lo más tranquila posible. Tampoco hay mucho secreto”.

UNA NUEVA MENTALIDAD

“Creo que los golpes los he tenido siempre ahí, los he ido mejorando con el paso del tiempo, pero el cambio más grandes ha sido el cómo saber llevar los entrenamientos, en qué concentrarte, qué dejar de lado, qué pensamientos me sirven… Antes tenía más cosas en la cabeza. Lo quería todo a la vez. Ahora intento hacerlo más simple, con más calidad en lo que hago. Es un poco la combinación de poner todo de la forma correcta para que encaje. El tenis me va bien, físicamente estoy en buenas condiciones, emocionalmente también… el conjunto de eso hace que luego en la pista pueda hacer una buena actuación, como se ha visto durante el torneo”.

Muguruza, golpeando un revés ante Rybarikova en semifinales.

Muguruza, golpeando un revés ante Rybarikova en semifinales. Alastair Grant Reuters

UN EQUIPO DIFERENTE, UNA DIETA DIFERENTE

“Hay gente diferente en mi equipo, pero eso va con la evolución como tenista. Cuando jugué esa final en 2015 tenía un equipo que me aportaba ciertas cosas. Necesitaba un cambio, algo más para seguir avanzando. La gente que tengo ahora me ha ayudado a alcanzar esas metas, como bien se ve. He aprendido mucho como jugadora: a enfrentar partidos importantes, a estar bien mentalmente o a llevar los días de descansoTengo muchísima más experiencia. Y la dieta es importante también. Antes comía como una chica más normal, quizás más lo que me apetecía. No quiere decir que comiese mal, sino que ahora intento ser más profesional a la hora de elegir qué me va a dar más energía, cuándo comer algo que no toca, simplemente es organizarse mejor. Parece una tontería, pero influye mucho porque te ayuda a recuperar más rápido de cara a los músculos, lesiones…”.

LA TRANQUILIDAD DE LA RUTINA EN WIMBLEDON

“Aquí me estoy despertando muy temprano porque amanece muy pronto, siempre me levanto pronto y lucho para volverme a dormir. Por las tarde ponemos alguna película, bromeamos… no hay muchas cosas diferentes, salvo que estamos en una casa y hay mayor convivencia. Te sientes quizás menos solitaria que en una habitación de un hotel, que es habitual en cada torneo. Música escucho de todo, tengo muchas listas y voy un poco a la moda de lo que haya. En este torneo estoy escuchando Malibú”.

OLVIDARSE DE LA PERFECCIÓN

“No puedes ir a jugar la final pensando que lo vas a hacer todo perfecto. Tienes que ir a jugar lo más tranquila posible. Hay muchos factores diferentes, sobre todo en una final de Grand Slam. Me encuentro bien, es una cuestión de lidiar con la tensión y con las ganas de ganar. En 2015, salí bastante nerviosa. Era todo nuevo y además jugaba contra una de las mejores jugadoras de la historia. Ahora me siento mucho más fuerte como jugadora, con más solvencia, con más confianza tras haber conseguido buenos resultados antes de estar aquí. Y más preparada. Siento que lo que he hecho ahora es bueno, que vengo con los deberes hechos. Eso me da mucha tranquilidad. Está claro que es imposible no entrar nerviosa, pero hay muchos tipos de nervios. Nervios buenos, nervios malos, nervios de no poder jugar… Siempre es importante estar nerviosa porque quiere decir que estás a tope. Si no lo estás no quiero saber lo que tiene que ser eso. Es estar nerviosa, sí, pero también salir a jugar y creer que voy a ganar, tener eso en la mente”.