Karjakin, el pasado 29 de marzo en una gala.

Karjakin, el pasado 29 de marzo en una gala. Oleg Nikishin Getty

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El niño prodigio, esperanza de Putin, al que Kasparov desprecia

Serguéi Kariakin encarna el anhelo del ajedrez ruso por recuperar el cetro mundial en la final que le medirá al vigente campeón, Magnus Carlsen, el mayor genio occidental desde la retirada de Bobby Fisher.

8 noviembre, 2016 00:26

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Serguéi Kariakin se ha casado ya dos veces a los 26 años y tiene un bebé. Practica el tenis y la natación; cuando tiene la tarde libre le gusta jugar a los bolos e ir al cine. Una vida sin demasiadas excentricidades (salvo quizá la reincidencia matrimonial a tan temprana edad) que esconde al mayor niño prodigio de la historia del ajedrez, el chico que a los 12 años batió el récord de Bobby Fisher y se convirtió en el campeón juvenil más joven de este deporte.

Este viernes a metros de Wall Street, en el núcleo de la Gran Manzana neoyorquina, comienza un duelo apasionante que presenciarán en directo ‘cerebros’ como Bill Gates o Mark Zuckerberg. El título mundial de ajedrez recobra parte de la fascinación perdida desde los tiempos de Anatoli Karpov y Garri Kasparov (o sobre todo la rivalidad Fisher-Spassky) con el pulso entre dos jóvenes maestros que representan dos tradiciones diferenciadas en este juego ancestral: la rusa, tradicional dominadora del tablero, y la occidental, representada por el actual campeón, el noruego Magnus Carlsen, “el último gran referente del ajedrez”, como dice a EL ESPAÑOL el Gran Maestro internacional Manuel Pérez Candelario.

Expectación en Nueva York

Un sistema de cámaras de realidad virtual con vistas panorámicas acercará las 12 partidas de la final a legiones de seguidores de un juego que parecía abocado a un estancamiento hace una década y que ha recuperado magnetismo e interés no solo por la crisis económica internacional (durante la que aumentó su práctica y volvieron a ponerse de manifiesto sus propiedades terapéuticas), sino por la aparición de Carslen, un jugador imprevisible con una capacidad y un carisma mediático que no se veía en el ajedrez occidental desde la desaparición del estadounidense Bobby Fisher.

Además de la juventud de los ajedrecistas en liza (26 años Kariakin, 25 Carlsen), el duelo presenta el ingrediente del afán ruso por recuperar la cima de un deporte que la Unión Soviética desarrolló al máximo; Kariakin contará con el apoyo de la poderosa maquinaria ajedrecística rusa y ha recibido el apoyo explícito de Vladímir Putin, que ha expresado su deseo de que la corona mundial regrese a su país. "Un nuevo intento desesperado por volver a tomar el mando del ajedrez mundial", como resume Pérez Candelario.

Mundial de Partidas Rápidas en 2015.

Mundial de Partidas Rápidas en 2015. Getty

Kariakin tiene derecho a ser considerado el prodigio de los niños prodigios: campeón mundial más joven de la historia del ajedrez (a los 12 años y 7 meses), su biografía presenta otros hechos singulares: fue también el maestro internacional más joven que se conoce (11 años y 11 meses) y con 14 años ganó una partida rápida ‘blitz’ al entonces campeón del mundo, el ruso Vladimir Kramnik. En aquel tiempo jugaba con un club español, el Magic de Mérida, con quien hizo exhibiciones de simultáneas por diversas ciudades extremeñas (y que curiosamente había acogido un año antes en su seno al también adolescente Magnus Carlsen).

“Carlsen apenas salía de su habitación, era muy muy tímido, pero Kariakin era un chico bastante simpático”, recuerda Pérez Candelario, campeón de España y uno de los fundadores del Magic: “A esas edades, con tantos buenos jugadores, es difícil saber quién es el genio, pero tenía desde luego detalles de genialidad”. Después batió el récord mundial. “Se empezaron a batir este tipo de récords cuando entraron los ordenadores”, razona el ajedrecista español, “los niños prodigio empezaron a evolucionar mucho más rápido que los de antes. Pero el récord se ha mantenido después, y eso habla de su genialidad”.

Nacionalidad rusa

Conocido por su fuerza de voluntad y capacidad de renuncia (como suele ocurrir en los grandes campeones de ajedrez), Karjakin dedicaba ya de niño 6-7 horas diarias al entrenamiento tras ganar el Campeonato de Ucrania y ser admitido en la Escuela de Ajedrez de Kramatorsk.

Curiosamente, tardaría cinco años en conquistar su primer gran torneo, Wijk aan Zee 2009 (Holanda). Ese mismo año obtuvo la nacionalidad rusa, recibiendo apoyo técnico y económico, se mudó a Moscú (ciudad donde vive desde entonces) y se casó con la Gran Maestra internacional Kateryna Dolzhikova, su primera esposa.  Durante tres años, entre 2012 y 2015, el ajedrecista fue patrocinado por ALPARI (un broker británico) bajo el lema “Devolvamos la corona de ajedrez a Rusia”.

