Lindsey Vonn, emocionada tras su victoria en St. Moritz

Lindsey Vonn, emocionada tras su victoria en St. Moritz Reuters

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Lindsey Vonn, renacida a los 41: el triunfo de una luchadora con los JJOO de invierno como gran colofón a su carrera

Con una prótesis de titanio en la rodilla, Lindsey Vonn resurge con una histórica victoria en St. Moritz y sueña con lo más alto en los JJOO de Milan y Cortina 2026.

Más información: Lindsey Vonn vuelve al esquí a los 40, tras cinco años retirada y una reconstrucción de su rodilla derecha

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Lindsey Vonn ha hecho lo imposible. A sus 41 años, la leyenda estadounidense del esquí alpino ha vuelto a ganar una prueba de la Copa del Mundo, rompiendo récords, esquemas y, sobre todo, la lógica del deporte de élite.

Este viernes, en St. Moritz, la campeona ha firmado una de las gestas más impactantes del deporte moderno. No es una simple victoria, es la confirmación de una resurrección física y emocional que parecía inalcanzable.

La pista Corviglia, conocida por su dificultad técnica, fue el escenario elegido por el destino para el renacimiento de Vonn.

Allí se impuso en el descenso con una autoridad que dejó sin palabras a la comunidad del esquí. Su rendimiento superó incluso al de atletas mucho más jóvenes, como la austriaca Mirjam Puchner, a quienes aventajó por más de un segundo en varios tramos.

Con este triunfo suma su victoria número 83, la primera desde marzo de 2018. Más allá del resultado, el mensaje es claro: Lindsey Vonn no ha regresado para una gira de despedida, sino para competir de verdad.

La estadounidense ha demostrado que quiere y aún puede ganar. Y lo ha demostrado de forma rotunda.

Lindsey Vonn, durante un descenso en St. Moritz

Lindsey Vonn, durante un descenso en St. Moritz Reuters

Una retirada forzada

Entender esta hazaña requiere recordar el calvario físico que empujó a Vonn a retirarse en 2019. Durante su carrera, su estilo agresivo en pista le trajo tanto gloria como sufrimiento.

Fracturas múltiples, conmociones cerebrales y, sobre todo, unas rodillas maltrechas que terminaron por rendirse. Especialmente la derecha: sin ligamentos funcionales y sin cartílago, sus últimos descensos fueron un acto heroico de resistencia ante un dolor insoportable.

Entonces, la retirada era inevitable. Su cuerpo no aguantaba más. Parecía el final definitivo de una carrera que ya la había consagrado como una de las mejores esquiadoras de todos los tiempos.

Una prótesis milagrosa

Pero en abril de 2024, llegó el punto de inflexión. Vonn se sometió a una operación de reemplazo parcial de rodilla, una intervención pensada para mejorar la calidad de vida de personas retiradas, no de atletas de élite.

Durante la operación, le implantaron piezas de titanio que eliminaron por completo el dolor que llevaba una década soportando.

La mejora fue tan radical que Vonn volvió a entrenar. Recuperó sensaciones. Y descubrió algo asombroso: por primera vez en años, podía esquiar sin sufrir.

"Ahora tengo una rodilla biónica", bromea la propia Lindsey, aunque el trasfondo de esa frase esconde un esfuerzo físico y mental titánico.

Lindsey Vonn celebra su victoria en St. Moritz

Lindsey Vonn celebra su victoria en St. Moritz Reuters

Regreso silencioso

A lo largo de 2024, la campeona preparó en secreto su regreso. Fortaleció su cuerpo, recuperó musculatura y trabajó durante meses sin hacer ruido. La vuelta oficial llegó con la temporada 2024/2025.

No fue fácil: volver a competir a velocidades de más de 120 km/h exigía readaptarse al vértigo, al riesgo y a la precisión.

En marzo de 2025, logró un podio inesperado en el Supergigante de Sun Valley, una pista estadounidense exigente donde finalizó segunda. Ese resultado fue la señal de que su regreso no era simbólico, sino competitivo.

Objetivo: JJOO

Todo este esfuerzo tiene una meta: los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026. Y no en cualquier lugar.

La sede del esquí alpino femenino será Cortina d'Ampezzo, en Italia, la pista donde Vonn ha ganado 12 veces en la Copa del Mundo. Su jardín. Su santuario.

Participar en sus quintos Juegos Olímpicos de invierno, en esa pista, sería el broche perfecto. Pero ahora, tras su victoria en St. Moritz, no se trata solo de participar.

Vonn se ha convertido en una candidata real a las medallas. A los 41 años. Con una prótesis de titanio. Después de haber sido dada por acabada.

Lindsey Vonn ha escrito un nuevo capítulo en su leyenda. Uno que combina ciencia, determinación y amor por el deporte.

Ha pasado de ser una retirada cojeando a una ganadora en la élite. Ha roto barreras físicas y mentales. Y lo ha hecho con una dignidad que inspira.