Jason Collins lanzando a canasta en un entrenamiento.

Jason Collins lanzando a canasta en un entrenamiento.

Baloncesto

Jason Collins, el primer jugador de la NBA en declararse gay, lucha por su vida contra un agresivo cáncer cerebral

Con un pronóstico de 11 a 14 meses, el estadounidense mantiene la esperanza de probar un tratamiento que le haga esquivar la muerte.

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Jason Collins, el primer jugador en la historia de la NBA en declararse gay en 2016, se encuentra luchando por su vida tras haber sido diagnosticado hace unos meses con un cáncer cerebral de rápida progresión, que pone en riesgo su vida en cuestión de semanas.

El exjugador reveló a través de una historia publicada por ESPN que padece un glioblastoma, un tipo de cáncer cerebral muy agresivo, y que está luchando por sobrevivir más allá del reducido pronóstico que este tumor conlleva.

"Hace unos meses, mi familia publicó un breve comunicado diciendo que tenía un tumor cerebral. Era simple, pero intencionadamente poco específico. Lo hicieron para proteger mi privacidad mientras yo estaba mentalmente incapacitado para hablar por mí mismo y mis seres queridos intentaban comprender a qué nos enfrentábamos", explicó a sus 47 años.

Inicialmente, Collins minimizó estas señales pero una tomografía axial computarizada (TAC) confirmó la gravedad de su estado.

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Los médicos le informaron que el glioblastoma multiforme avanzaba tan velozmente que la enfermedad podría haber sido fatal en cuestión de semanas sin una intervención inmediata.

"Quiero que la gente me escuche ahora directamente. Sufro un cáncer cerebral de los más mortales. Apareció increiblemente rápido" añadió Collins, quien disputó 830 partidos en la NBA con equipos como New Jersey Nets, Memphis, Minnesota, Atlanta y Boston antes de retirarse en 2014.

Jason Collins, exjugador de la NBA.

Jason Collins, exjugador de la NBA.

"La biopsia reveló que mi glioblastoma tenía un factor de crecimiento del 30%, lo que significa que en cuestión de semanas, si no se hacía nada, el tumor se quedaría sin espacio y probablemente moriría en un plazo de seis semanas a tres meses", detalló.

"El objetivo es seguir combatiendo el avance de los tumores el tiempo suficiente para que me diseñen una inmunoterapia personalizada y mantenerme lo suficientemente sano como para recibirla una vez que esté lista", afirmó el estadounidense.

"Como mi tumor es inoperable, al optar únicamente por el tratamiento estándar (radiación y TMZ), el pronóstico promedio es de solo 11 a 14 meses. Si ese es todo el tiempo que me queda, prefiero dedicarlo a probar un tratamiento que algún día podría convertirse en el nuevo tratamiento estándar para todos", explicó el exjugador.

"Algo de lo que siempre me he enorgullecido es de tener a las personas adecuadas en mi vida. Cuando me declaré públicamente como el primer jugador de baloncesto gay en activo en 2013, se lo conté a mucha de mi gente más cercana. No me preocupaba que se filtrara antes de que saliera la historia, porque confiaba en la gente a la que se lo conté".

"¿Y saben qué? No se filtró nada. Pude contar mi propia historia, como yo quería. Y ahora puedo decir honestamente que los últimos 12 años han sido los mejores de mi vida.

La vida es mucho mejor cuando te muestras como eres realmente, sin miedo a serlo, en público o en privado. Así soy yo. Con esto estoy lidiando", concluyó el exjugador de la NBA.