Ihan Ettalib, de la selección española de amputados, ejecutando una 'chilena'.

Ihan Ettalib, de la selección española de amputados, ejecutando una 'chilena'. Fernando Ruso

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La selección española de amputados se puede quedar fuera de la Eurocopa por 2.500 euros

Después de sobrevivir durante dos años con apenas 12.000€ -tercer puesto en la Eurocopa de 2015 incluido-, la selección se ha encontrado con que CSD, RFEF y la Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física les dan la espalda.

7 marzo, 2017 00:17

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Fue en Varsovia. El balón fue y vino a sus pies en cuestión de segundos. Una pared hábil y vertiginosa en el área contraria dejó solo a Marcos con el esférico entre él y la portería rival. Venía en carrera y la pelota de su compañero cayó en el punto de penalti desde el que empaló la bola con la zurda, la única pierna que tiene. Tampoco necesitó más para alzar a España como tercera en su primera Eurocopa en un partido frente a Italia. Gol. Y el equipo se abrazó en una melé de muletas al aire.

Antes de presidir y militar en la selección española de fútbol para amputados, antes de conseguir su plaza de profesor de Educación Física, antes de casarse, de tener dos hijos, de estudiar una carrera universitaria, de ganar medallas en natación, esquí alpino o kitesurf… Antes, 25 años antes, Marcos entendió que la vida le había quitado una pierna, pero no las ganas de hacer del deporte su vida.

Fue en año 1992, en el colegio Jesús María de Jerez de la Frontera. Marcos, a sus ocho años, corría en una de estas ruedas giratorias impulsada por sus propios compañeros. Un desliz del jardinero hizo que se enredara sobre el eje la manguera que, al tensionarse, atrapó y destrozó la pierna del niño Marcos. El fémur crujió por cuatro sitios distintos, de rodilla hacia debajo la pierna quedó desgarrada, sangrando profusamente. Tuvieron que amputar.

“Recuerdo las caras de mis compañeros y a una profesora cortar la manguera para liberarme”, rememora Marcos justo el día en el que se cumplen 25 años del incidente. Hoy, una prótesis ocupa lo que un día fue su pierna derecha. Y Marcos se la quita para jugar al fútbol. Sí, al fútbol. Él es uno de los componentes de la selección española de fútbol para amputados, una asociación a la que las instituciones públicas han dado la espalda pero que pertenece a la Federación Europea de Fútbol para Amputados, órgano dependiente de la UEFA.

TERCEROS EN LA EUROCOPA DE VARSOVIA

Una veintena de futbolistas con mutilaciones de toda España forman la Asociación Española de Fútbol para Amputados (AEFA) y desde 2014 llevan paseando el rojo y gualda en competiciones oficiales. Han conseguido un tercer puesto en la Eurocopa de Varsovia de 2015, nunca pierden cuando juegan contra Francia, Italia… y le han puesto cara la victoria a la todopoderosa Rusia, la referencia, el enemigo a batir. Y todo con un pírrico presupuesto que guarda una abismal diferencia con la del resto de selecciones.

“¿Te digo el presupuesto que manejamos? Seguro que te ríes”, comenta Marcos, que ejerce de presidente de la AEFA. “Hemos sobrevivido estos dos años con apenas 12.000 euros”, concreta. “¿Sabes cuánto le dan a la selección de Polonia? Unos 90.000 euros anuales”, afirma. “Tanto de lo mismo a Italia; 40.000 a Inglaterra, que tiene el apoyo del Manchester City y otras administraciones”, desglosa Marcos, mediocentro creativo en el césped y fuera de él.

Ihan Ettalib y Francisco Vaquero, de la selección española de amputados, tras el entrenamiento.

Ihan Ettalib y Francisco Vaquero, de la selección española de amputados, tras el entrenamiento. Fernando Ruso

“El viaje a Varsovia, cuando quedamos terceros, nos lo pagamos nosotros de nuestro propio bolsillo. Dormíamos en un albergue, cocinando nosotros… y no se nos caen los anillos”, relata. “Pero necesitamos apoyo de las administraciones —continúa Marcos—, porque nos dejamos la piel en los partidos, tenemos buen nivel y representamos bien a nuestro país”.

SIN DINERO PARA IR A ESTAMBUL

La participación de España en la próxima Eurocopa está en el limbo. Y no es por el altísimo nivel que los seleccionados demuestran en el terreno de juego. Necesitan pagar antes del 14 de abril unos 2.500 euros, la mitad de la cuota de inscripción, para registrarse en la competición internacional que este año se celebrará en Estambul (Turquía) en octubre. El resto se paga en agosto. Y ya hay países esperando el batacazo, financiero, de la Roja para ocupar su puesto. “Ahora tenemos 600 euros en nuestra cuenta”, lamenta Marcos. 

Él y el resto de jugadores han iniciado una campaña silenciosa pero dura en la que están llamando a las puertas de posibles patrocinadores. Es su último recurso después de que el Consejo Superior de Deportes, la Federación Española de Fútbol y la Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física se hayan negado a prestarle su apoyo.

“La Federación Española de Fútbol se gasta 220.000 euros en crear una escuela de fútbol en Haití y a nosotros nos da la espalda”, lamenta el presidente. “No lo entendemos —sigue—, tenemos un proyecto bonito, que vincula el fútbol con la discapacidad, y nadie hace nada para ayudarnos”.

O sí. “En el País Vaso y en Cataluña nos apoyan más que en el resto de España”, admite el presidente de la selección española de amputados. De hecho, su debut fue en Bilbao contra Francia y en Barcelona celebraron un torneo en el que participaron franceses y polacos. “La final la retransmitió en directo TV3”, comenta Marcos. Y la Federación Catalana de Fútbol corrió con todos los gastos de un amistoso con Italia en la ciudad deportiva del Espanyol. La lista de favores es amplia en la escueta historia de la AEFA: desde el alojamiento para las concentraciones a la organización de charlas de concienciación en los colegios donde cuentan sus historias de superación.

Como la de Ihab Ettalib, un joven marroquí que cruzó con 13 años la frontera de Melilla para tratarse un tumor en la pierna izquierda. En España recibió la atención que los médicos marroquíes no podían ofrecerle y en el hospital Carlos Haya de Málaga decidieron finalmente amputar. Hoy, cinco años después, luce con orgullo la rojigualda en sus muletas.

“España me lo ha dado todo, cómo no voy a querer defenderla”, sostiene Ihab, un tipo simpático y ágil en el terreno de juego. Juega de extremo y le van bien ambas bandas. Es creativo, encara bien y si se la ponen bien no duda ni un segundo en hacer una chilena. Y las muletas vuelan.

“Cuando juego con futbolistas ‘normales’ tienen miedo a entrarme con fuerza, pero cuando nos ven correr, golpear el balón… se olvidan de las muletas”, comenta el marroquí, que además de pertenecer a la selección española, baila ballet en una escuela de danza y juega al baloncesto para discapacitados.

FÚTBOL PARA SUPERAR BARRERAS

El fútbol siempre fue su primera opción. Y jugaba mucho en el centro de menores en el que internó al cruzar la frontera. Siempre con muletas. “Es lo único que te hace superar las barreras, te quita de los problemas”, defiende. De hecho, gracias a la selección se ha quitado la espinita de ser futbolista profesional. Ahora su sueño es otro: ser cocinero, y para eso se prepara.

Pero siempre mirando de reojo a sus compañeros de la selección. “Sería una decepción no ir a Turquía, porque somos un ejemplo”, concreta el joven, que lleva gafas y una gorra alta. Recuerda a Davi Alves. Y también le va la guasa. “Cuando juego con ellos al fútbol me siento como los demás. Siento que soy un futbolista. Y también miembro de una misma familia, nos ayudamos entre todos”, zanja Ihab, que de ninguna manera podría costear el billete a Estambul de cara a su participación en la próxima Eurocopa.

Ihan Ettalib y Francisco Vaquero, de la selección española de amputados, tras el entrenamiento.

Ihan Ettalib y Francisco Vaquero, de la selección española de amputados, tras el entrenamiento. Fernando Ruso

Por eso Francisco se pasa las horas colgado del teléfono. “Soy gol”, define. Ahora su objetivo es colársela a las marcas y conseguir anotar patrocinadores que respalden el viaje. “Nos ofrecen material, bebidas… pero nosotros necesitamos dinero”, explica este teleoperador sevillano que aspira a jugar con la selección la próxima Eurocopa.

Perdió su pierna izquierda en un accidente laboral. Una máquina se descontroló y terminó aplastándole. Estuvo más de una hora atrapado. De ahí a la UCI del hospital de Algeciras, donde se produjeron los hechos, y en helicóptero al Puerta del Mar de Cádiz, donde tuvieron que amputar. “Como siempre digo, solo y únicamente he perdido una pierna porque he ganado una vida”.

A él la selección le hizo dejar de lado la prótesis, que se ponía siempre —a veces con gran dolor—, para coger las muletas sin complejos. “Yo me avergonzaba, pero cuando los vi moverse por Barcelona, con la equipación, sin las prótesis… Solo por eso, ya puedo decir que entrar en esta familia ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi vida”, concreta Francisco Vaquero, casado y con dos hijos de tres y siete años.

SE BUSCAN PATROCINADORES

Las gestiones realizadas por todos los integrantes de la selección, formada por una veintena de amputados, ya ha dado algunos frutos. Orliman, una empresa de productos ortopédicos de Valencia, les ha donado mil euros. Y su petición en la plataforma Change.org ya suma más de 55.000 firmantes, que piden al Consejo Superior de Deportes, la Ministerio de Educación y Deportes y a la propia Federación Española de Fútbol que financie la participación en la próxima Eurocopa.

Mientras, siguen entrenando duro con la mente puesta en Estambul. Son todos fuertes de mente. El hecho de que gran parte del equipo haya pasado por situaciones traumáticaS les confiere un carácter tenaz. Los hay que han superado accidentes laborales o de tráfico, tumores u otras enfermedades de nacimiento… “Cada uno venimos de historias distintas. Y lo hablamos mucho, a fin de que este desahogo sea constructivo y positivo para cada uno. Ese es otro gran valor de la selección”, concluye Vaquero.

Ya han perdido muchas piernas y no quieren que también les amputen la ilusión.

El jugador sevillano Francisco Vaquero, que perdió su pierna por un accidente laboral en el Puerto de Algeciras.

El jugador sevillano Francisco Vaquero, que perdió su pierna por un accidente laboral en el Puerto de Algeciras. Fernando Ruso