Enrique Arnaldo, magistrado del Tribunal Constitucional
Enrique Arnaldo, magistrado del TC: "Hay poca deportividad en la vida pública, falta un poco de fair play"
El magistrado del Tribunal Constitucional cambia las leyes por la literatura buscando conocer cómo durante más de veinte siglos el deporte ha inspirado a distintos autores en sus obras.
Pocos juristas en España pueden presumir de una trayectoria tan completa y a la vez tan abierta como la de Enrique Arnaldo Alcubilla (Madrid, 1957).
Magistrado del Tribunal Constitucional desde noviembre de 2021 y catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Rey Juan Carlos, ha sido también letrado de las Cortes Generales, vocal del Consejo General del Poder Judicial y presidente del Tribunal Administrativo del Deporte.
A esa sólida carrera jurídica se une ahora una faceta más personal, marcada por la curiosidad intelectual y la pasión por el deporte y la lectura, que cristaliza en su nuevo libro, 'El deporte en la literatura' (Espasa, 2025).
En sus más de cuatrocientas páginas, Arnaldo recorre veinte siglos de historia cultural para descubrir cómo el deporte ha inspirado a autores tan distintos como Homero, Cervantes, Shakespeare, Camus o Vargas Llosa, demostrando que la épica, la estética y los valores del juego también han sido materia literaria.
La obra se adentra en las luces y sombras del fenómeno deportivo: su capacidad educativa, su poder simbólico y también sus disvalores, como el dopaje o la violencia.
En esta conversación, el magistrado revela cómo nació el proyecto durante el confinamiento, reflexiona sobre la falta de "fair play" en la vida pública y confiesa su deseo de seguir escribiendo sobre otras pasiones, como el vino o incluso la novela.
Enrique Arnaldo, magistrado del Tribunal Constitucional
Nos presenta su libro 'El deporte en la literatura' y la primera pregunta es casi obligada: ¿Cómo se pasa de ser jurista, magistrado y miembro del Tribunal Constitucional a escribir un libro que está tan alejado de ese mundo?
Sinceramente, creo que centrarse en una sola cosa puede ser negativo. Me gusta la vida abierta, que sorprenda y permita explorar nuevos horizontes. No es que el derecho me aburra, pero no satisface todas las facetas del ser humano.
Me apasiona el deporte y la literatura, entre otras cosas como la gastronomía, la enología, el vino y viajar. Descubrí que el deporte no solo era un fenómeno social, sino también literario de primer orden.
La gran literatura moderna y contemporánea, especialmente la anglosajona, la hispanoamericana y también la española, habla del deporte con frecuencia, a veces como eje del relato y otras como referencia para explicar otros temas.
Queda claro que la lectura y el deporte son dos de sus grandes pasiones. ¿Cómo de grande es su biblioteca y cuánto ha tenido que leer para escribir un libro tan lleno de referencias?
Tengo cerca de 500 obras realmente leídas, no son identificadas por inteligencia artificial o búsquedas en Google. Algunas fueron lecturas anárquicas, lo que caía en mis manos, y otras dirigidas.
Es cierto que alguna referencia podría haber escapado, como un libro de remo, pero la mayoría de los autores y títulos mencionados están presentes.
¿Habrá una segunda parte del libro con lo que faltó por incluir?
Es posible. Sigo leyendo, pero no he encontrado aún suficiente material nuevo como para una continuación.
Entre los personajes históricos citados, sorprende se menciona, por ejemplo, a Julio César como un gran talento deportivo, mientras que de Nerón se cuenta que no destacaba tanto. De todos los personajes que narra, ¿cuáles son sus favoritos?
Me fascinan especialmente dos: Andre Agassi, por sus memorias Open, que considero de lo mejor que he leído, y Emil Zatopek, el fondista checo que ganó tres pruebas olímpicas en los mismos juegos.
Agassi, era un personaje al que su padre obliga a aprender a jugar al tenis. Él se harta de tanta devolución de la pelota, pero finalmente se convierte en un grandísimo tenista, ganador de varios Grand Slam. Él recrea toda su historia en sus memorias.
La historia de Zatopek está marcada por la política y su relación con el régimen comunista checo, con episodios de superación y dignidad.
Él comienza a practicar distancias de fondo como 5.000 y 10.000 por casualidad y acaba convirtiéndose en un grandísimo atleta, incluso en unos mismos Juegos Olímpicos gana las tres competiciones: 5.000, 10.000 y Maratón.
El régimen comunista de Checoslovaquia se aprovecha de su fama, pero Zapotek acaba distanciándose. Con el tiempo toma una posición en favor del reformismo, o sea, del socialismo de corte humano, y es degradado y mandado a una mina.
