Estudiantes de la Universidad Nebrija trabajan en el coche de Manolo y Mónica Plaza para el Rally Dakar 2023

Estudiantes de la Universidad Nebrija trabajan en el coche de Manolo y Mónica Plaza para el Rally Dakar 2023 David Vicente / Universidad Nebrija

Motor RALLY DAKAR

Así es Nebrija to Dakar: los Plaza participarán en el rally con un coche 'diseñado' por estudiantes

EL ESPAÑOL habla con Manolo Plaza, piloto, Mónica, su copiloto e hija, y Borja Díez, estudiante de la Universidad Nebrija, sobre este gran proyecto. 

23 diciembre, 2022 02:15

El Rally Dakar es una de esas competiciones del mundo del deporte que son un desafío en sí mismas. Una lección de vida se esconde detrás de cada duna y en cada piedra del camino. Sin embargo, es dentro de estos parajes tan inhóspitos, entre la cálida tierra del desierto, donde aguardan las mejores historias.

Una de las más bonitas que recorre los recovecos del Rally Dakar es la que llevan escribiendo durante varios años Manolo y Mónica Plaza. Piloto y copiloto dentro del coche, padre e hija en carrera y fuera de ella. Ahora, los Plaza se han propuesto ir un paso más allá y han decidido dar un giro de tuerca más a su aventura en la prueba más extrema del mundo del motor. 

Esta singular pareja que conoce el Dakar casi como la palma de su mano, si es que es posible llegar a decir eso de una carrera como esta, han decidido unir sus caminos junto a los de la Universidad Nebrija de Madrid para crear un proyecto innovador y muy especial: el 'Nebrija to Dakar'. Los Plaza acudirán a la edición de este 2023 con un modelo de su BV2 de Sodicars en el que ha trabajado a conciencia un grupo de 15 estudiantes de ingeniería de dicho centro universitario. 

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En un programa que ha ido a contrarreloj, tanto que no ha dado tiempo ni a probar el propio vehículo antes de la carrera, estos alumnos, junto con el grupo de coordinadores que han tenido, han rediseñado el coche con el que Manolo y Mónica compitieron el año pasado. Han reemplazado materiales, han dado una nueva forma a la estética y le han dado un toque innovador a un coche que espera dar muchas alegrías.

Es la primera parte de un proyecto que explotará en 2023 cuando juntos se pongan a crear un vehículo desde cero. EL ESPAÑOL ha hablado con Manolo y Mónica Plaza, y también con Borja Díez, uno de los estudiantes participantes en el proyecto, para conocer más de cerca cómo se ha gestado esta gran historia. 

Así es 'Nebrija to Dakar': el proyecto de la Universidad madrileña con Manolo y Mónica Plaza para el rally 2023

Un Rally Dakar diferente

Era enero de 2022. Manolo y Mónica Plaza tenían una enorme ilusión por afrontar un nuevo Rally Dakar. Un piloto con una gran experiencia y perfecto conocedor de las dunas y una copiloto con talento e ilusión a raudales que comenzaban otra vez una batalla que en familia se vive de otra manera. Basta con escucharles un segundo hablar el uno del otro para saber que la complicidad y la sintonía son máximas. 

Sin embargo, todo se truncó en la tercera etapa cuando fueron brutalmente embestidos por un camión que daba al traste con sus ilusiones. Un momento que además estuvo a punto de poner en peligro un proyecto que hoy es una realidad y que se prepara para aterrizar en Arabia Saudí para comenzar un Rally Dakar que promete ser una nueva aventura. 

Aquel terrible accidente provocó que Mónica sufriera daños en su teléfono móvil y que estuviera a punto de no leer un mensaje muy importante: "A nosotros nos llega la idea al finalizar el Rally Dakar 2022. Nosotros tuvimos un fuerte accidente cuando un camión nos embistió. A mí se me rompió el móvil, pero conseguí recuperar algunos mensajes que me habían enviado y uno era de Roberto de la Universidad Nebrija de Madrid. Nos proponían desarrollar durante este año un coche de competición. Fue un poco de suerte, pero lo cierto es que ese mensaje que encontré en un móvil roto ha llegado hasta aquí". 

