Los futbolistas del Chelsea celebran ante la mirada de un jugador del Barça

Los futbolistas del Chelsea celebran ante la mirada de un jugador del Barça EFE

Fútbol

El repaso de la Premier a LaLiga de Tebas, más que un doloroso 8-1: 4.000 millones de brecha y un círculo vicioso que se acelera

El fútbol español, sumido en un profundo problema estructural, se hunde frente a los ingleses en la Champions League.

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La goleada del Chelsea al Barcelona en Stamford Bridge no fue un accidente aislado ni una mala noche europea. Fue, más bien, el último capítulo de una crónica anunciada que lleva años escribiéndose en las cuentas bancarias de los clubes antes de plasmarse en los marcadores.

El 3-0 con el que los de Enzo Maresca despacharon al conjunto de Hansi Flick eleva a ocho las victorias de equipos ingleses sobre españoles en esta Champions League, frente a una sola de LaLiga. Un 8-1 demoledor que duele, pero que apenas araña la superficie de un problema estructural mucho más profundo.

Los números de los enfrentamientos directos resultan escalofriantes. En nueve duelos entre clubes de ambas competiciones durante la fase de liga, la Premier League ha anotado 19 goles; LaLiga, apenas 4. Peor aún: los equipos españoles acumulan ya 600 minutos sin perforar la portería de un rival inglés.

Desde que el Barcelona derrotó al Newcastle en la segunda jornada -la única alegría española en este cara a cara-, Villarreal, Athletic, Atlético, Real Madrid y el propio conjunto azulgrana han sido incapaces de celebrar un solo tanto ante Tottenham, Arsenal, Liverpool, Manchester City o Chelsea. Seis partidos consecutivos a cero que retratan una impotencia que trasciende lo táctico para adentrarse en lo económico.

La brecha de los 4.000 millones

Porque detrás del 8-1 hay una realidad que explica casi todo: la Premier League genera prácticamente el doble de ingresos que LaLiga. En la temporada 2024/25, los clubes ingleses facturaron 7.477 millones de euros, mientras que los españoles se quedaron en 3.800.

La diferencia, cercana a los 4.000 millones, no es un dato menor ni una curiosidad estadística. Es el motor que impulsa todo lo demás.

Alexis Mac Allister adelantando al Liverpool ante el Real Madrid

Alexis Mac Allister adelantando al Liverpool ante el Real Madrid Reuters

Esa distancia sideral se traduce, en primer lugar, en el reparto televisivo. El Liverpool, campeón de la Premier, ingresó más de 200 millones de euros solo por derechos de retransmisión; el Southampton, colista, superó los 125.

En LaLiga, en cambio, la brecha entre grandes y pequeños se ensancha hasta proporciones de cinco a uno, con clubes medianos que apenas rozan los 50 millones y otros que no llegan a 30.

El modelo inglés, más igualitario en el reparto, permite que equipos como Newcastle, Aston Villa o el propio Chelsea dispongan de recursos que rivalizan con los de los históricos españoles.

El mercado de fichajes del verano pasado dibujó con trazo grueso esa desigualdad. Los clubes de la Premier invirtieron 3.588 millones de euros, más de cinco veces lo que gastó LaLiga, que apenas llegó a 684 millones.

Y hay un dato aún más revelador: mientras Inglaterra registró un gasto neto de 1.200 millones -es decir, compró mucho más de lo que vendió-, el fútbol español cerró la ventana con saldo positivo de cuarenta millones. LaLiga, en otras palabras, se ha convertido en exportadora de talento hacia una liga que puede permitirse pagar lo que otras no alcanzan ni a soñar.

La fuga que desangra

Martín Zubimendi, Yeremy Pino, Cristhian Mosquera, Fer López... La lista de futbolistas españoles que emigraron a Inglaterra el pasado verano compone un catálogo de lo que LaLiga ya no puede retener.

No son solo las estrellas consagradas las que cruzan el Canal de la Mancha; también lo hacen los jóvenes que deberían sostener el futuro competitivo de los clubes que los formaron. La Premier no necesita convencerlos con un proyecto deportivo: basta con abrir la chequera.

Zubimendi celebra un gol con el Arsenal

Zubimendi celebra un gol con el Arsenal John Walton PA Wire / dpa

Ernesto Valverde, entrenador del Athletic, lo resumió con franqueza tras perder en Newcastle: "La Premier tiene mucho dinero, y eso significa que tiene muchos jugadores, muy fuertes y muy buenos. Si tienen seis equipos en la Champions es por algo".

No hay queja en sus palabras, solo constatación de una evidencia que cada jornada europea confirma con resultados inapelables.

El círculo que se cierra

Lo más preocupante para LaLiga no es el presente, sino la espiral que amenaza con enquistarse. El sistema de coeficiente UEFA, que determina cuántas plazas europeas obtiene cada liga, premia el rendimiento continental.

Esta temporada, España marcha cuarta en el ranking de coeficiente por países, por detrás de Inglaterra, Alemania e Italia. Si esa tendencia se consolida, LaLiga podría perder una de sus plazas en Champions para las próximas temporadas.

Y ahí es donde el círculo se vuelve vicioso. Menos plazas europeas significan menos ingresos por competiciones UEFA. Menos ingresos implican menor capacidad para retener talento y competir en el mercado. Peor rendimiento en Europa conduce a un coeficiente más bajo. Y un coeficiente más bajo desemboca, de nuevo, en menos plazas.

El bucle se retroalimenta y, con cada vuelta, la distancia con la Premier se agranda.

Los datos de esta Champions ilustran la magnitud del problema. El Villarreal, histórico del fútbol europeo, acumula un punto en cinco jornadas y solo ha marcado dos goles. El Athletic, debutante en la máxima competición continental, suma cuatro puntos con un balance de cuatro tantos a favor y nueve en contra.

Gol de Joelinton, del Newcastle, contra el Athletic en la Champions League

Gol de Joelinton, del Newcastle, contra el Athletic en la Champions League David Davies PA Wire / dpa

El Atlético de Madrid, semifinalista habitual hace una década, se mueve en posiciones incómodas. Incluso el Barcelona, tras la debacle de Stamford Bridge, cayó hasta el 15º puesto de la fase de liga. Solo el Real Madrid, con la solidez que le otorga su historia y sus recursos, se mantiene en zona de clasificación directa.

Más allá del césped

La solución, si existe, no pasa por cambiar entrenadores ni por un fichaje redentor. LaLiga necesita una transformación estructural de su modelo de negocio: renegociar los derechos televisivos internacionales, donde la Premier la aventaja en más de 1.000 millones anuales; reequilibrar el reparto interno para fortalecer a los clubes medianos; y presionar por una regulación europea del fair play financiero que no permita a unos lo que prohíbe a otros.

Mientras tanto, el 8-1 quedará como retrato de una época. No es un marcador de un partido, sino de una era. La Premier no solo gana en el césped; gana en los despachos, en las televisiones y en las cuentas corrientes.

Y LaLiga, la competición que dominó Europa durante más de una década con la MSN, el Madrid de las tres Champions consecutivas y el Atlético del Cholo, contempla cómo ese pasado glorioso se desvanece a la velocidad que impone el dinero. El fútbol, al final, también se juega en los balances.