Kylian Mbappe y Leo Messi, finalistas del Mundial de Qatar 2022

Kylian Mbappe y Leo Messi, finalistas del Mundial de Qatar 2022 David Vicente / Reuters

Mundial de fútbol 2022 FINAL

Mbappé y Messi se citan en la gran final: Francia y Argentina ponen el broche de oro al Mundial de Qatar

Los galos buscan su segunda corona de manera consecutiva, la tercera de su Historia, mientras que la Albiceleste quiere ganar la Copa del Mundo 36 años después.

18 diciembre, 2022 02:15

Hace prácticamente un mes levantaba el telón el Mundial que más controversia ha generado en la Historia por motivos extradeportivos. Un total de 32 selecciones y más de 800 futbolistas se daban cita en Qatar en unas fechas ilógicas para tratarse de una Copa del Mundo, pero con la misma ilusión que un niño cuando llega la noche de Reyes. Esta competición tiene algo especial, está envuelta en un aura que nadie sabe explicar muy bien, el mismo que cada cuatro años hace resucitar la emoción por el fútbol de una forma irracional.

Este torneo es pura supervivencia. Una selección se puede permitir un error en un momento inicial, pero sabe que no habrá segundas oportunidades. Aquí nadie está exento de fracasar, como le sucedió a Alemania, a Bélgica o a España, por citar solo algunos ejemplos. Solo los mejores y los más regulares consiguen, no sin una pizca de suerte, llegar a la final, y eso es lo que han conseguido Francia y Argentina, o lo que es lo mismo, las estrellas hacia las que mira todo el planeta, Kylian Mbappé y Leo Messi. Se batirán en duelo a partir de las 16:00 horas. 

Con Brasil fuera de juego en los cuartos de final, el choque entre los bleus y la Albiceleste era el mejor cartel que podía colgar la final del Mundial viendo cómo había quedado definido el cuadro de emparejamientos. No es ni mucho menos una sorpresa, el enfrentamiento entraba dentro de los pronósticos más conservadores, pero no por ello pierde ni un ápice de atractivo, más bien todo lo contrario.

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Argentina es la selección que más colorido le ha dado a este Mundial en las gradas. Su afición, ferviente como pocas, inundará las gradas del Lusail Stadium y serán mayoría sobre los hinchas galos. Francia, por su parte, seguramente haya demostrado ser el equipo más regular y fiable del campeonato, actuando con sobriedad y brega cuando toca, y con brillo cuando acelera. Un partido que tiene muchísimos alicientes.

Messi y Mbappé

Esta final trasciende los países. El choque no es tan solo una cuestión de banderas y de equipos, no es solo Argentina contra Francia, es un cara a cara entre Leo Messi y Kylian Mbappé. El jugador que, con permiso de Cristiano Ronaldo, ha dominado el fútbol en los últimos años, contra el que seguramente sea el mejor del mundo en este momento. Uno que se marcha, ante otro que tiene muchos años de éxito por delante. Y dos compañeros de equipo en el París Saint Germain, al fin y al cabo.

Tanto para Messi como para Mbappé este Mundial tiene una carga emocional adicional, más aún si cabe en el caso de La Pulga. A sus 35 años, está ante la última oportunidad de su excelsa carrera deportiva de cerrar el círculo perfecto con el Mundial. Su palmarés es inagotable en todos los niveles, pero decir adiós al fútbol sin una Copa del Mundo, alguien que es natural del país donde esta competición se vive con una pasión especial, resultaría doloroso.

Leo Messi y Kylian Mbappé, durante el Mundial de Qatar 2022

Leo Messi y Kylian Mbappé, durante el Mundial de Qatar 2022 DPA

La comparación con Diego Armando Maradona lleva años persiguiendo a Leo Messi. ¿Quién es el mejor de la Historia? Es todavía un debate inconcluso, pero parece que si Leo consigue ganar un Mundial, algo que también tiene El Pelusa, la balanza se inclinaría hacia él de una forma bastante clara.

Además, la relación de Messi con la Albiceleste ha sido tormentosa hasta hace muy poco. Los títulos se le han resistido durante años, aunque la consecución de la Copa América sirvió para quitar un gran peso de encima. Ahora, en Qatar, Leo está siendo la verdadera referencia de Argentina y está asumiendo los galones, con mucho acierto, que tanto se le reclamaban.

Para Mbappé ganar este Mundial supone ponerse a la altura de otro mito de la Historia del fútbol, Pelé. En esta final, Kylian tiene la oportunidad de ser bicampeón de la Copa del Mundo con dos títulos consecutivos, algo que alcanzó O Rei hace ya tiempo, en los años 1958 y 1962. El del París Saint Germain lo sabe, y su ambición convierte este récord en un aliciente más. 

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Comenzó su participación en Qatar 2022 como un tiro, marcando contra Australia y Dinamarca, también goleando en los octavos de final ante Polonia. Sin embargo, su presencia y peso en el juego, al igual que ha ido pasando con el brillo de Francia, ha ido menguando en las últimas fases del campeonato. Da igual, es el jugador más decisivo y cada vez que arranque pegado a la banda con espacio por delante las piernas de Argentina echarán a temblar.

Argentina, 36 años después

Hay generaciones enteras que no conocen a una Argentina campeona del mundo. En una nación en la que el fútbol se eleva al nivel de religión, cada fracaso de la selección en los Mundiales se vive como un auténtico drama. Incluso la ministra de Trabajo argentina, Raquel Kismer de Olmos, le dio prioridad a la Copa del Mundo sobre las cuestiones políticas del país: "Después seguimos trabajando con la inflación, pero primero que gane Argentina".

La Albiceleste tiene dos estrellas sobre el escudo, pero son las mismas desde hace demasiado tiempo. Tanto como 36 años. La última gesta de la selección sudamericana data de 1986, y eso supone un periodo de la Historia demasiado grande. Todavía escuece el subcampeonato de 2014 y la derrota contra Alemania, así que ahora que Argentina vuelve a estar en la final, no quiere que se le escape de ninguna de las maneras. 

La ilusión está desatada. Se habla de que incluso 40.000 argentinos pueden estar presentes en las gradas del Lusail Stadium, cueste lo que cueste una entrada para el partido. El país se paralizará por completo, y si el tercer Mundial llega lo que se desate será lo más parecido a una fiesta nacional.

Los jugadores argentinos celebran con su hinchada el pase a la final del Mundial.

Los jugadores argentinos celebran con su hinchada el pase a la final del Mundial. REUTERS

El camino hacia la final ha tenido de todo. Desde el pinchazo inicial contra Arabia Saudí que hizo pensar en una nueva tragedia, hasta la victoria plácida en las semifinales contra Croacia. Argentina no ha desplegado ni de lejos el mejor fútbol del Mundial, pero ha ido mejorando de manera considerable con el paso de los partidos. A México le ganó gracias a un chispazo de Messi, y contra Polonia le costó derribar el muro.

En los octavos de final, Australia le llegó a meter el susto en el cuerpo, aunque si alguien hizo pensar en que el camino de Argentina podía acabarse antes de tiempo esa fue Países Bajos. Scaloni ha demostrado tener cintura y no estar anclado a una idea o a unos futbolistas. Por el camino ha reasignado los roles de Enzo o de Julián Álvarez, las mejores noticias, Messi al margen, de la Albiceleste.

Francia, como quiere

El Mundial de Francia también ha pasado por distintas fases. Comenzó arrollando a Australia y mostrando su candidatura desde el primer día, e incluso se permitió el lujo de ceder contra Túnez el último choque de la fase de grupos con todos los suplentes. En los octavos, a Polonia no le dio ni una sola oportunidad, pero la historia fue muy diferente en los cuartos de final y en las semifinales.

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Contra Inglaterra, seguramente Francia mereció hacer las maletas y marcharse para casa porque los de Southgate fueron mucho mejores. Ahí entró en juego esa pequeña parte de suerte que también deben tener los campeones con el penalti fallado por Harry Kane. Contra Marruecos, los galos no brillaron y por momentos los africanos llegaron a soñar, pero volvieron a lograr el pase a una final.

Por eso, da la sensación de que los de Deschamps ganan cómo y cuándo quieren. No les hace falta ser brillantes, ni siquiera dominar los partidos o dar la sensación de que lo tienen todo bajo control. Parece, que casi por inercia y haciendo lo justo, como si estuvieran reservando algo para el día siguiente, los galos ganarán igualmente haga lo que haga el rival.

Mbappé aparte, del que queda la incógnita de qué versión ofrecerá en la final, la estrella está siendo Antoine Griezmann. El del Atlético está haciendo jugar a los bleus y se siente protagonista. Giroud, en estado de gracia, lo mete casi todo, y Dembélé por la derecha es otro fijo. Por si fuera poco, Tchouameni está firmando un Mundial de ensueño, y solo el 'virus del camello', que en los últimos días ha azotado a varios jugadores, parece ser el único que se cruce en su camino.