Así fue como arrancó un proyecto que desde la otra vertiente se vivió de una manera muy distinta: "Este proyecto nace por una unión entre la escudería Sodicars y la Universidad Nebrija de Madrid al finalizar el Rally Dakar del año pasado. Nos presentaron la oportunidad de formar parte del equipo. Pero no pudimos trabajar en el coche hasta el mes de junio. Hemos estado trabajando sin parar hasta finales del mes de noviembre".

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Una vez se pudo salvar aquel mensaje se puso en marcha el 'Nebrija to Dakar'. Un grupo de 15 alumnos de la Universidad Nebrija de Madrid, entre los que se encuentra Borja Díez, se puso al frente de este enorme reto que contó con el liderazo de Sergio Corbera y de Ángel Pascual, coordinadores del programa. Todos ellos batallando contra escuderías con más de 200 ingenieros. 

Este plan llevado a cabo entre los alumnos y coordinadores de la Universidad Nebrija, los Plaza y el equipo Sodicars tiene dos partes diferenciadas. La primera, realizada durante unos meses de este 2022, era coger el coche utilizado en el pasado Rally Dakar, rediseñar su estética y ponerlo a punto para la competición, aunque sin cambiar elementos fundamentales como el motor o la caja de cambios. Y la segunda, que arrancará ya en 2023 y que supondrá la carrera más a largo plazo, será crear un coche desde cero para intentar lograr un salto competitivo. 

Así se lo explica a EL ESPAÑOL Borja, uno de los alumnos que ha tenido la oportunidad de sentirse mecánico de un equipo profesional gracias a este reto: "Este primer año hemos readaptado el coche con el que ya participaron el año pasado en el Dakar. Hemos distribuido componentes, hemos reemplazado algunos por otros nuevos y hemos rediseñado la parte aerodinámica y estética. El segundo año empezaremos a trabajar en el coche del Rally Dakar 2024. Ahí sí haremos un coche de cero".

Tras un primer encuentro, el proyecto se puso en marcha, intentando organizar el mucho trabajo que había de la forma más eficiente posible: "En primer lugar hicimos una reunión para enfocar los objetivos. Dividimos el grupo en dos partes. Uno se centró en la parte aerodinámica y otro en la parte más estructural. Fuimos poco a poco avanzando trabajos como en las nuevas articulaciones de los trapecios, nuevas manguetas... y también la parte aerodinámica. Todo avanzaba de manera paralela". Una parte fundamental ha sido también la inclusión de más piezas de fibra de carbono para ganar en ligereza.

Estudiantes de la Universidad Nebrija de Madrid trabajando en el coche de los Plaza para el Dakar 2023

Estudiantes de la Universidad Nebrija de Madrid trabajando en el coche de los Plaza para el Dakar 2023 Universidad Nebrija de Madrid

Borja Díez asegura que la parte más complicada, pero a la vez más estimulante, era sentirse parte de la élite de la competición: "Lo más difícil ha sido afrontar todo el proyecto siendo un grupo de estudiantes. Hemos tenido mucho apoyo por parte de los coordinadores. Pero ver la diferencia que hay entre lo didáctico y lo profesional es un salto muy grande al que te tienes que adaptar. Tienes que dar la talla porque al final estás trabajando en algo que pertenece a la industria del automóvil de competición de primer nivel. Y lo más divertido es poder probar y juguetear con todo lo que vas descubriendo. Son caminos que se van abriendo. Y también poder descubrir gente nueva".

Parte de esa gente nueva, además de los alumnos que no se conocían ya entre sí, ha sido estar cerca de dos dakarianos auténticos como son Mónica y Manolo: "Afrontamos este proyecto con muchísima ilusión. También hemos notado un entusiasmo tremendo por parte de todo el equipo de Nebrija. Nosotros aportamos también la experiencia de todos los años que llevamos compitiendo. El proyecto es muy bonito aunque es verdad que no nos ha dado tiempo a llevarlo como queríamos. Es ilusionante el programa que se ha planteado y poder darle esta oportunidad a unos futuros ingenieros".

