Ángel Lafita, en su época en el Deportivo.

Ángel Lafita, en su época en el Deportivo. EFE

Fútbol

Ángel Lafita (41), futbolista retirado, sobre jugar en Emiratos: "Era una oportunidad que me solucionaba la vida"

El exjugador del Real Zaragoza o Dépor, entre otros, terminó jugando en el Al-Jazira tras una oferta económica irrechazable.

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A. M.
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Ángel Lafita conoce bien lo que significa que el fútbol te ponga delante un contrato que cambia tu vida. Extremo fino, símbolo del Zaragoza y muy apreciado en el Deportivo, vivió casi toda su carrera en clubes de primer nivel europeo hasta que, en el tramo final, se fue a Emiratos Árabes.

Allí aseguró su futuro económico. Desde entonces, su caso se cita a menudo cuando se habla de cómo un jugador de clase media-alta, sin llegar nunca a los salarios de las megasuperestrellas, entiende el valor real de "ese último gran contrato".

"Lo que pasa es que este tipo de oportunidades sólo se presentan una vez. La tomas o la dejas. Y voy a ser sincero, era una oportunidad que te solucionaba la vida", comentó en una ocasión el ya exjugador en una entrevista con el diario Marca.

La frase retrata bien el momento vital al que se enfrentan muchos futbolistas en la treintena: saben que el reloj profesional corre en su contra, que las lesiones ya han pasado factura y que el mercado europeo no siempre compensa con sueldos lo que exige en presión y desgaste.

Ese desplazamiento a ligas con menos foco deportivo pero con cheques más generosos -sea Emiratos, Arabia Saudí, Qatar o Estados Unidos- ya no es una rareza, sino casi un capítulo lógico en la biografía de decenas de jugadores.

Un futuro asegurado

El movimiento de Lafita encaja en esa lógica, pero tiene matices. No se trata del supercrack que multiplica un salario ya astronómico, sino del profesional que ha vivido bien del fútbol pero que sabe que, sin un golpe de efecto en la recta final, la transición a la vida "normal" puede ser áspera.

Para ese perfil, un par de años en un campeonato emergente pueden significar la diferencia entre afrontar la retirada con un colchón sólido o tener que improvisar en un entorno que no siempre ofrece segundas oportunidades. De ahí la sinceridad de admitir que la elección no fue sólo deportiva, sino también patrimonial.

Su decisión ayuda a entender un fenómeno más amplio. Cada vez más futbolistas priorizan, llegado cierto punto, la suma de estabilidad económica, menor presión mediática y nueva experiencia vital por encima de la lucha por títulos mayores. No es sólo una cuestión de "irse a hacer caja": es también el reconocimiento de que la carrera es corta, de que la industria del fútbol arroja a muchos al vacío en cuanto dejan de competir.

La carrera de un extremo fiable

Formado en la cantera del Real Zaragoza, Lafita se consolidó como uno de los extremos más solventes de La Liga a finales de la primera década de los 2000.

Pasó por el Deportivo de La Coruña, donde dejó una huella de jugador vertical y comprometido, y vivió uno de los episodios contractuales más sonados de aquellos años con su regreso al Zaragoza, envuelto en cláusulas, opciones de recompra y tiras y aflojas entre clubes que reflejaban cuánto se valoraba su rendimiento en el campo.

Más tarde, su etapa en el Getafe confirmó ese perfil de futbolista de equipo grande de media tabla: gol, trabajo y personalidad en momentos complicados.

Sólo cuando ya acumulaba muchas batallas en Primera decidió abrir la puerta a experiencias fuera de España, con ese paso por Emiratos que sintetiza el giro económico de la última fase de su carrera.

Tras colgar las botas, su nombre sigue asociado al Zaragoza y al Dépor, pero también a esa franqueza a la hora de admitir que, a veces, el fútbol no sólo va de romance con unos colores, sino de saber cuándo un contrato, aunque sea lejos de casa, puede "solucionarte la vida" de verdad.