Le ponen a limpiar calles y convenciéndolo para aliarse de nuevo con el comunismo reinante, salvando así su bienestar. La historia la narra un novelista y es deliciosa.
Además, sobresale Albert Camus, premio Nobel y portero en su juventud en Argel, quien afirmó en un discurso que todo lo bueno que había aprendido en la vida lo había hecho gracias al fútbol.
Enrique Arnaldo, magistrado del Tribunal Constitucional
¿La cultura intelectual sigue viendo el deporte como algo vulgar o ya es más aceptado por las élites?
En el pasado, algunos periódicos excluían el deporte por considerarlo ajeno a la cultura. Pero finalmente se vieron obligados a incluirlo, porque el deporte forma parte de la vida, eso es un hecho innegable de la vida contemporánea.
Yo no imagino una sociedad contemporánea sin deporte. Pensemos que pasaría si a los ciudadanos españoles o franceses se les privara del deporte: sería algo traumático, la sociedad sería distinta.
Entonces, efectivamente los intelectuales y los pseudo intelectuales en muchos momentos degradaban el deporte, como si fuera algo no solamente vulgar, sino rechazable, algo contrario a la cultura.
Yo creo que esa posición ha ido perdiendo peso en la sociedad porque el deporte está relacionado con la educación, con la formación integral de la persona, con valores, incluso ya son valores constitucionales, porque la Constitución obliga a los poderes públicos a fomentar el deporte, porque entienden que tiene una función terapéutica y una función educativa.
Los valores deportivos, como la cortesía, la nobleza y el juego limpio, se destacan dentro de la literatura recogida en el libro. ¿Existen paralelismos entre esos valores y los que rigen el derecho y la vida pública?
Si lo analizamos críticamente, diríamos que hay poca deportividad en la vida pública, poco juego limpio, poca capacidad de diálogo.
Falta un poquito de ese fair play en el que tanto creemos. La mayor parte de las sociedades creemos más en el fair play que lo que la realidad demuestra. Ojalá los valores deportivos pudieran trasladarse a otros elementos de la sociedad.
El libro también aborda el lado menos positivo del deporte: el dopaje, la violencia, el fanatismo... ¿Por qué era importante destacar estos aspectos?
Los valores deportivos tienen sus contrarios, y el deporte también exhibe disvalores como el dopaje (personal o animal), la violencia y el fanatismo.
Ejemplos como la guerra del fútbol entre Honduras y El Salvador, o los trágicos enfrentamientos entre hinchas en Europa, muestran el lado oscuro del fenómeno.
Enrique Arnaldo, magistrado del Tribunal Constitucional
¿Cree que la polarización y violencia del deporte moderno se ha trasladado también al debate político y la vida pública?
Los valores siempre tienen su contrario, los disvalores. ¿Cuáles son los disvalores del deporte? Pues efectivamente tenemos uno que es la alteración de la competición, que es el dopaje.
Hay algunas citas de Hemingway, Fernando Savater o Chencho Arias, que hablan en profundidad sobre los abusos del dopaje.
Otro de los grandes disvalores del deporte probablemente sean el fanatismo y la violencia. Tenemos algún ejemplo en España, cercano en Madrid incluso, con aquel enfrentamiento entre ultras muy violentos, pero hay hechos notorios en la historia horribles.
Para mí, de los más horribles también lo cuento, son el hecho de Heisel, el partido de Copa de Europa en Bruselas, donde se enfrentaron los seguidores de la Juventus y del Liverpool. También el Liverpool tuvo otro enfrentamiento en una semifinal de la Copa inglesa con el Nottingham Forest, con bastantes muertos…
El fútbol ha llegado incluso a dar nombre a una guerra, la guerra del fútbol entre Honduras y El Salvador, en el año 1969, en torno a la preparación para el Mundial del 70. Ese enfrentamiento futbolístico no fue el único, también en Egipto tuvo alguno con otro país africano, enfrentamientos casi tribales entre unos seguidores y otros. Esto es muy negativo.
Precisamente a veces se le acusa al fútbol y al deporte en general de estar incentivando en muchas ocasiones esa polarización, esa violencia… ¿Puede ser que en los últimos tiempos estos aspectos hayan saltado también a la vida pública y la política?
La contaminación enseguida se extiende, el barro es quizá uno de los peores elementos de la naturaleza, es decir, lo malo se extiende más deprisa que lo bueno. Las patologías, los virus, tienen unas enormes esporas… a través de las cuales se manifiestan… o sea que creo que sí.
