Contador, nuevo ciclista del Trek Segafredo.

Contador, nuevo ciclista del Trek Segafredo. REUTERS

Ciclismo

Contradicciones y una vía de escape en el año de la verdad de Contador

El superclase pinteño afronta la temporada con el Tour de Francia entre ceja y ceja.

20 enero, 2017 02:18

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El pasado 9 de abril, eufórico tras anotarse la contrarreloj individual y la general final de la Vuelta al País Vasco, Alberto Contador (1982, Pinto) declaró en televisión ocho palabras que aún traen cola: “Lo más probable es que continúe en 2017”. El ganador de dos (más un) Giros, dos (más un) Tours y tres Vueltas, el mejor especialista en rondas de tres semanas de lo que llevamos de siglo a falta de que Froome se imponga en Italia o España, prolongaba así una carrera deportiva que prometía finiquitar el pasado invierno. La razón declarada: se sentía bien, competitivo, con ganas de seguir disfrutando del deporte que le ha dado todo. El estímulo extra: la posibilidad, franca, de tener su propio equipo en 2017

El "sultán"

Pero no fue él quien lo logró. "Estuvimos muy cerca pero a última hora no se pudo cerrar el acuerdo con una multinacional" según dijo textualmente en la SER, sino Vincenzo Nibali, astro italiano que también luce las tres grandes vueltas en su palmarés. 'Lo Squalo' anunció desde lo más alto del podio del Giro d’Italia 2016 la creación de un equipo urdido en torno a él por su representante, Alex Carera, y financiado por los petrodólares del reino de Bahréin

"Esperaba que Nibali se viniera con nosotros. Teníamos un proyecto muy bonito para él. Pero, en lugar de a Zanetti, ha preferido al sultán" (sic). Quien habla es Massimo Zanetti, patrón de Segafredo, uno de los mayores benefactores del apurado ciclismo italiano. En 2015 la empresa cafetera rechazó un proyecto presentado por Bjarne Riis y escogió unir sus destinos con el equipo Trek, que suma los intereses de empresas tan distintas como la bicicletera que le da nombre, la firma de material de construcción Mapei y su centro deportivo, la tecnológica CA Technologies o la propia Segafredo en torno a un proyecto deportivo gestionado por el técnico transalpino Luca Guercilena.

Así el equipo Trek, de vocación global, se italianizaba por mor de este nuevo patrocinador que desde el primer día fijó un objetivo claro en la Gazzetta dello Sport: Nibali. “Teniendo un patrocinador italiano, fichar un corredor italiano era la primera opción”, declaró hace dos semanas Guercilena a Cyclingnews. “Estuvimos cerca de ficharle. Había diferencias económicas, pero la principal era que prefería un equipo que estuviera completamente centrado en él. Nosotros aceptábamos formar un bloque de ciclistas para él, pero no toda la plantilla”.

El titular de aquella noticia, 'Nibali fue nuestra primera elección pero Contador puede ganar el Tour de Francia', fue traducido y repicado por webs de todo el globo generando la sensación de que el español fue, por así decirlo, el segundo plato de Trek-Segafredo. Guercilena quiso matizar sus palabras en el Media Day del equipo, celebrado la semana pasada en Mallorca, y para ello contó a los presentes que sus primeros contactos con Contador sucedieron "diez días antes del Tour, cuando Alberto anunció que quería seguir dos años más". La realidad y la hemeroteca discrepan con la versión del técnico italiano: la decisión del madrileño fue aseverada dos meses antes, mientras que el propio Guercilena hizo público a mitad de junio su interés por Contador.

El cava

Sea como fuere, Alberto Contador y sus hombres de confianza se han incorporado a Trek-Segafredo. En diciembre estuvo en la primera concentración del equipo, todavía vestido con la ropa de su anterior escuadra, Tinkoff. La razón: en ciclismo los contratos se cierran en años naturales y, aunque los corredores se integren en sus nuevos equipos ya en otoño, están obligados a vestir el material de quien todavía les paga. La liberación llegó inmediatamente después de las campanadas, con un vídeo en el cual Contador descubría un maillot de su nuevo equipo.