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"Teníamos un objetivo mayor, pero lo cierto es que no ha dado tiempo a más. El coche se ha evolucionado mucho a nivel aerodinámico y sobre todo estético. Pero a nivel funcional es muy similar, con la misma caja de cambios y el mismo motor. Hemos perdido un poco de peso y han variado algunas especificaciones técnicas. Este año no ha dado tiempo a más y por eso estamos pensando también en el año que viene. No nos ha dado tiempo ni a probarlo. Iremos a hacerlo directamente en los días de test ya en Arabia Saudí porque no hemos tenido oportunidad ni siquiera de subirnos al coche". De hecho, Manolo ni siquiera pudo estar en la presentación porque se encontraba en Marruecos.

Un reto bonito y especial, pero también arriesgado, ya que tendrán que adentrarse en el zafarrancho que supone un Dakar sin haber testado de nuevo el vehículo, su principal arma y su hábitat durante tantas horas. Eso sí, la oportunidad que le han dado a este grupo de alumnos tiene un valor incalculable tal y como reconocen ellos mismos.

"Hemos vivido esto con mucha ilusión. Algunos no nos conocíamos porque un grupo venía del Master de Vehículos de Competición y el otro desde el Grado de Mecánica y Automoción. Hemos ido estrechando los lazos en estos cinco meses creando una amistad y una relación profesional".

"Ha sido muy interesante trabajar con dos pilotos profesionales. Ellos te dan otro punto de vista. Lo complicado de crear un coche es ponerte en todas las situaciones posibles. Ellos han sido un pilar fundamental porque nos han dado un feedback basado en puntos de vista que nosotros no podíamos ver porque solo los ve alguien con su experiencia en este tipo de carreras".

Alumnos de Nebrija con Mónica y Manolo Plaza en un test

Alumnos de Nebrija con Mónica y Manolo Plaza en un test Universidad Nebrija de Madrid

El proyecto de 'Nebrija to Dakar' no solo queda ahí, en trabajar en un coche de competición y en la apuesta por crear uno nuevo en el futuro, sino que para uno de los alumnos, Alejandro del Río, la experiencia será total: "Él irá al Dakar con Manolo y Mónica. Ha estado más en la fabricación de todos los nuevos componentes y en las últimas actualizaciones. Él ha estado montando el coche desde el primer momento. Es la persona que mejor conoce el proceso y va a hacer equipo con la escudería. Hay muchas cosas del coche que son similares, pero también tiene algunas nuevas y así se lo podrá transmitir al equipo de allí. Su función será la de mecánico dentro de Sodicars".

Sin duda, una situación soñada tanto para Alejandro como para el resto de estudiantes que han podido vivir en primera persona lo que es la élite de su sector. Además, tal y como le confiesa Borja Díez a EL ESPAÑOL, ya han empezado a dar las primeras pinceladas de lo que será crear ese coche desde su nacimiento.

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"Hemos hablado cosas ya del nuevo proyecto, pero no hemos tenido todavía la primera reunión. Eso tendrá lugar cuando regrese el equipo del Dakar para poner todo en marcha. El equipo va a mantener personas que ya han estado este año en el proyecto, pero se va a dar la oportunidad a nuevos integrantes a partir de 2023".

De la misma manera, los Plaza esperan con ambición lo que está por llegar tal y como transmite Mónica: "Tenemos ilusión por lo que va a venir. Los cambios este año son más estéticos, pero es un proyecto a largo plazo. Más deprisa no se ha podido hacer, así que que vayan viniendo las cosas despacio, pero que vengan porque es muy emocionante".

Un Dakar en familia

Si por algo son conocidos Mónica y Manolo es por ser padre e hija. Quedan pocos dentro de la carrera que no hayan oído hablar alguna vez de los Plaza. El padre cuenta ya con más de 15 ediciones a sus espaldas y la hija afronta este nuevo reto con la máxima ilusión después de un 2022 que fue realmente complicado tras ese duro abandono.

