Contador observa a Nairo Quintana durante la 15ª etapa.

Contador observa a Nairo Quintana durante la 15ª etapa. Javier Lizón EFE

Ciclismo

La trampa inédita del ascenso a Mas de la Costa

La exigencia de la subida final, un desnivel acumulado de 3.700 metros y el calor pueden hacer de la decimoséptima etapa de La Vuelta toda una oportunidad para tambalear la general.

7 septiembre, 2016 01:00

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Ya no hay más días de descanso. Desde ahora, del tirón hasta Madrid con cuatro días en los que se decidirá la suerte de esta Vuelta a España que Movistar parece tener controlada, pero en la que Froome y Sky van a estar al acecho. Por mucho que el propio corredor británico diga que tendrá que “volver a intentarlo otro año”, como dando todo el pescado por vendido probablemente en una maniobra para desviar la atención.

Evidentemente, todas las miradas están puestas en el díptico alicantino que conforman la contrarreloj de Calpe y la última gran etapa de montaña, con final en Aitana. Dos jornadas sobre las que planea el fantasma del fuego que asola la provincia de Alicante, y que afecta parcialmente al recorrido de la prueba. De momento, no hay informaciones oficiales al respecto en ningún sentido, pero la dramática situación que viven los alrededores de Jávea hace que cada palabra que se dice sobre estas etapas sea con la máxima prudencia.

En cualquier caso, antes tenemos, ¿lo adivinan?, una nueva llegada en alto. Además, una de las inéditas: la subida a Mas de la Costa. Una jornada a la que nadie le tiene especial fe como factor decisivo de la Vuelta, aunque, analizando un poco lo que guarda esta etapa, estamos ante una verdadera trampa que puede volver a mover las cosas entre los hombres que se están jugando la clasificación general.

Realmente, y con el perfil de la etapa en la mano, quizás lo que menos atrae es precisamente ese final, por lo repetitivo de esta Vuelta. Se trata de una subida de unos cuatro kilómetros muy exigente, con rampas máximas del 21%, muy del estilo de lo que lleva haciendo Unipublic los últimos años. Si la etapa fuese igual que la de Peña Cabarga o la Camperona, estaríamos hablando de un puñado de segundos entre los favoritos. Pero ellos mismos dicen que no, que hay otros condicionantes que la convierten en una etapa muy relevante.

Así es la subida final de Mas de la Costa.

Así es la subida final de Mas de la Costa. La Vuelta

Así lo ha expresado Alberto Contador, que en la misma mañana del día de descanso se acercó a verla: “He estado recientemente y creo que no va a ser como Peña Cabarga, por ejemplo. Tengo la impresión de que aquí habrá más diferencias, porque el desnivel y la temperatura jugarán un papel importante”. Y es que la etapa tiene ni más ni menos que 3.700 metros de desnivel acumulado, y los termómetros, según las predicciones, se pueden disparar hasta los 40 grados. Por tanto, puede que haya mucha tela por cortar.

También en Movistar han estado atentos a esta etapa, que Nairo Quintana ha definido como “la primera de las etapas importantes” que quedan hasta Madrid. El líder de la Vuelta asegura que será una etapa “muy exigente” debido al cansancio de las casi tres semanas de carrera y los factores meteorológicos. Sin embargo, él está tranquilo: “Fuimos a conocerla hace tiempo y es una subida exigente. Espero estar bien para responder cuando lluevan los ataques y poder mantenerme a la defensiva”.

Y es que todo indica que el colombiano saldrá a la defensiva. Aunque, claro, a nadie le amarga un dulce, y cuando se le pregunta por la posibilidad de sacar más tiempo también lo ve con buenos ojos: “Primero, creo que hay que ir mirando cómo estamos cuando lleguen los ataques. Responderlos todos y, después, si tenemos la oportunidad, intentaremos sacar más tiempo. Eso nunca viene mal”, ha comentado Nairo. También Samuel Sánchez, sexto ahora en la general, ha estado reconociendo el terreno: “Es una subida muy exigente y el día se va a hacer muy duro. Puede pasar de todo”.

Tras el día de descanso en la costa castellonense, llega el turno de volver a batallar sobre la bicicleta. Mas de la Costa es una verdadera trampa no sólo por la exigencia del final, sino por un terreno previo propicio a movimientos, en los que será difícil controlar la carrera de salida. Un final inédito tras 177 kilómetros y tres puertos previos que puede hacer que la general se tambalee de nuevo.