Alen Omic lanza un gancho ante Valencia Basket.

Alen Omic lanza un gancho ante Valencia Basket. Jorge Zapata EFE

Baloncesto

El clínic de Omic y Smith permite a Unicaja forzar el desempate en la final de la Eurocup

Las virguerías del esloveno en la zona y del norteamericano en el triple hicieron posible el tercer partido a todo o nada en casa de Valencia Basket (79-71).

31 marzo, 2017 22:48

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Cuando el marcador del Martín Carpena pasó de señalar un 43-34 al descanso a un 43-40 nada más arrancar la segunda parte, el público malagueño tembló: Valencia Basket amenazaba con poner la directa hacia el triunfo en la Eurocup. Sin embargo, no había nada que temer. Unicaja quiso el desempate desde el minuto uno hasta el 40, sin desfallecer en ningún momento. Lo demostró en el tercer cuarto, donde los triples y los rebotes que tantas alegrías le dieron este viernes acabaron por certificar su victoria, la primera de la temporada ante Valencia tras cinco derrotas consecutivas [Narración y estadísticas: 79-71].

En Málaga no estaban por la labor de ver levantar la copa a Valencia. Al menos, no en la casa verdiblanca. Por eso, los hombres de Joan Plaza salieron a morder nada más producirse el salto inicial. Con la diferencia de que la gasolina de la casta no duró un cuarto ni dos, sino los cuatro de rigor. El gran nombre propio del segundo duelo de esta final continental española fue Alen Omic. ¿Quién se acuerda de la baja de Dejan Musli después de una exhibición de poderío interior como la del esloveno?

Unicaja sabía que este fichaje era uno de garantías. Ya quedó demostrado con creces en Gran Canaria la pasada temporada. Qué manera de dominar el partido por dentro, con un gran olfato para las canastas bajo tablero y un auténtico imán para todo rechace defensivo u ofensivo que se preciase. El pobre Dubljevic, fundamental para que el primer punto de la eliminatoria tuviese color taronja, rabiaba: era imposible no perder la comparación con Omic ante tantísima inspiración por su parte.

Si la actuación del jugador balcánico ya fue digna merecedora del empate andaluz en las series por el título, no se quedó atrás el trance anotador de Jamar Smith cuando Valencia más amenazó con entrar en el partido. A golpe de triple, dejó completamente noqueados a los visitantes. Incluso se inventó una 'bomba' al más puro estilo Navarro. Y hasta quiso ser Larry Bird cogiendo el rechace a su propio tiro fallido… y convirtiendo el lanzamiento posterior. Con este clínic exterior y el ya comentado en la pintura, el 1-1 fue posible.

Difícil no destacar también los arrebatos de futura capitanía (tiempo al tiempo) de Alberto Díaz desde el perímetro, junto a Brooks, que repitió sus minutos fulgurantes de la inauguración de la final. El norteamericano también aportó lo suyo en el rebote, por cierto. Y, con Valencia remando por una remontada y una ventaja en el electrónico que nunca llegaron, apareció Dani Díez para poner la puntilla al triunfo local. Carlos Suárez tampoco desentonó, con un trabajo sucio que bien pudo enorgullecer a cierto tocayo suyo ahora a cargo de la dirección deportiva malagueña.

Hubo pocos momentos en los que los hombres de Pedro Martínez pudiesen competir con garantías. Sostenidos sobre todo por las rachas de acierto de Vives y Van Rossom, con Sato y Rafa Martínez también con su cierto protagonismo, se echaron en falta demasiadas cosas: un partido más sólido de Dubljevic y San Emeterio, la aparición de secundarios de lujo como Sastre y Oriola, el factor Thomas (que su incidencia tuvo en el primer encuentro), mucho más 'punch' bajo el aro… El desenlace no fue el esperado en Málaga, pero a los taronja aún les queda una bala en la recámara, la misma que a Unicaja: un tercer partido a cara de perro en el que la cuarta Eurocup de unos o la primera de otros, con factor cancha adverso solventado por tercera eliminatoria consecutiva, estará en juego.