Clarence Seedorf, en la final de la séptima.

Clarence Seedorf, en la final de la séptima. Clive Brunskill Getty Images

Deportes

El Madrid se acoge al milagro de la Séptima

En 1998, 2000 y 2002 el conjunto blanco tuvo que dejar de lado la Liga para ganar en Europa. Los hombres de Zidane se aferran a esta estadística para repetir en 2016 los éxitos del pasado.

8 marzo, 2016 01:27

Noticias relacionadas

Cada vez que el Real Madrid tira la Liga, algo que ya empieza a ser normal por el Bernabéu, un mismo pensamiento se apodera del madridismo: queda la Champions. Se repite tanto que ha llegado a calar en el propio club, metiendo esa idea, como si de un chip se tratara, en la cabeza de los jugadores. Queda la Champions y eso salva la temporada.

Y para reforzar esa idea, tiran de historia. Y es cierto, los precedentes dicen que cuando en Liga fueron mal, la Champions se consiguió. Eso sí, eso no fue una ciencia exacta, aunque se cumplió en las últimas cuatro Copas de Europa que el club blanco consiguió, sobre todo en los casos de la séptima y la octava. Desconectados de la Liga, más opciones en Champions. O, de otro modo, como en 2014, enchufados en Europa es igual a venirse abajo en España.

"Este Real Madrid tiene similitudes con el de la Séptima y la Octava", dijo Fernando Morientes. El jugador de Cilleros sabe bien de lo que habla. Él estuvo en las Copas de Europa de 1998, de 2000 y de 2002. Aquí recordamos todos los precedentes.

La Séptima: centrados en el fin de la racha

El 20 de mayo de 1998 quedará siempre en el recuerdo de la afición del Real Madrid. Fue el punto final a una racha que propiciaba muchas mofas y que empezaba a obsesionar a los blancos: 32 años sin ganar la Champions. 

En aquel año, tras 28 jornadas, el Real Madrid estaba segundo con 50 puntos, a ocho del Barcelona, a la postre campeón, que justo le había goleado en el Camp Nou por 3-0. Para ganar la Champions, tuvo que tirar definitivamente la Liga. El Madrid se fue hundiendo en el campeonato doméstico hasta acabar cuarto, por detrás de Barça, Athletic y Real Sociedad, una posición que entonces no daba el pase a Champions.

Coincidiendo con las semifinales europeas, los de Jupp Heynckes perdieron ante el Zaragoza (0-2) y el Espanyol (1-0) y empataron ante el descendido Mérida en el Estadio Romano (2-2). Al ganar después la Champions ante la Juventus (1-0), lograron jugar la siguiente edición. Si la hubieran perdido, habrían jugado la extinta Copa de la UEFA.

La Octava: quintos en Liga

Si en la Séptima estuvieron mal en la conciliación Liga y Champions, peor fueron las cosas dos años más tarde, cuando el Real Madrid de Del Bosque (que había sustituido a Toscack a mitad de temporada) ganó la octava al Valencia en París (3-0).

A estas alturas de temporada, estaban terceros con 47 puntos, empatados con Barcelona y Zaragoza, en una Liga que la lideraba el Deportivo de la Coruña, con cuatro puntos de distancia sobre otro Deportivo, el Alavés. Como en 1998, ir a por la Champions les obligó a dejar la Liga a un lado, y esta vez su hundimiento fue mayor.

Al final de la Liga, acabaron quintos, fuera de todas posiciones de Copa de Europa. Se quedaron por detrás del Deportivo campeón, del Barcelona, del Valencia y del Zaragoza. Los maños fueron los grandes perjudicados de que el Real Madrid ganara la Champions: al ganar, los blancos tenían que jugar Champions pero, a diferencia de ahora, no había la posibilidad de cinco cupos para un mismo país: el Madrid entró en la competición y el Zaragoza, a pesar de lograr el pase deportivamente, se quedó fuera.

La novena: el año de mejor conciliación

El año de centenario acabó siendo una imitación de los dos precedentes mencionados, aunque aguantó más. Y eso que 2002 arrancó con la posibilidad más que real que los de Del Bosque hicieran un histórico triplete. Lideraron buena parte en Liga, y cuando no lo hacía, tan solo le separaban pocos puntos en una lucha titánica con el posterior campeón Valencia. En esa situación se encontraban a la altura de temporada en la que actualmente nos encontramos.

Después de 28 jornadas, era segundo a un solo punto del Valencia de Benítez (50 por 49). La Champions no le afectó en exceso a la alternancia con la Liga, ya que la segunda fase (entonces no había octavos y esa segunda ronda era una fase idéntica a la primera) la superaron aplastando a sus rivales: Panathinaikos, Oporto (de Mourinho) y Sparta de Praga.

El barco se hundió cuando llegaron los cruces. El duro duelo ante el Bayern de Múnich en cuartos y el clásico ante el Barcelona en semifinales tuvieron un desgaste que se pagó en Liga: acabaron terceros, a nueve puntos del líder. En esa alternancia, cayeron goleados ante Osasuna (3-1), Real Sociedad (3-0) y Deportivo (3-0).

La Décima: el caso contrario

Para ganar la última Copa de Europa, el Real Madrid también tuvo que dejar la Liga a un lado. Aunque en este caso fue distinto. Fue ya con el equipo clasificado para Lisboa cuando los jugadores levantaron el pie del acelerador para centrar todas sus fuerzas en la final de Champions.

Durante la competición, el Madrid no notó el desgaste, principalmente porque en Europa apenas tuvo rival: goleó en todos los partidos de ida: al Schalke en octavos, al Dortmund en cuartos y al Bayern en semifinales. Solo tuvo un susto que fue la vuelta en el Signal Iduna Park, cuando el Borussia estuvo muy cerca de remontarle. 

Es por ello que no provocó una caída en Liga tan grande como en las tres anteriores victorias de Champions. A estas alturas, el Madrid era líder, con tres puntos de ventaja sobre el Atlético y cuatro sobre el Barcelona. Pero los blancos no cayeron por sus compromisos europeos, sino por sus propias decisiones en Liga. La competición la perdieron cuando el Barça les ganó en el Bernabéu (3-4) y el Sevilla en el Pizjuán (2-1). La Champions nada tuvo que ver.

La posible Undécima también llegaría en una situación nueva: Liga tirada. Si en los precedentes anteriores estaba lejos, nunca estuvo tan desahuciada. A estas alturas nunca estuvo a doce puntos y nunca tuvo tan claro que la Champions salvaba una temporada. Es a lo que se enfrenta Zidane, el reto de seguir la historia madridista: si se va a por la Champions, la Liga debe dejarse a un lado.