Bernabé Zapata durante un partido de tercera ronda de Roland Garros

Bernabé Zapata durante un partido de tercera ronda de Roland Garros EFE

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Zapata (28), tenista profesional: "Cobré 16.000 € con mi primera victoria en ATP y evitó que me retirara. Pude seguir jugando"

Un ascenso lleno de obstáculos económicos, un préstamo que casi le obliga a parar y una carrera marcada por la resiliencia, la historia del tenista Bernabé Zapata.

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Bernabé Zapata Miralles sabe bien lo que significa vivir al límite dentro del tenis profesional.

El jugador valenciano, nacido el 12 de enero de 1997, recuerda sin dramatismos, pero con total claridad, los años en los que seguir compitiendo parecía una apuesta imposible.

Lo contó en Safe trip talk, el canal de YouTube donde repasó su trayectoria, desde sus primeros golpes en Valencia hasta su llegada al número treinta y siete del mundo en mayo de 2023.

El camino no fue lineal. Tampoco cómodo. Empezó en el Sporting Club de Tenis, donde desde los doce o trece años recibió una primera ayuda que aligeró los gastos de desplazamientos y torneos.

En casa, cada viaje suponía un esfuerzo. En paralelo, el joven Zapata trataba de avanzar en sus estudios mientras asumía que el tenis exigía más horas, más kilómetros y más dinero del que su entorno podía permitirle.

Los años más duros

El salto a los torneos Futures, entre los diecisiete y los dieciocho años, marcó una etapa de sacrificio constante. Zapata viajaba solo durante semanas porque no había margen para acompañantes.

Sus recursos eran "bastante reducidos" y cada gasto se medía al milímetro. La economía condicionaba todo, incluso la planificación deportiva.

No podía jugar las previas de los Challenger, ya que no repartían premios en metálico. Para sobrevivir, debía encadenar Futures y buscar puntos como única vía hacia un ranking más estable.

Entre los dieciocho y los veintidós años, vivió uno de los tramos más inciertos de su carrera en el mundo del tenis.

Contaba con patrocinios modestos -entre 8.000 y 9.000 euros anuales de cada uno- y una beca de la Federación Española que rondaba los 10.000 euros.

Aun así, empezaba la temporada sin saber si la terminaría. "Un patrocinador puede empezar el año con treinta y cinco mil euros y acabar en cero", explicaba. La renovación del apoyo económico nunca era segura.

Bernabé Zapata, durante el Mutua Open de Madrid

Bernabé Zapata, durante el Mutua Open de Madrid EFE

El préstamo familiar

El punto crítico llegó en mayo, con veintiún o veintidós años. Zapata había apostado por jugar varios Challengers fuera de Europa. El resultado fue devastador: casi sin dinero y sin garantías de poder continuar.

En casa, sus padres tenían decidido pedir un préstamo de 7.000 euros para que siguiera intentándolo.

Y entonces él frenó en seco. "Si pides un préstamo dejo el tenis. Pienso que no vale la pena hacer ese sacrificio", le dijo a su padre.

En aquel momento, su ranking era el doscientos ochenta del mundo. Sin equipo, sin colchón económico y sin certezas, la retirada parecía una decisión lógica.

Sin embargo, una semana más tarde ocurrió lo inesperado: viajó a la previa del ATP de Ginebra, la superó y ganó su primer partido en un cuadro final. Ese triunfo le dejó un premio de 16.000 euros.

"Pude terminar el año", resumía ahora, consciente de que aquella victoria fue un punto de inflexión.

Salto al Top 40

A partir de los veintidós o veintitrés años, la situación empezó a cambiar. Se asentó en el circuito Challenger y compaginó la competición con participaciones en equipos que le ayudaban a financiar viajes y preparación.

El despegue definitivo llegó en 2020, tras la pandemia. Ganó su primer Challenger en Cordenons, ante Carlos Alcaraz, y cerró el año dentro del Top 200.

En 2021, al superar sus primeras previas de Grand Slam, alcanzó por fin una estabilidad que nunca había tenido. "Fue cuando verdaderamente empecé a ganar algo de dinero", explicaba.

Bernabé Zapata, durante el podcast 'Safe trip talk'

Bernabé Zapata, durante el podcast 'Safe trip talk'

La presión económica desapareció y su tenis fluyó. Un año después firmó su mejor temporada, la que lo llevó hasta ese número treinta y siete del mundo que aún hoy figura como su techo.

La página oficial de la ATP recoge un total de 2.597.511 dólares en premios durante su carrera.

Sin embargo, Zapata recuerda que la mitad se va en impuestos y que la cifra neta ronda "un poquito más de un millón" de euros.

Lejos de despilfarrarlo, asegura que prefiere invertir y construir una base que le permita vivir tranquilo cuando cuelgue la raqueta.

Nuevo comienzo

En la entrevista también habló de su reciente depresión. Un bache que le afectó dentro y fuera de la pista y que le obligó a parar. Con ayuda psiquiátrica y un descanso prolongado, logró recuperarse.

Ahora, envuelto en la pelea por regresar al Top 300, compite sin la angustia económica de sus inicios, pero con la necesidad de reencontrar motivaciones.

Zapata viene de disputar el Challenger Tour de Hersonissos, donde cayó en dieciseisavos ante el austríaco Dennis Novak.

Con veintiocho años, encara esta etapa desde otro lugar: tiene un centro deportivo junto a su preparador físico y busca afianzar algunas rentas que le permitan mirar al futuro con calma.

Su historia es la de un tenista que estuvo a centímetros de abandonar y que, gracias a un partido en Ginebra, pudo seguir escalando.

"Mi primera victoria en ATP evitó que me retirara", recordaba. Aquel día ganó dieciséis mil euros. Y, sobre todo, ganó tiempo.