"Para mí sí fue el más complicado, pero para mi padre creo que no (risas)". Sin duda alguna, Manolo tiene en su anecdotario vivencias de todos los colores: "Yo tuve uno en el que pasamos ocho días aislados en el desierto. Fuimos a rescatar un coche y nos quedamos sin agua, sin comida y no había la comunicación que había ahora. Los Rallys en Mauritania o Burkina Faso eran mucho más complicados y duros. Había menos medios y la organización no podía hacer el seguimiento que hace ahora".

Batallas aparte, para ambos compartir coche y aventura es lo máximo: "Estoy encantada de ir con una persona como mi padre porque es muy fácil. Es un privilegio por el pedazo de piloto que es y por todas las experiencias que tiene. Tenemos una buena convivencia y en los momentos más complicados podemos decirnos las cosas de manera directa. Si hay momentos de tensión sabemos cómo va a pensar o actuar el otro. Muchas veces no necesitas ni hablar".

Para Manolo, llevar a su hija Mónica al lado cantándole lo que está por venir es un sueño hecho realidad: "Yo no veo parte negativa. Cuando fui a mi primer Dakar mi hija tenía solo tres meses y ya pensaba en cómo sería ese momento de poder compartirlo con ella. Para un apasionado de la competición y de esta carrera tener esta oportunidad es lo máximo". Emociona solo de oírlo. 

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Sin embargo, para los Plaza, la familia va mucho más allá de sus fronteras. Forman parte de ese otro Dakar en el que no están los Carlos Sainz, Stéphane Peterhansel, Nasser Al-Attiyah y compañía. Los que no pueden competir por las victorias y lo hacen por vivir el día a día con la mayor de las ilusiones. Todos ellos también son un gran equipo. 

"Es la familia de las carreras. Afortunadamente hay personas que podemos ver durante todo el año, pero a otros les ves casi de Dakar en Dakar. Vives experiencias de mucho valor sentimental, algunas buenas y otras no tan buenas, entonces por eso a veces las emociones se magnifican un poco. Aquí te ayudan los mecánicos, gente de otros equipos, alguien que te encuentras en mitad del desierto... así es el Dakar. Siempre que hay un problema tienes a alguien al lado". Así lo explica Mónica.

Y así lo remarca Manolo: "Son muchos días al límite y al final creas un vínculo con todos los que están allí. Haces una amistad difícil de explicar con personas con las que compartes la misma pasión, pero también riesgos y momentos muy duros. Nosotros somos de los pocos españoles que dormimos en tiendas de campaña y no en caravanas".

Mónica y Manolo Plaza en el Rally Dakar

Mónica y Manolo Plaza en el Rally Dakar Universidad Nebrija de Madrid

Unos Plaza, Mónica y Manolo, están en carrera y en pocos días viajarán a Arabia Saudí para hacer lo que más les gusta. Pero otros, el resto de su familia (y amigos) se quedan en España con el corazón dividido entre la felicidad y el miedo: "Cada vez es más fácil comunicarse porque todo avanza muy rápido. Normalmente siempre tenemos cobertura. Ellos desde casa también nos envían su ilusión por vernos aquí".

"Incluso gente a la que ni conocemos nos cuentan que está en el trabajo con la aplicación del Dakar abierta y siguiendo nuestro coche y cuando ven que se para por lo que sea, que muchas veces se produce por un error, empiezan a hablar entre ellos para saber qué pasa o escriben a mi madre o a algunos familiares que conocen para saber cómo estamos. Nos siguen mucho. Pero lógicamente es una carrera de muchos riesgos y hay un miedo y un respeto que también lo tienen y que te llega desde casa. Tiene que imponer".

Más allá de la emoción y el vértigo que siempre supone poner la integridad de uno en cierto riesgo, Manolo y Mónica irán una vez más al Dakar a competir y a dar lo máximo. Y nadie conoce esta prueba como el padre de la pareja: "Hay que tenerle mucho respeto. Esto es una maratón y hay que saber llevar el ritmo que aguanta el coche y también el que aguantan piloto y copiloto. Es una carrera en la que no te puedes permitir cometer errores. En el Dakar, cualquier problema es como una bola de nieve. Empieza siendo pequeño y al día siguiente es más grande y no para de crecer hasta que termina comiéndote. Hay que saber mantener un ritmo y que hasta el último día no puedes perder la concentración".

