El toque navideño en los estadios de la Premier League

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Fútbol

El Boxing Day ha muerto, viva el Boxing Day: la Premier League abandona las tradiciones que pensaban en sus aficionados

La temporada 2025 certifica el giro definitivo del fútbol inglés hacia el negocio audiovisual, con horarios fragmentados y normas históricas vaciadas de sentido local.

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La Premier League vive en 2025 uno de esos momentos que, con el paso del tiempo, se estudian como un antes y un después. Durante décadas, la liga inglesa se presentó al mundo como la competición que había sabido crecer sin renunciar del todo a sus raíces.

Estadios llenos, horarios reconocibles, rituales familiares y una conexión casi sentimental entre clubes y barrios. Ese relato empieza a resquebrajarse de forma visible esta temporada.

El Boxing Day, símbolo máximo de esa identidad, ya no es lo que era. Sigue existiendo en el calendario, pero ha perdido su significado original.

Por primera vez, el veintiséis de diciembre ya no concentra la jornada completa. Apenas un partido mantiene la cita tradicional, mientras el resto se dispersa durante varios días.

A la vez, el histórico blackout de los sábados a las tres de la tarde sobrevive solo de manera formal. Y, como daño colateral, otra tradición centenaria ha desaparecido en silencio: los replays de la FA Cup. Tres señales distintas de un mismo fenómeno.

El fútbol inglés ha decidido priorizar definitivamente el producto global frente al aficionado local.

Un Papá Noel, versión Manchester City

Un Papá Noel, versión Manchester City Premier League

Navidad y fútbol

Durante generaciones, el Boxing Day fue mucho más que una fecha señalada. Era una celebración social. Familias enteras acudían juntas al estadio tras la comida navideña.

Familias y amigos se concentraban en las gradas. El fútbol se integraba en el calendario festivo como un ritual colectivo, casi al mismo nivel que la cena de Nochebuena o el brindis de Año Nuevo.

La tradición era clara: los diez partidos de la jornada se disputaban el mismo día.

El país entero respiraba fútbol desde la mañana hasta la noche, con estadios llenos y una sensación de acontecimiento compartido.

No importaba tanto qué equipo jugaba; importaba que todos jugaban. Ese modelo ha saltado por los aires en 2025.

Calendario fragmentado

La realidad de esta temporada es contundente. De los diez encuentros correspondientes a la jornada del Boxing Day, solo uno se disputa el propio 26 de diciembre: el Manchester United frente al Newcastle United.

El resto se reparte entre el 27 y el 28, diluyendo por completo la idea de una jornada unificada. El cambio no es casual ni coyuntural. Responde a una lógica comercial muy definida.

Las grandes plataformas y cadenas -con Amazon Prime, Sky Sports o TNT Sports como actores principales- han apostado por convertir el Boxing Day en un "festival" de varios días.

Aficionados del Chelsea durante un Boxing Day de la Premier League

Aficionados del Chelsea durante un Boxing Day de la Premier League Chelsea FC

El objetivo es sencillo: maximizar audiencias globales. Emitir los diez partidos de forma simultánea ya no resulta rentable si se puede escalonar el contenido y mantener al espectador enganchado durante más tiempo.

A esa estrategia se suma un factor estructural. La expansión de las competiciones europeas, con una Champions League más larga y exigente, ha congestionado el calendario hasta el límite.

La Premier League necesita repartir descansos, estirar fechas y ganar flexibilidad. El precio es la pérdida de simultaneidad y, con ella, de uno de los símbolos más reconocibles del fútbol inglés.

El 'blackout'

Si el Boxing Day representaba la tradición festiva, el llamado blackout de los sábados a las tres de la tarde simbolizaba la protección del fútbol local.

La norma, conocida como "Regla 48" y respaldada históricamente por la UEFA, prohibía televisar partidos en directo en Reino Unido entre las 14:45 y las 17:15.

Su finalidad era clara: evitar que la retransmisión de los grandes clubes vaciara los estadios de las categorías inferiores. Durante décadas, esa franja horaria fue intocable.

Las tres de la tarde del sábado eran territorio sagrado para el aficionado que acudía al campo del equipo de su ciudad o su barrio. El fútbol, a esa hora, se vivía en directo, no a través de una pantalla.

En el contrato televisivo vigente, que cubre el periodo 2025-2029, el blackout sigue existiendo sobre el papel. Sin embargo, su impacto real es cada vez menor.

El número de partidos televisados por temporada ha aumentado hasta los 270, frente a los 200 anteriores. Para poder emitirlos, la Premier League se ha visto obligada a desplazar muchos encuentros a otros horarios.

El resultado es una franja de las tres de la tarde con cada vez menos partidos relevantes. La norma no se ha derogado, pero se ha vaciado de contenido. Y el horizonte apunta a un desenlace claro.

Con propietarios estadounidenses al frente de varios clubes, poco dispuestos a aceptar restricciones que limitan ingresos, todo indica que el próximo contrato, a partir de 2029, eliminará definitivamente el blackout. El fútbol inglés camina hacia la retransmisión total.

La segunda oportunidad

El sacrificio de tradiciones no se limita a la liga. Uno de los golpes más duros para el aficionado romántico ha llegado desde la FA Cup, la competición más antigua del mundo.

Desde 2024, los replays -los partidos de desempate- han desaparecido a partir de la primera ronda propiamente dicha.

Durante más de un siglo, el sistema ofrecía una segunda vida a los equipos modestos. Un empate ante un gigante no significaba el final, sino una oportunidad histórica.

El replay, a menudo disputado en el estadio del grande, tenía un impacto enorme. Económicamente, la taquilla compartida podía sostener el presupuesto anual de un club pequeño.

Deportivamente, ofrecía a jugadores y aficionados la experiencia irrepetible de visitar escenarios como Anfield o Old Trafford.

La eliminación de los replays responde, de nuevo, a la saturación del calendario. Los grandes clubes, presionados por la acumulación de partidos europeos, reclamaron liberar fechas.

La prioridad volvió a ser la Champions League y su rentabilidad. La FA aceptó el cambio y, con él, se perdió uno de los mecanismos más directos de redistribución de riqueza dentro del fútbol inglés.

El beneficio ya no fluye del grande al pequeño a través de la competición doméstica, sino que se concentra en quienes participan de forma regular en los torneos continentales.

Cambio de modelo

Los tres ejemplos dibujan una misma tendencia. El Boxing Day fragmentado, el blackout agonizante y la desaparición de los replays no son decisiones aisladas.

Forman parte de una transformación profunda del fútbol inglés. La Premier League ha dejado de concebirse como un evento comunitario protegido para convertirse en un producto de entretenimiento global, diseñado para el consumo televisivo a cualquier hora y en cualquier lugar.

La asistencia al estadio sigue siendo importante, pero ya no es el eje sobre el que gira el sistema.

El espectador internacional, conectado desde Asia o América, pesa más en la toma de decisiones que el aficionado que camina cada sábado hasta el campo de su ciudad.

El debate ya no es si estas tradiciones volverán, sino qué quedará de ellas en el recuerdo colectivo. El Boxing Day seguirá apareciendo en el calendario, pero difícilmente recuperará su espíritu original.

El blackout parece condenado a desaparecer en la próxima negociación televisiva. Y la FA Cup ha perdido una de sus señas de identidad más queridas.

El fútbol inglés ha elegido crecer sin mirar atrás. La pregunta es si, en ese camino, no estará renunciando a aquello que lo hizo diferente.

Porque, en 2025, el Boxing Day no ha desaparecido del todo. Sigue ahí. Pero ya no pertenece a los aficionados como antes.