Uno de los jugadores de Shakhtar, con la bandera de Ucrania en el partido inaugural

Uno de los jugadores de Shakhtar, con la bandera de Ucrania en el partido inaugural SHAKHTAR

Fútbol

La vida del Shakhtar en la guerra: así se prepara entre ruinas para medirse al Madrid en Champions

El conjunto ucraniano se entrena entre sirenas antiaéreas y juega sus partidos de Champions League fuera de su país por seguridad.

5 octubre, 2022 02:15

La guerra en territorio ucraniano sigue desarrollándose sin tregua. El pasado mes de febrero las bombas comenzaron a caer y paralizaron la vida de un país entero dejando paso a un auténtico drama. Las muertes, las ciudades con sus infraestructuras completamente derruidas o el éxodo de miles de personas buscando un lugar más seguro y dejando atrás su hogar pasaron a ser escenas habituales. 

Poco a poco, sin embargo, en Ucrania tratan de recuperar la normalidad. No pretenden hacer como si nada pasara, porque el conflicto sigue azotando el país, pero sí quieren dar un paso hacia delante y tratar de rehacer las vidas de los ciudadanos, si es que no han quedado devastadas por las duras consecuencias del enfrentamiento.

Uno de los ámbitos que forman parte de esa normalidad es el fútbol. La Premier League ucraniana volvió a la acción el pasado 23 de agosto, aunque ni mucho menos las circunstancias en las que se desarrolla la competición desde entonces son ni las más habituales ni las más idóneas. No hay público, los estadios cuentan con refugios antiaéreos cerca, los entrenamientos y hasta los partidos se ven interrumpidos por las alarmas que avisan del peligro de bombas y hay equipos que viven en el exilio.

La plantilla del Shakhtar, con la bandera de Ucrania tras su victoria en Champions League

La plantilla del Shakhtar, con la bandera de Ucrania tras su victoria en Champions League REUTERS

Ese es el panorama que tienen que afrontar los 16 conjuntos que este año han podido salir a competir y, especialmente, el Shakhtar Donetsk. Este equipo es el próximo rival del Real Madrid en Champions League y está haciendo una gran proeza porque, pese a las circunstancias que envuelven su día a día y el contexto en el que se mueve, llegará al Santiago Bernabéu como segundo de grupo y líder de la liga ucraniana. 

El 'nuevo' fútbol

Con el inicio de la guerra, la competición en Ucrania se paró de manera drástica. La pasada temporada no volvió a reanudarse y el Shakhtar Donetsk fue proclamado campeón al ser el mejor equipo en aquel momento. Ni siquiera le entregaron un trofeo. No era momento para celebraciones de ningún tipo.

A partir de ahí, se abrió una situación de muchísima incertidumbre en el fútbol ucraniano. Nadie sabía si la Liga iba a regresar y mucho menos cómo iba a hacerlo. Pero en este proceso de transición a la normalidad se decidió la vuelta del deporte rey el pasado 23 de agosto. La fecha no fue elegida al azar, tenía un claro significado patriótico porque ese es el Día de la Independencia de Ucrania y era una manera de reivindicarse. 

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Aquel día se disputaron cuatro partidos correspondientes a la primera jornada de la nueva temporada, y el encargado de levantar el telón fue el Shakhtar Donetsk. Lo hizo con un empate sin goles ante el Metalist 1925 pero el resultado era lo de menos. Lo importante era que el balón volvía a rodar aunque fuera con el ruido de las bombas de fondo y entre importantes medidas de seguridad.

Por supuesto, el fútbol de ahora no es el mismo que el de hace unos meses. De entrada, las gradas de los estadios están vacías. Por motivos obvios se impide la asistencia de público así que los partidos se disputan a puerta cerrada. La presencia militar es fuerte por cualquier cosa que pueda suceder y el protocolo establecido indica la obligatoriedad de que haya un refugio antiaéreo a menos de 500 metros del estadio. Si las alarmas suenan, todos los implicados en el partido deberán salir inmediatamente hacia estos lugares. 

