Alejandro y Juan, antes de poner rumbo a Marruecos.

Alejandro y Juan, antes de poner rumbo a Marruecos.

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El ‘Dakar universitario’ regresa: el rally solidario que recorre Marruecos con un proyecto humanitario

EL ESPAÑOL habla con Alejandro Marín, uno de los participantes de UNIRAID, prueba que se desplaza hasta África para vivir una experiencia diferente.

10 octubre, 2022 02:32

Acostumbrados a ver las impactantes imágenes del Rally Dakar en la televisión, muchos quisieron probar suerte en una prueba del mismo estilo. Y uno de ellos es Alejandro Marín. Él lo ha hecho de una manera diferente, ha tomado parte de un proyecto diferente, con una idea centrada en la ayuda humanitaria. Ha unido su pasión por los coches con aportar su granito a crear una sociedad mejor. 

Alejandro relata a EL ESPAÑOL su vivencia en primera persona en el UNIRAID, el rally que ha sido capaz de reunir a más de 100 participantes de España y Portugal y que se está disputando desde el 9 de octubre y finaliza el próximo 16 de octubre. Un proyecto solidario que consiste en llevar ayuda a las personas más desfavorecidas del continente africano. Una manera diferente de afrontar un rally, un viaje especial a través los parajes de Marruecos. En él se ha embarcado junto a su compañero Juan Alcón.

Tras más de catorce meses de espera por culpa de la Covid-19, los dos jóvenes pusieron rumbo a Tánger en un tedioso viaje a los mandos de su Peugeot 205 GRD desde su natal Sevilla. Una aventura que no ha hecho nada más que comenzar y en la que les esperan etapas maratones y desafíos nocturnos en su ruta hacia su camino a Marrakech con su equipo La Estrella Fundación Cajasol Rally Team.

Juan, durante la primera etapa recibiendo el agradecimiento de los niños.

Juan, durante la primera etapa recibiendo el agradecimiento de los niños.

Como si de un Rally Dakar se tratase, ya que recorren parte del trazado que realizaba la prueba cuando se disputaba en tierras africanas, se enfrentan a las dificultades de las duras jornadas marcadas por la presencia de dunas, montañas, ríos de arena e incluso la nieve del Atlas. Un proyecto en el que reconoce que han puesto "mucho empeño".

Para participar solo se requieren dos aspectos fundamentales: coches con una antigüedad de veinte años o superior y ser capaz de llevar contigo 40 kilos de aportación humanitaria. Una travesía cargada de emociones y sueños para tratar de ayudar a las personas más desfavorecidas en una cara distinta a la que el deporte nos tiene acostumbrado.

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Una experiencia gratificante

"Ha sido un día de aprendizajes. Es un poco duro, pero es divertido", son las primeras palabras de Alejandro cuando se le pregunta sobre lo que está viviendo en los compases iniciales del raid. Un nuevo panorama para él, abriéndose a experiencias que nunca ha vivido anteriormente y las cuales ya le están sorprendiendo, y eso que no han hecho más que empezar las seis etapas del raid.  

Las emociones están a flor de piel en él. Un sentimiento reconfortante le llena al terminar la primera jornada. "Ha sido un día gratificante, hemos entregado gran parte del material. Lo dejamos en las diferentes ubicaciones", explica Alejandro sobre la toma de contacto con la otra cara de la realidad en Marruecos.

"Han venido diferentes escuelas y organizaciones con las que estamos colaborando en el UNIRAID y les hemos entregado en mano los diferentes todo lo que hemos traído. Es una sensación gratificante", recalca. 

Un nuevo universo se ha abierto para él y su compañero Juan. "Si te gusta la aventura y te gustan los coches", es la recomendación que da el joven de 22 años sobre otro de los ingredientes necesarios para poder participar en una prueba de este estilo. Prácticamente una obligación para ellos, ya que sólo cuentan con un libro de ruta, una brújula y un mapa con únicos elementos para guiarse durante las distintas etapas. 

El equipo Samarah y el Laguna Team, junto a La Estrella Fundación Cajasol Rally Team en Sevilla.

El equipo Samarah y el Laguna Team, junto a La Estrella Fundación Cajasol Rally Team en Sevilla.

"Mi satisfacción es saber que estoy ayudando a personas que tienen necesidades. Yo lo he tenido todo y aquí hay gente que no tiene las primeras necesidades", añade sobre una de sus motivaciones para embarcase en una odisea de este calibre.

"Es gratificante saber que tú les das algo. Ellos te dan las gracias. Durante toda la etapa hemos visto que los niños se acercan a los coches para agradecernos todo lo que estamos haciendo", puntualiza. 

El aspecto del compañerismo también lo recalca de manera clara Alejandro. No van a ganar, van a trabajar en equipo junto a los demás participantes. "Afrontaremos esta aventura en grupo. Iremos juntos. Si uno falla, nos paramos y le ayudamos. Puede que tardemos más, pero llegamos todos", reflexiona. 

Apoyo de los patrocinadores

La hoja de ruta para llegar hasta Marrakech no es nada sencilla para cada uno de los equipos participantes en el UNIRAID. La necesidad de encontrar apoyos es prácticamente una necesidad para poder llevar adelante un proyecto de esta magnitud. Hay que recordar que son en su mayoría estudiantes universitarios de entre 18 y 28 años.

"El punto de partida consiste en encontrar distintos patrocinadores para poder llegar hasta aquí", matiza Alejandro. Pese a que todo parece idílico a la hora que ponerse en marcha en este rally solidario, el desembolso económico no es asumible para cualquier persona. Por ello, él y su compañero decidieron "ponerse manos a la obra" para encontrar el apoyo en las pequeñas empresas. Una unión, donde ya sea mucho o poco, todos salen ganando al conseguir mejorar la calidad de vida de personas mucho más desfavorecidas. Ellos se encargan de trasladar toda la ayuda humanitaria y entregarla en mano y la empresa de financiar gran parte de los costes.

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Alejandro y Juan consiguieron encontrar la ayuda en varias. Entre ellas destaca la Fundación Cajasol, principal sponsor de los dos jóvenes sobre suelo marroquí. Además, también consiguieron otros dos más: Migasa y Pegasus Aerogroup. Un esfuerzo titánico para poner en marcha un proyecto que ya está dando sus frutos. Otros valientes que han decidido formar parte de la aventura, aunque sea desde la distancia.  

"Es complicado encontrarlos. En muchas ocasiones necesitas contactos para tener más accesibilidad a ellos. Económicamente la preparación está en los 6.000 euros", explica Alejandro. Una cifra que puede aumentar en el caso de otros equipos, ya que también influye la cantidad que aporten de material humanitario. 

Sin embargo, con las distintas aportaciones, no solo acuden con bienes básicos, sino que otros también aportan diferentes ideas que van mucho más allá como un "proyecto de riego". Acciones que no solo se quedan en lo material, sino que buscan mejorar la calidad de vida de los demás.

Un bonito reto que cuenta con un trasfondo mucho más importante que la propia participación. Una excusa para disfrutar de los hobbies ayudando a los demás e intentando aportar lo máximo en cuanto a ayuda humanitaria se refiere. Alejandro y Juan no sólo llegarán a la meta, sino que están contribuyendo a construir un mundo mejor con el deporte y unos valores encomiables de por medio.