Por esto es muy importante centrar en el deporte una parte del discurso público. No solo de los poderes públicos, también de las empresas que colaboran como patrocinadores de una actividad deportiva: una empresa de refrescos, un banco, una eléctrica, contribuyen a difundir una imagen verde y positiva del deporte.
Creo que eso ayuda mucho a la sociedad, porque a veces los poderes públicos se olvidan. Entonces yo haría un esfuerzo enorme. Debemos dedicar un esfuerzo para, por ejemplo, aislar un poco de las redes sociales, de la patología dependiente del móvil a los jóvenes y que jueguen, compitan...
Enrique Arnaldo, magistrado del Tribunal Constitucional
Respecto al TAD (Tribunal de Administración del Deporte), que usted presidió, ¿cómo se puede fortalecer su independencia para recuperar el respeto social que tuvo anteriormente?
Fui el primer presidente del TAD tras una modificación de la Ley del Deporte que se hizo en 2013, estuve del 2014 al 2018, cuatro años. No agoté el mandato que era de seis, renuncié antes.
En realidad, el modelo de aquel TAD incluía unas competencias casi universales en materia deportiva, la disciplina deportiva, la revisión de las decisiones federativas, la incoación de expedientes disciplinarios a los presidentes de las federaciones y la resolución de los recursos en materia de dopaje de la Agencia Española de Antidopaje.
Era un órgano administrativo integrado en el Consejo Superior de Deportes, pero con autonomía, competencia universal… el órgano jurídico de justicia deportiva supremo.
La forma de designación no era la más idónea, había que haber buscado algún mecanismo menos dependiente de la administración pública, menos vinculado al CSD y más a la realidad de los deportes.
En cambio, ahora el TAD no tiene las mismas competencias, se han disminuido radicalmente por un conjunto de razones que es mejor no entrar… ha perdido esa competencia universal, y la revisión judicial ahora supone una crítica severa a las decisiones que están tomando.
En el fútbol actual existe un gran debate sobre la independencia de los árbitros. Haciendo un símil entre colegiados y jueces ¿Qué riesgos conlleva para la independencia judicial ese tipo de señalamiento mediático y político que también se está denunciando en la justicia tradicional?
Todos llevamos dentro un árbitro y probablemente un juez. Probablemente también un seleccionador nacional de fútbol y un entrenador del equipo de nuestra camiseta.
Los árbitros y los jueces tienen que tener un caparazón, como una tortuga, para poder liberarse de esas críticas, porque siempre el que pierde con la resolución arbitral o judicial al final critica al juez, porque cree que tiene razón y se la están negando. Forma parte de la vida, que eso sea así.
El árbitro o el juez tiene que mirárselo, o hacérselo mirar si entiende que no está habilitado o no es suficientemente imparcial, entonces es cuando debe plantear distanciarse del asunto. Pero tenemos que tener capacidad para entender que la crítica con razones es necesaria asimilarla, forma parte de nuestro deber, porque a veces también nos equivocamos.
'El deporte en la literatura', de Enrique Arnaldo, magistrado del Tribunal Constitucional
Y la crítica sin razón tampoco merece la pena analizarla, ¿no?
No. La crítica de forofos, la verdad, son críticas de forofos. Pueden ser forofos de un club de fútbol, forofos políticos o forofos económicos, de lo que sea.
Jorge Valdano, le acompañó en el acto de presentación del libro y dijo: "El fútbol sin la palabra es muy poca cosa; deporte y palabra están inevitablemente unidos". ¿Está de acuerdo?
Probablemente. Yo digo que Jorge Valdano es de las personas que mejor se expresan, que mejor hablan. Habla incluso mejor que escribe, y no escribe mal.
Tiene un libro titulado 'Cuentos de fútbol' que es una maravilla. El fútbol bien jugado, bien tocada la pelota, es una forma de expresión también literaria, es música, es arte incluso. Por tanto, el buen jugador, el que toca bien la pelota, se convierte en un artista.
Para finalizar, ¿hay algún otro proyecto literario en mente?
Tengo en la cabeza dos cosas: una, escribir algo sobre el vino, la enología, quizá también vinculado con la literatura porque creo que da mucho juego, incluso desde tiempos remotos.
Y una segunda idea es escribir una novela que lógicamente tiene que tener los ingredientes que hoy exige la novela contemporánea: un poquito de conflicto judicial, esto me es muy cercano, algún conflicto también de pareja, con amigos…
Tengo una idea de escribirla a cuatro manos con mi mujer, que es magistrada, y de las cosas que hemos comentado y vivido juntos, directa o indirectamente, tenemos un buen guion. O sea que quizás sorprenda.