Ana Peleteiro durante su participación en los Juegos Olímpicos.

Ana Peleteiro durante su participación en los Juegos Olímpicos.

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Ana Peleteiro (30), atleta, sobre su futuro económico: "El éxito no es el podio, es vivir tranquila cuando todo esto se acabe"

La gallega compagina su vida deportiva con una faceta empresarial que le permite seguir haciendo crecer su patrimonio.

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Ana Peleteiro compite en la élite del triple salto, pero buena parte de su energía está ya fuera de la pista. En los últimos años, la medallista olímpica se ha consolidado como una auténtica mujer de negocios, con varias empresas en marcha y una estrategia clara para que su estabilidad no dependa solo de las becas o los premios deportivos.

Peleteiro ha explicado públicamente que su economía se apoya en tres grandes pilares: sus empresas, su actividad como figura pública y una creciente presencia en el sector inmobiliario.

Insiste en que las becas deportivas han sido importantes, sobre todo en los inicios, pero que "no te vas a enriquecer con ellas" y que, en su caso, representan una parte muy pequeña de sus ingresos anuales. La verdadera diferencia, subraya, está en haber empezado pronto a crear proyectos propios.

Entre esos proyectos está la gestión, junto a una prima podóloga, de un centro de la Clínica Podoactiva en Vigo, donde participa activamente en la toma de decisiones.

También es socia de un gimnasio en A Coruña de la cadena Crys Díaz & Co., junto a la entrenadora Crys Díaz y el futbolista Lucas Vázquez, un negocio que mezcla deporte, bienestar y marca personal. A esto se suma su participación en un equipo de e-sports, LUA Gaming, donde comparte accionariado con el futbolista Iago Aspas.

Ana Peleteiro, en la entrevista con EL ESPAÑOL

Ana Peleteiro, en la entrevista con EL ESPAÑOL David Morales

Su apuesta más emocional, sin embargo, está en el café. Peleteiro ultima los detalles de  Area Café, una cafetería de especialidad en su Galicia natal que regenta al cien por cien junto a su marido, el también atleta Benjamin Compaoré.

No es un proyecto pasivo: la propia deportista ha participado en el plan de negocio, la elección de proveedores y la formación para servir café, con la idea de estar presente en el día a día del local.

En paralelo, la gallega ha tenido que gestionar la exposición mediática que generan sus decisiones económicas, incluida la compra de una vivienda en Galicia que despertó críticas en redes sociales.

Peleteiro respondió con claridad: asegura que lleva cotizando desde los 15 años, que tiene varias empresas y que su estabilidad no depende del dinero público, sino de un trabajo sostenido en el tiempo. Reivindica así la figura del deportista como profesional que también puede emprender, invertir y planificar su patrimonio.

Cuando se le pregunta por el dinero, Ana combina naturalidad y determinación. Ha llegado a detallar que posee varias sociedades y que su objetivo no es "presumir" de ingresos, sino tener margen para decidir su futuro sin presiones externas.

Subraya que el verdadero éxito será poder dejar el atletismo cuando ya no le haga feliz, sabiendo que tiene un plan B y un plan C funcionando más allá del tartán.

La maternidad también forma parte de esta ecuación. La atleta planificó el nacimiento de su hija para no sentir que el reloj biológico condicionaba el final de su carrera, de modo que pudiera seguir compitiendo al máximo nivel con la tranquilidad de tener su vida personal y económica ordenadas.

"Tengo un plan B en marcha", ha dicho al hablar de sus negocios y de la libertad que le dan a la hora de decidir cuánto tiempo seguir en el alto rendimiento.

Ana Peleteiro ha construido una identidad doble: deportista de élite y empresaria activa. Sus empresas, su presencia mediática y sus inversiones buscan exactamente eso que resume la frase del titular: que el éxito no sea solo una medalla, sino la posibilidad de vivir tranquila cuando el deporte quede atrás.