En el vídeo hay un par de detalles que, como todo lo que tiene que ver con el campeón madrileño, han sido muy comentados. Uno, el trofeo de ganador del Giro d’Italia 2015, reivindicación de sus años en Tinkoff; el segundo, la copa (“de cava”) con la que brindaba a cámara para después bebérsela de un trago. Esto fue interpretado como un mensaje para Oleg Tinkov, dueño de su exequipo, que en octubre arremetió duramente contra su hasta entonces estrella con críticas personales rayanas con el insulto; una de ellas, “es una persona muy triste: nunca quiere beber champán”.

Tinkov ha sido la penúltima de la larga lista de némesis que ha sufrido Contador durante su carrera deportiva, desde Armstrong a las caídas pasando por el clembuterol. El millonario ruso fue el motivo por el que Contador no realizó apariciones públicas con Trek hasta la entrevista concedida a la SER el 9 de enero. El pinteño y su entorno no quisieron ofrecerle razones a las que agarrarse para no liquidarle su último mes de contrato. En dicha entrevista, Contador se permitió alguna puya a su antiguo jefe: “No ha sabido gestionar el equipo”. No obstante, se mantuvo dentro de un tono tranquilo y educado para cerrar un desagradable capítulo.

Más ácidas fueron sus críticas contra Specialized. La bicicletera californiana fue su patrocinador principal, así como el sustento de los equipos de base de su Fundación, durante varios años. Sin embargo, el patrocinio cesó en 2015; la buena relación entre ambas partes, bastante antes. Contador criticó a sus antiguas bicicletas en rueda de prensa y posteriormente, en entrevistas personales, explicó que eran pesadas con respecto a las máquinas de sus rivales, asunto nada baladí en un deporte obsesionado (y muy influido) por la báscula. El pinteño contó que corrió el Tour con una bicicleta negra para ahorrarse los gramos que pesaba la pintura. También se dijo encantado con sus nuevas Trek, herederas de la bici con la que ganó su primer Tour de Francia allá por 2007.

El objetivo

Diez años después, la gran ronda francesa sigue siendo el gran objetivo de Alberto Contador. “Es la carrera que es más rentable para el patrocinador y hay que plantearla al cien por cien”, dijo a As. “Al final es eso”. Tanto él como Guercilena están convencidos de sus posibilidades. Por el camino hará una temporada más “prudente” que en años anteriores, con varias concentraciones en las Islas Canarias para entrenar y citas competitivas en Vuelta a Andalucía, París-Niza, Volta a Catalunya y Vuelta al País Vasco antes del Tour y su antesala (el Critérium du Dauphiné). Su participación en la Vuelta a España queda en suspenso para más adelante y, según sus propias palabras, no dependerá de qué suceda en julio.

Trek-Segafredo está plenamente dispuesto a apoyarle en su apuesta por el maillot amarillo. Para ello dispondrá un fichaje de campanillas que ya fue protagonista en la pasada Grande Boucle, el colombiano Jarlinson Pantano, y a Bauke Mollema, escalador neerlandés en franca progresión que liderará al equipo en el Giro para después ejercer de lugarteniente en el Tour, amén de un poderoso bloque de gregarios y rodadores en el cual figuran los vascos Markel Irízar y Haimar Zubeldia.

Más allá de esta temporada, Contador rehúsa poner fecha a su retirada y se deja las puertas abiertas. “Carrera a carrera”, asevera. Eso se traduce en que el contrato que le vincula a Trek es de un año con opción a otro; una vía de escape en caso de que el madrileño sienta que su vida deportiva ya está completa… O encuentre un patrocinador para fundar su propia escuadra.