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Como toda gran competición, el Dakar exige una preparación y Mónica desvela entre bromas a EL ESPAÑOL lo diferentes que son su padre y ella en este sentido: "Yo me preparo mucho durante el año compitiendo en mountain bike. También hago mucho CrossFit para prepararme para las carreras y entrenamientos personales. Cuando se acercan las carreras dejo un poco más la bici y me pongo más en modo gimnasio porque estamos en una batidora horas y horas. Sin embargo, mi padre es más un superviviente (risas)".

Manolo, aunque lo admite, se defiende: "Yo es verdad que no hago un entrenamiento específico como tal, pero por mi trabajo me paso el año en Marruecos con el coche y no paro de hacer dunas. No paro de conducir y de acumular experiencia". Un modus operandi que, por otro lado, la propia Mónica ensalza: "Así se le da de bien la arena al tío". Complicidad total, algo fundamental entre piloto y copiloto. 

El Dakar 2023, sobre el papel, será uno de los más duros de los últimos años. El que más desde que aterrizó en Arabia. Sin embargo, Manolo Plaza no se fía: "Cuanto más duro sea, más nos favorece por la experiencia. Pero hay que esperar porque al principio siempre se dice mucho y luego a la hora de la verdad hay muchas variaciones". Arrancará el 31 de diciembre con el prólogo y se prolongará hasta el 15 de enero. 

Más días que de costumbre, casi 5.000 kilómetros, una primera parte con etapas largas y a priori rápidas, una jornada de descanso el día 9 y una segunda mitad de jornadas más reducidas y de muchas dunas con la aparición del temido desierto del Empty Quarter: "Estoy covencido de que va a ser mejor para nosotros esa segunda parte. Pero son etapas muy cortas y cuando hacen etapas así es porque la dificultad es muy grande". 

Uno de los puntos que siempre es crítico en el Dakar es la navegación. El año pasado, David Castera y toda la organización recibieron muchas críticas por los famosos waypoints escondidos. Uno de ellos arruinó la carrera de estrellas como Carlos Sainz. Mónica, la 'copi' de los Plaza, recuerda así cómo vivieron ellos todo el revuelo. 

Mónica y Manolo Plaza durante el Rally Dakar 2022

Mónica y Manolo Plaza durante el Rally Dakar 2022 Universidad Nebrija de Madrid

"La verdad es que no nos dio mucho tiempo a competir porque en el tercer día nos quedamos fuera. Sí que vivimos el día del famoso waypoint de Carlos Sainz, pero nos tocó encima de noche. Nosotros tomamos la decisión de saltárnoslo porque había muchos coches dando vueltas en círculo. Hicimos unos 13 kilómetros sin saber si íbamos bien o no. Nos la jugamos muchísimo, pero nos salió bien".

"La realidad es que no hubiéramos sido capaces de encontrarlo sin estar dando vueltas como todos. Pero al final merecía más la pena saltártelo y buscar el siguiente, algo que ya era muy arriesgado, que ponerte a dar vueltas de noche por las dunas ya que puedes encontrarte a otro participante justo al otro lado y eso es mucho más peligroso. No podemos decir mucho más del resto porque no nos dio tiempo a comprobar la gravedad total del asunto".

Ambos esperan este año poder estar más días en la pelea y llegar hasta el final del Dakar. La ilusión y la ambición son máximas. Una familia que ya es historia de la carrera más mítica del motor cuya meta está clara: "Nuestro objetivo es disfrutar y terminar la carrera y poder compartir experiencias y hacer  disfrutar a todos los que nos siguen. Nosotros vivimos en la categoría de los mortales, no tenemos un coche muy competitivo, pero tenemos que ir día a día, no bajar los brazos nunca y mantener la concentración y la calma porque con el tiempo vienen los fallos de los rivales y así vas subiendo. Y quien sabe si podremos hacer una buena clasificación". Eso es lo que esperan los Plaza y ahora también los integrantes del proyecto 'Nebrija to Dakar'.