Nómadas entre bombas

Hace tiempo que el Shakhtar Donetsk, el equipo ucraniano más exitoso de los últimos años, vive en el exilio. El conflicto que estalló en la región del Donbás en el año 2014 ya le expulsó de su casa. Desde entonces, jugar en su ciudad es una utopía y Kiev, la capital, se convirtió en su lugar de acogida, en su nuevo hogar. Allí venían jugando en los últimos años tanto los partidos de la Premier League ucraniana como los de Champions League para evitar cualquier tipo de conflicto en los partidos.

Sin embargo, ahora el exilio de este equipo se ha acentuado con esta nueva guerra. En lo poco que va de temporada el conjunto ucraniano ya ha disputado sus partidos como local en tres estadios diferentes. Las medidas de seguridad son lo que marcan todo. En la competición doméstica ha jugado tanto en Kiev como en Lviv, mientras que en Champions League su domicilio cruza fronteras. La competición europea le obliga a jugar en Polonia, en la capital Varsovia

Su día a día es una locura y tiene de todo menos estabilidad. Su entrenador, el croata Igor Jovicevic, reconoció en una reciente entrevista que se sienten como nómadas y que su hogar es el autobús. Ahora mismo, el equipo se ha asentado en un hotel de Lviv pero no sabe exactamente dónde jugará su próximo partido por la incertidumbre que genera una guerra. 

Sus condiciones de trabajo distan mucho de las que puede tener cualquier otro club profesional como, por ejemplo, el Real Madrid, su próximo rival en la Champions League. No es extraño que tengan que parar los entrenamientos durante varios minutos porque las alertas antiaéreas avisan de un posible peligro. Entre el césped y el refugio pasan sus sesiones de preparación, y pese a todo marchan líderes del campeonato ucraniano.

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El éxodo de los extranjeros

Su planificación deportiva también se vio seriamente alterada con la guerra. El Shakhtar Donetsk era uno de los equipos que más talento extranjero tenía en sus plantillas de los últimos años, especialmente con un gran número de jugadores brasileños, pero todos ellos huyeron del país. La FIFA aprobó un decreto por el que los futbolistas foráneos podrían salir sin oposición de Ucrania para evitar el conflicto y todos ellos, más de diez, decidieron buscar un nuevo lugar en el que desarrollar su trabajo.

Eran la columna vertebral de la plantilla, pero otros extranjeros, no solo los brasileños, también se marcharon. Un éxodo masivo que ha sucedido prácticamente en todos los equipos ucranianos por igual. Así, los dirigentes del Shakhtar se vieron obligados a realizar una reconstrucción del equipo con un escenario muy incierto y la respuesta fue apostar por jugadores de la casa. 

Esta temporada, prácticamente la totalidad de la plantilla es de nacionalidad ucraniana, y muchos de ellos son jóvenes que ven una gran oportunidad para desarrollarse en la competición de primer nivel. El técnico Igor Jovicevic, consiguió convencer al brasileño Taylor y al croata Djurasek para llevárselos a su equipo pese a todos los condicionantes, mientras que Lassina Traoré, el de Burkina Faso, fue el único que no escapó. Incluso el prometedor Vinicius Tobías llegó cedido al Real Madrid.

El pasado sábado, en el partido de Liga ante el Metalist, el Shakhtar presentó por primera vez en casi dos décadas un once inicial completamente ucraniano, algo que refleja a la perfección este nuevo contexto. Algunos de los actuales jugadores incluso estuvieron en el frente defendiendo sus ciudades. Ahora juegan al fútbol y rinden a la perfección no solo por una cuestión deportiva, sino también por patriotismo. 

De momento, son líderes en la Premier League de Ucrania y en Champions League todavía no saben lo que es perder. Sueñan, por qué no, con dar un paso más y entre tanta oscuridad y contratiempos dar la sorpresa en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid.