"En la última etapa, las emociones estarán a flor de piel. La mesura del principio dará paso a las celebraciones, las felicitaciones e incluso algún que otro sorbo de champán. Sin olvidar el placer de volver a disfrutar de París y su región a vista de pájaro. Los escalofríos llegan cuando, en los Campos Elíseos, se procede a la entrega del ramo de flores más codiciado por todo velocista que se precie. Salvo sorpresas, claro está", según explica Christian Prudhomme, director del Tour de Francia.
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