Lance Stroll, en una imagen de archivo en el box de Aston Martin

Lance Stroll, en una imagen de archivo en el box de Aston Martin Aston Martin

F1

Aston Martin y el problema con Lance Stroll que el dinero de su padre no resuelve: "El peor trozo de mierda que he conducido"

La creciente frustración del canadiense contrasta con el buen momento de Fernando Alonso, que sí ha sacado partido a las mejoras del AMR25.

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Lance Stroll ha vuelto a demostrar que la protección que le brinda el apellido no basta para camuflar su creciente frustración al volante del Aston Martin AMR25.

El piloto canadiense, hijo del propietario del equipo, Lawrence Stroll, está protagonizando una racha de declaraciones y actuaciones que si vinieran de cualquier otro piloto, harían tambalear su asiento en Fórmula 1.

El último episodio se vivió en Silverstone, donde, pese a completar una remontada notable desde el fondo de la parrilla hasta la séptima posición, Stroll estalló por radio contra su propio monoplaza con una frase que retumba en los muros de Aston Martin: "Es la peor mierda que he conducido en mi vida".

Una declaración que choca con el buen resultado obtenido, pero que resume a la perfección el sentir de Stroll en una temporada donde, salvo en contadas excepciones, ha estado muy lejos del nivel de su compañero de equipo, Fernando Alonso.

Mientras el asturiano ha puntuado en las últimas cuatro carreras, encadenando Q3 y recuperando sensaciones, Stroll acumula abandonos, eliminaciones en Q1 y un rendimiento errático incluso en condiciones favorables.

Lawrence Stroll y Lance Stroll conversan en el box de Aston Martin

Lawrence Stroll y Lance Stroll conversan en el box de Aston Martin Aston Martin

Un coche que responde

Desde el Gran Premio de Imola, Aston Martin introdujo una serie de mejoras importantes en el AMR25. Según el documento técnico de la FIA, fueron siete actualizaciones clave destinadas a mejorar el comportamiento aerodinámico y la tracción del coche.

Los resultados no tardaron en llegar para Fernando Alonso, que desde entonces ha entrado en la Q3 en todas las clasificaciones, ha sumado puntos en cada domingo y ha recuperado terreno en el Mundial.

Sin embargo, Stroll asegura no haber notado ningún cambio. Tras carreras desastrosas como la de Canadá, donde terminó último entre los pilotos que cruzaron la meta, el canadiense no se cortó.

"Realmente no siento ninguna diferencia en el coche. Tal vez Alonso ha conseguido buenos resultados y se siente bien con el coche, no lo sé. Pero yo soy igual de lento", declaró.

Una percepción que no solo denota desconexión con su monoplaza, sino también con la evolución del equipo y los nuevos cambios que está afrontando toda la escudería de cara a la temporada 2026.

De héroe a villano

En Silverstone, uno de los Grandes Premios más complejos del año debido a la climatología cambiante, Aston Martin arriesgó con Stroll.

Lo sacaron muy pronto con neumáticos de seco cuando otros aún rodaban con intermedios, y el movimiento salió perfecto.

Llegó a rodar tercero tras el trompo de Verstappen y la mala suerte de varios rivales. Sin embargo, en las últimas vueltas el canadiense fue perdiendo posiciones de manera progresiva y terminó séptimo.

La posición era meritoria, teniendo en cuenta que partía desde el 18º lugar, pero eso no evitó una explosión de ira nada más cruzar la meta.

Su ingeniero intentó calmar el tono: "Un coche loco de conducir, un final increíble", le dijo. Stroll no se contuvo: "Loco es quedarse corto. Quiero decir, es el peor trozo de mierda que he conducido en toda mi vida para ser honesto. Pero séptimo está bien".

Unas palabras que suenan como un bofetón para los ingenieros, mecánicos y todo el equipo que logró ejecutar la estrategia perfecta en su garaje.

El contraste con Alonso

Mientras Stroll alterna destellos con frustración, Fernando Alonso ha cimentado una trayectoria ascendente.

El asturiano volvió a puntuar en Silverstone pese a que Aston Martin erró con su estrategia de paradas, algo que el propio Fernando señaló tras la carrera. "La próxima vez pararé cuando lo haga Lance, con él siempre aciertan", ironizó con tono agrio.

El director técnico, Andy Cowell, reconoció que "tal vez entramos demasiado pronto con Fernando" y que de haberlo hecho un par de vueltas más tarde, el resultado habría sido mejor.

Pese a ello, Alonso sigue siendo el piloto que más Q3 ha conseguido para el equipo, y el que ha sumado más puntos con regularidad.

En comparación directa, el bicampeón del mundo ha ganado en clasificación a Stroll en 12 de 12 ocasiones esta temporada y lidera por 9-3 en carrera.

La diferencia de rendimiento, actitud y consistencia es tan notoria que dentro del paddock muchos se preguntan si Stroll sigue pilotando en F1 únicamente por el respaldo económico y familiar, y no por méritos deportivos.

Fernando Alonso y Lance Stroll durante el GP de Miami.

Fernando Alonso y Lance Stroll durante el GP de Miami. Aston Martin F1

Señales de agotamiento

La frustración de Lance Stroll no es nueva, pero sí ha alcanzado un nuevo nivel en las últimas semanas. En el pasado Gran Premio de Barcelona, el canadiense se lesionó y tuvo un momento de frustración y rabia golpeando una pared dentro del garaje.

Tras no poder disputar la carrera en Montmeló, pasó el quirófano. Este tipo de reacciones no son habituales en pilotos con un entorno estable y un rendimiento en línea con sus expectativas.

En cambio, Alonso, con 43 años y tras casi dos décadas en la élite del automovilismo, demuestra cada fin de semana una motivación intacta, siendo capaz de exprimir al máximo un coche imperfecto.

Mientras tanto, Stroll se siente desplazado y sufre una constante pérdida de confianza, agravada por los pobres resultados y el hecho de que ya no puede escudarse en un coche competitivo para justificar su situación.

Debate interno

Aunque públicamente Lawrence Stroll mantiene la confianza en su hijo, lo cierto es que dentro de Aston Martin cada vez hay más voces que cuestionan su continuidad como piloto.

El equipo está inmerso en un ambicioso proyecto de crecimiento, con instalaciones punteras y personal de primer nivel, y no puede permitirse mantener una plaza ocupada por alguien que no responde en pista ni aporta estabilidad fuera de ella.

La realidad es que si el apellido del canadiense no fuera Stroll, seguramente ya habría perdido el asiento hace tiempo.

La Fórmula 1, pese a su entorno empresarial y político, sigue siendo un deporte de resultados, y Lance, en este punto de su carrera, no los está entregando.

El episodio de Silverstone es solo el último capítulo de una historia que pone en evidencia un conflicto profundo entre las expectativas del equipo y el rendimiento de uno de sus pilotos.

Lance Stroll no solo ha perdido ritmo, sino también el control emocional, lo cual pone en entredicho su aportación a un proyecto que aspira a pelear por victorias en los próximos años.

Y mientras tanto, Fernando Alonso sigue siendo el referente silencioso, el que no necesita gritar por la radio para dejar claro que está por encima del coche.

La diferencia es clara: uno compite por ambición, el otro por herencia. Y eso, al final, ni el dinero puede disimularlo.