Los jugadores del Barça se niegan a saltar al campo antes del Barça - At. Madrid de Copa del Rey

Los jugadores del Barça se niegan a saltar al campo antes del Barça - At. Madrid de Copa del Rey EFE

Fútbol

El desafío del Barça a la RFEF en la Copa del Rey: 25 años de un plante histórico vergonzoso que acabó con la amnistía de Villar

El 24 de abril del 2000 en un Camp Nou casi vacío, los azulgranas se negaron a jugar el partido de vuelta de semifinales por falta de efectivos.

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La Copa del Rey fue testigo hace 25 años de una de las incomparecencias más fuertes en el fútbol español. Barça y Atlético de Madrid se citaron en unas semifinales que acabarían pasando a la historia cuando el club azulgrana decidió no disputar el partido de vuelta ante la falta de efectivos.

En la década de los 90 y los 2000, los partidos coperos que enfrentaban a los culés ante los rojiblancos eran siempre sinónimo de goles y espectáculo. El Vicente Calderón fue testigo el 12 de abril de la contundente victoria de los de Radomir Antic ante el equipo dirigido por Louis Van Gaal.

El Atlético de Madrid se impuso 3-0 al Barça con los goles de Hasselbaink, Rubén Baraja y Hugo Leal, un resultado que acercaba a los rojiblancos a la final. Sin embargo, aún faltaba por jugar el partido de vuelta en el Camp Nou, un encuentro que finalmente nunca se acabaría disputando.

La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) fijó el partido de vuelta el 24 de abril, una fecha que coincidía en el calendario con días reservados al parón de selecciones, por lo que sin Rivaldo, Litmanen, Zenden, Cocu, Bogarde, Kluivert, Reiziger, Frank de Boer y Luis Figo, además de tres jugadores lesionados, la plantilla del Barça estaba bajo mínimos.

Josep Lluís Núñez, presidente azulgrana, instó a la Federación a convocar el partido en otra fecha, de hecho, el club presentó múltiples recursos a los comités correspondientes para que tomaran una decisión en esa línea. Sin embargo, todos fueron desestimados.

El órdago de Núñez a Villar

Fue entonces cuando comenzó el pulso entre Núñez y Ángel María Villar en el que el presidente azulgrana se mostró muy tajante: "No vamos a participar en la farsa en la que consistiría la disputa de este partido. No podemos competir. Y no pensamos hacer el ridículo. ¿Es que acaso Hesp deberá jugar de delantero?", presionó el presidente azulgrana a la Federación.

Sin la posibilidad de negarse a ceder a los jugadores con sus selecciones, el Barça intentó desconvocar a algunos futbolistas, pero los seleccionadores se negaron porque unos meses después comenzaría la Eurocopa en Bélgica y Países Bajos.

Cuando llegó la hora del partido, los diez futbolistas del Barça -Guardiola, Hesp, Xavi, Puyol, Sergi, Gabri, Déhu, Simao, Dani y Abelardo- se situaron en la línea de banda sin saltar al terreno de juego mientras los jugadores del Atlético de Madrid esperaban la decisión de Manuel Díaz Vega, el árbitro del partido.

Manuel Díaz Vega junto con los capitanes Sani Denia y Pep Guardiola, además de Carlos Naval.

Manuel Díaz Vega junto con los capitanes Sani Denia y Pep Guardiola, además de Carlos Naval.

"El mismo día recuerdo que me llamaron de la Federación y me advirtieron que había una seria posibilidad de que no se jugara, pero lo tomé como algo, digamos, en tono reivindicativo por parte del Barcelona que abogaban no tener plantilla suficiente para jugar el partido.

Nosotros nos personamos en el campo con la antelación de dos horas como cualquier otro partido, abrimos el acta y confeccionamos los prolegómenos como cualquier otro partido. Cuando llegó el momento, el Barcelona formó en la línea de banda y no entraron en el terreno de juego", reconoce en exclusiva para EL ESPAÑOL el colegiado del encuentro Manuel Díaz Vega.

La reivindicación del Barça

La protesta del conjunto azulgrana más allá de dejar una imagen icónica para la historia del fútbol, supuso la eliminación de la Copa del Rey puesto que al no presentarse el colegiado asturiano dio el encuentro por perdido 0-3 (6-0 en el global de la eliminatoria para el Atlético de Madrid).

El Comité Español de Disciplina Deportiva (CEDD) confirmó la decisión de los otros comités: dar por perdida la eliminatoria al Barcelona y excluir al club de la siguiente edición de la Copa del Rey. Además, le impuso una sanción de dos millones de pesetas. Sin embargo, las sanciones no tuvieron recorrido.

"Mi misión en aquel momento no era entenderlo o dejar de entenderlo. Yo entendí que ellos (el Barça) tenían unas razones para reivindicar no sé qué asuntos. Como forma reivindicativa se podía entender y luego, como parte deportiva, pues no se podía, no se entendía del todo bien. Pero no era mi misión juzgar a aquello", confiesa Díaz Vega.

"Cuando llamé a Guardiola se mostró reticente porque pensaba que saltar al campo significaba disputar el partido"

Manuel Díaz Vega, árbitro

"Les expongo que si efectivamente la negativa era firme de no jugar. Llamé a los dos capitanes -Santi Denia del Atlético de Madrid y Pep Guardiola- para que lo expusieran delante de todos los asistentes y delegados. Ambos me confirman que no se va a jugar y nos quitamos de aquella escena un tanto antideportiva.

Cuando yo llamo a Guardiola él tenía muchas dudas de que si entraba en el terreno de juego podía comprometerle algo y ahí le digo: 'oiga que esto no le compromete a nada, que simplemente es para determinar si efectivamente vamos a seguir esperando aquí el tiempo reglamentario, ustedes formando fuera del del terreno de juego y el Atlético de Madrid peloteando dentro del campo y nosotros aquí no hacemos nada'. Ya nos retiramos y se me confirmó que efectivamente no se iba a jugar", concluyó Manuel Díaz Vega.

La amnistía de la Federación

Unos meses después, ya sin Josep Lluís Núñez en la presidencia del Barça, el club se benefició de una amnistía por parte de la Federación. Ese verano, Ángel María Villar fue reelegido como presidente del máximo organismo del fútbol español y decidió dictar una medida de gracia después de su reelección, y el Barcelona fue indultado.

Participó en la Copa de la temporada 2000-2001 y hasta llegó a las semifinales, donde fue apeado por el Celta de Vigo en un partido recordado como el del adiós de Pep Guardiola como jugador azulgrana.