Zidane y Cristiano conversan en el partido ante el Atlético.

Zidane y Cristiano conversan en el partido ante el Atlético. REUTERS

Champions League

La gestión de Zidane que convenció y mejoró a Cristiano

La planificación del entrenador francés, único capaz de convencer al portugués de que era mejor descansar en varios encuentros para llegar mejor a los duelos importantes, clave en la mejoría del mejor jugador del Real Madrid.

4 mayo, 2017 00:47

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A Zidane pocos le dan méritos. Algunas veces es la flor, otras los errores del contrario o las ayudas arbitrales, otras la calidad de sus jugadores... Que si está ahí por ser el hijo predilecto de Florentino, que si no fue capaz ni de ascender al Castilla... Demasiadas críticas para un entrenador que, salvo catástrofe en el Calderón, va a conseguir lo que nadie logró: estar en dos finales de Champions consecutivas en sus dos primeros años como entrenador.

Quizá se quiera quitar protagonismo a un entrenador de perfil bajo que ha roto esa tendencia a endiosar a entrenadores por la forma en la que trabajaban, aunque después tuvieran o no resultados. Y los hay de todo tipos. Desde los que alaban a los Bielsa o Jémez, como si éstos hubieran ganado alguna vez algo, hasta los que veneran a los Guardiola, Ancelotti o Mourinho, campeones de Europa, sí, y más de una vez, pero necesitando mucho más tiempo de lo que necesitó Zidane.

Nunca el Madrid gana por el trabajo de su entrenador. El que se ve, con los cambios tácticos y de jugadores durante un partido o el que no se ve, con la dirección técnica de un proyecto que no vive de un partido, sino de nueve meses. Llegados a mayo, con el Madrid a seis partidos de un doblete histórico (no se consigue desde 1958) y a uno de su segunda final de Champions consecutiva, algo habrá que darle al técnico francés. Las cosas no ocurren por casualidad.

Zidane, el único que convenció a Cristiano

Si la planificación de Zidane ha acabado demostrándose que era perfecta, con 23 jugadores enchufados jugaran los minutos que jugaran, la gestión que ha tenido el francés con Cristiano Ronaldo ha sido la más inteligente de todos los que entrenaron al portugués. Ninguno de los que precedieron a Zidane fueron capaces de convencer a Cristiano que un mejor reparto de minutos acaba provocando un mejor rendimiento en el campo. El francés lo consiguió. Eso también es un título.

Quizá lo logró por varias razones. Primero, Zidane fue también un jugador de los más grandes de la historia (el quinto para muchos) y sabía de lo que hablaba cuando le comentó a Ronaldo sus planes. Segundo, porque este año si tiene el Madrid un banquillo que, sin llegar al nivel de Cristiano, puede sustituirle con garantías. Tercero, porque la historia reciente le daba la razón al entrenador: es mejor no jugar todo y hacerlo en los momentos clave. Solo le falta a Zizou convencer a Cristiano de que ya es un '9', abandonando el juego por banda que tan bien le ha ido en los últimos años y reinventándose para acabar imitando a Hugo Sánchez, con goles al primer toque que tan difíciles y decisivos son.

Dosificarse en el tramo vital de la temporada, y no quemarse en el transcurso de la misma, ha acabado siendo clave para entender al Cristiano actual: más goleador, más decisivo, más relevante y, en definitiva, mejor jugador. Hasta ahora, Cristiano ha jugado 26 de los 34 partidos que lleva de Liga y ha descansado en los tres últimos partidos a domicilio, los que se alternaban con los encuentros más duros de la temporada. El portugués no viajó ni a Leganés ni a Gijón ni a La Coruña y se quedó preparando los dos duelos ante el Bayern de Múnich, el Clásico ante el Barcelona, las semifinales ante el Atlético...

Así como en los últimos años Cristiano acababa las temporadas reventado y físicamente mal (en 2014 jugó la final lesionado, en 2015 fue en decadencia a medida que pasaban los meses y en 2016 también acabó tocado), en la actual está en su mejor nivel, sin dudas de su rendimiento y con una relevancia jamás vista en toda su carrera. El mejor Cristiano ha llegado cuando ha entendido que no puede jugar todo y cuando ha sacado de su cabeza la obsesión por los trofeos individuales. Es mejor descansar en encuentros que tus compañeros ganaran sin ti y estar al 100% en los que tu equipo te necesita, como en cuartos o semifinales de Champions.

El Madrid más dependiente de Cristiano

No sería exagerado decir que sin Cristiano el Real Madrid estaría ya eliminado de la Champions. Así como la baja de Bale apenas se ha notado, la de Cristiano hubiera sido mortal. El Madrid fue mejor que el Bayern y que el Atlético, dominó los tres partidos, creó muchas más ocasiones, pero fue incapaz de hacer goles. Y la diferencia radicó en Cristiano. El portugués tradujo esa superioridad en goles. Así de simple. Bien se pudo comprobar en el Clásico. El Madrid fue mejor, tuvo más ocasiones, pero Cristiano apenas apareció. Y acabó perdiendo. Si él no hubiera estado en Champions, no sería de extrañar que el Madrid se hubiera quedado a cero en los tres partidos, a pesar de que era mejor. Ronaldo ha marcado ocho de los nueve goles blancos en los cuartos y semifinales europeas.

Cristiano, tantas veces acusado por su egoísmo y por estar más pendiente de los títulos individuales que los colectivos, ha renunciado al Pichichi y a la Bota de Oro en pos del beneficio común. Tiene actualmente 20 goles y está a 13 de Messi y a cinco de Luis Suárez. Perderse tantos partidos de Liga le han dejado sin ser el máximo goleador de España y Europa, algo que años atrás era uno de sus grandes objetivos.

¿Qué prefieres, una Bota de Oro con 50 goles, muchos de ellos insignificantes, o ocho goles en los partidos más importantes, aquellos que ven toda Europa y que hacen coronarte como el mejor? Seguramente esta pregunta rondó por la cabeza de Cristiano en varias ocasiones. Era sentido común, que es lo que llevó a cabo Zidane, y a veces el sentido común es la mejor de las decisiones.

Messi, por ejemplo, es el máximo goleador de la Champions League. Tiene 11, uno más que Cristiano, todos ellos conseguidos en la primera fase, a excepción de un penalti ante el PSG en octavos (cinco al Celtic de Glasgow, cuatro al Manchester City, eliminado después en octavos, y uno al Borussia Mönchengladbach). A nadie se le ocurrirá decir que Messi fue mejor que Cristiano este año. Lo único que se recordará del argentino en esta campaña europea es su ausencia en los momentos decisivos. Es por ello que por encima de títulos individuales hay muchas cosas.

La leyenda que mejoró a su heredero

El portugués ha dado un paso a lado en su individualidad para dar uno al frente para el Real Madrid. Al fin y al cabo es normal. Los años pasan, Cristiano no es el de hace un lustro y él ya lo ha ganado todo a nivel individual. Además, un buen año en lo colectivo también le hará ganar más trofeos, como el Balón de Oro, que toca ya por quinta vez aunque todavía quede mucho año.

El mérito de que hoy Cristiano arrase también es de Zidane, ese "alineador" que ha conseguido encontrar la fórmula para sacar el mejor jugo del portugués. Es el mejor ejemplo de que un entrenador no solo es el que hace dibujitos en una pizarra, una verborrea privilegiada o unos conocimientos sublimes de táctica. Hay más cosas que no se ven y son igual de imprescindibles.

La aparición de uno de los jugadores más grandes de la historia del fútbol ha sido un regalo para Cristiano. Zidane ha conseguido hacer de CR7 un jugador más colosal y en un ejercicio de nobleza y profesionalidad ha contribuido a que su sucesor sea más extraordinario de lo que él fue. Su unión es ya una bendición para el Madrid.