Ganador de diversos campeonatos y seis veces medallista en las Olimpiadas del Ajedrez, en la trayectoria de Kariakin es menos importante su palmarés (no deslumbrante) que la progresión mostrada desde hace unos años, como explica Pérez Candelario: “Está en una trayectoria muy ascendente desde 2012, ha logrado muchos éxitos y sobre todo ha pasado de ser un jugador no muy ambicioso a mostrar mucha más ambición”.

Según el blog especializado Zugzwang, “el ruso es un jugador frío, maduro, preciso en la defensa, con una formación clásica y con una alta concepción de los elementos psicológicos de la competición. Es muy difícil sobrepasarle. Desde el punto de vista del estilo de juego, Kariakin puede recordarnos a Carlsen aunque sin la misma precisión del noruego. Evita posiciones hiperagresivas y, en su lugar, opta por superar a sus oponentes en el medio juego”.

Compromiso político

Licenciado en pedagogía social practicante de la religión ortodoxa, las opiniones políticas de Kariakin son manifiestas: es un seguidor conspicuo de Putin y apoya la pretensión rusa de anexionar Crimea (donde nació) a su territorio. Empezó a jugar al ajedrez a los cinco años, según contó en una entrevista con Chessbase, entrenado por su padre: vio un anuncio en la televisión con la frase “incluso un peón puede convertirse en una dama”, le preguntó a su padre “qué era un peón y qué una reina y empezamos a jugar esa misma noche”. En otra entrevista, dijo que podía haberse convertido en agente inmobiliario en lugar de ajedrecista profesional.

Contrariamente a otros Grandes Maestros, el jugador ruso está convencido de la importancia de la forma física: “Las partidas a veces duran en ocasiones seis o siete horas y no solo necesitas concentración. Si estás físicamente débil, eso acaba teniendo un impacto. La fatiga provoca la aparición de errores. Por eso es necesario estar fuerte, no solo de cabeza, también de músculos”, ha asegurado asegura. Nada, monta en bicicleta, practica deportes de competición (fútbol, baloncesto, tenis) y es un gran aficionado al ‘cross country’.

Acude a los grandes torneos con un preparador físico y reveló en el medio ‘Russia beyond the headlines’ cómo se entrena para el duelo más importante de su vida. Su equipo está compuesto por un asistente personal que se encarga de asuntos económicos y de comunicación, el citado entrenador personal y tres Grandes Maestros rusos: Yury Dokhoian (342 del mundo y con 2.580 puntos Elo), Alexander Motylev (95º del mundo, 2.960 puntos) y Vladimir Potkin (264º clasificado, 2.597 puntos).

Como todos los miembros de su generación, kariakin hace uso intensivo de la informática y viaja con un equipo valorado en 45.000 euros (entre hardware y software) que utiliza para perfeccionar todos los aspectos del juego (aperturas, finales, etc…) e incluso puede simular el estilo de algún rival concreto (como Carlsen, por ejemplo) a partir del análisis de todas sus partidas previas.

"Un accidente"

Garri Kasparov, el mítico excampeón mundial, uno de los líderes de la debilitada oposición rusa a Putin, ha entrenado con Carlsen y repetido varias veces que el joven ruso no tiene ninguna posibilidad de llevarse el millón de euros del premio mundial. “¿Quién es Kariakin?”, contestó recientemente en México, al ser preguntado por las oportunidades de su compatriota ante Carlsen: “Lo de Kariakin es un accidente [...] Salvo que Magnus tenga algún problema personal severo, Kariakin no tiene la menor posibilidad”.

La diferencia entre el campeón y el aspirante es amplia (81 puntos) en el ranking mundial, y el noruego también saca ventaja en el registro de partidas entre ambos (4 ganadas, 1 perdida, 17 tablas). Los expertos creen que el ruso optará por una línea conservadora y esperará el error de Carlsen. “Es difícil luchar contra la opinión de Kasparov”, reconoce Pérez Candelario, “pero creo que Kariakin sí tiene opciones. Influyen muchísimos factores, hay mucha carga psicológica, como se vio en el anterior Mundial entre Carlsen y Anand. Creo que las posibilidades son parecidas a las de aquel duelo contra Anand: un 70% para Carlsen, el dominador del ajedrez mundial, y un 30% para Karjakin. Hay pequeños factores que cambian todo, y a veces hay errores inesperados”.

"Ningún punto débil"

Aunque bastante más simpático que Carlsen, será difícil que el ruso gane la partida informativa a un jugador que “ha revolucionado el ajedrez, muy magnético mediáticamente” (en palabras de Pérez Candelario) y al que apoyan algunas de las mayores empresas del mundo, como Microsoft. Kariakin, opuesto políticamente a Kasparov, ha reconocido la actual superioridad del vigente campeón: “No tiene prácticamente ningún punto débil”, dijo hace unas semanas. “Y tiene mucho apoyo”, prosiguió: “Ha podido entrenarse con Garri y otros grandes. Fue más fácil para él que para mí”. No es la final Fisher-Spassky de 1972, pero se trata indudablemente del Mundial de Ajedrez más atractivo en bastante tiempo.