Marc Gasol, en el podcast de 'Café de finca'

Marc Gasol, en el podcast de 'Café de finca'

Baloncesto

La vida actual de Marc Gasol tras su retirada: no quiere jugar al baloncesto y va "a ver obras como un abuelete"

Centrado en su familia y nuevos proyectos empresariales, el exjugador de la NBA gestiona su transición vital tras dejar la élite del deporte.

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Marc Gasol ha dejado atrás los focos de la NBA y la adrenalina de los grandes partidos para adentrarse en una etapa de introspección, familia y proyectos personales.

Alejado de las pistas, no ha vuelto a jugar al baloncesto, ni siquiera en modo recreativo ya que asegura que solo sabe hacerlo si es compitiendo.

El catalán, pieza clave de la selección y campeón de la NBA con Toronto Raptors, ahora pasea por la calle, observa "obras con las manos a la espalda" y se ríe de sí mismo al compararse con un "abuelete".

Gasol se despidió del baloncesto profesional tras dos años como jugador y presidente del Bàsquet Girona, el club que fundó y con el que consiguió un histórico ascenso a la Liga ACB.

Fue una experiencia única en su carrera, no solo por el logro deportivo, sino por el aprendizaje profundo que le supuso dirigir un proyecto desde dentro y desde fuera de la cancha.

"Fue como vivir la cara opuesta de la NBA", confiesa en el podcast de Café de Finca, la marca de café de la que es socio y que se ha convertido en uno de sus principales intereses actuales.

Su relación con el baloncesto

Marc se define como un competidor nato. Esa mentalidad, forjada desde la infancia en duelos interminables con su hermano Pau, sigue tan presente que le impide jugar siquiera una pachanga con amigos.

"No puedo jugar... no sé jugar al baloncesto para pasármelo bien", asegura con rotundidad.

Para él, jugar implica entrar en el cuadrilátero, salir de la zona de confort, exigirse al máximo. Cualquier otra cosa no le llena ni le representa.

Este vínculo emocional y competitivo con el deporte ha hecho que su retirada no sea una ruptura abrupta, sino un proceso que aún está "gestionando".

"El baloncesto ha sido un generador y gestor de emociones", explica, consciente de que ahora necesita otros canales para manejar esa energía interior.

Cambio de prioridades

La familia siempre ha sido el eje sobre el que ha girado la vida de Marc Gasol. Pero durante su etapa como jugador, esa prioridad se veía constantemente desplazada por la exigencia profesional.

Ahora, liberado de ese peso, dedica su tiempo a estar presente en la vida de sus hijos. "Es mi enfoque principal", dice.

Quiere acompañarlos, observarlos, estar ahí. "Aunque antes estuviera físicamente, mentalmente siempre estaba en mi próximo reto".

Marc reconoce que ese desequilibrio le generaba incluso culpa. Recuerda con alegría el momento en el que pudo regresar a casa para celebrar el sexto cumpleaños de su hija, después de la burbuja de la NBA en plena pandemia de Covid-19.

Marc Gasol dando indicaciones durante el partido del Basquet Girona

Marc Gasol dando indicaciones durante el partido del Basquet Girona EFE

"Fue muchísimo más importante que jugar a baloncesto", recuerda. Desde entonces, esa experiencia le reafirmó en que su felicidad pasa ahora por estar con los suyos.

Su mujer, Cristina, es un pilar fundamental en esta nueva etapa. La define como "la mayor suerte" de su vida.

Con ella ha construido una estabilidad que le permite afrontar el retiro con serenidad, sin nostalgia ni angustia. Las relaciones personales, dice, deben ser reales, honestas, leales.

Junto a Cristina, ha aprendido a identificar esa autenticidad desde muy joven, cuando observaba cómo trataban a Pau en su ascenso meteórico hacia la élite.

Un proyecto vital y empresarial

El exjugador ha canalizado su energía en nuevos desafíos empresariales, como el proyecto Café de Finca, en el que forma parte del accionariado.

Se ha implicado en conocer la cadena de valor del café desde el origen, visitando a los productores y comprendiendo el proceso completo.

Esa filosofía de entender a fondo lo que hace le viene del baloncesto, donde nunca fue un "soñador", sino un trabajador diario que se preguntaba constantemente "¿qué tengo que mejorar hoy?".

Para Marc, el éxito de cualquier proyecto depende de rodearse de personas que compartan el mismo ADN y ambición.

Esa es la base que quiere aplicar tanto en los negocios como en su papel como propietario del Bàsquet Girona.

Aunque ya no baja a entrenar ni se mete en cuestiones técnicas, mantiene una presencia activa en el club, más desde el acompañamiento emocional que desde lo táctico. "Estoy ahí para apoyar, dar exigencia moral, ánimo", comenta.

Marc Gasol, con la selección de España

Marc Gasol, con la selección de España AFP7 / Europa Press

Una nueva forma de vivir

Lejos de la rigidez de los calendarios deportivos, Marc Gasol ha adoptado una rutina mucho más relajada.

Pasea, juega al pádel (aunque no le gusta perder), camina junto al mar para desconectar y, como él mismo bromea, se va a ver obras "como un abuelete", con las manos a la espalda y paso lento.

Este nuevo ritmo de vida le permite disfrutar de pequeñas cosas que antes pasaban desapercibidas, aprender a bajar marchas y redescubrir el placer de lo cotidiano.

En ese proceso, también va conociéndose mejor, aceptando que el cuerpo ya no responde igual, pero sin dramatismos.

"La cabeza puede más que el cuerpo", admite. Y ha sido esa conciencia la que le ha permitido retirarse en paz, sin aferrarse a lo que fue.

Sus padres, dice, están orgullosos no solo por lo que han conseguido él y su hermano, sino por cómo lo han hecho: con humildad, compromiso y conciencia del impacto que podían tener en los demás.

En su trayectoria no hay atajos, sino trabajo silencioso, capacidad de observación y una honestidad radical con uno mismo.

Marc Gasol vive hoy lejos de los focos, pero sigue influyendo. Ya no desde la cancha, sino desde la coherencia de una vida que busca el equilibrio entre pasión y paz, entre intensidad y ternura.

Su historia no es la de un ídolo caído, sino la de alguien que ha sabido cerrar una etapa con gratitud y abrir otra con autenticidad.