Bombardeos, batallas sangrientas y medio país en el exilio. Ya sean libros, testigos o documentales, la Guerra Civil española se resume en un combate entre dos bandos que acabó con la instauración de una dictadura. A estas alturas no existe nadie que desconozca a Robert Cappa, quien con su cámara relató el infierno que se vivió entre 1936 y 1939. Poco a poco, esos bancos de imágenes que pertenecen a nuestro pasado se va ampliano y cada vez se recuperan más detalles de una tragedia que para superar no debe caer en el olvido.

Estos años, el Instituto de Patrimonio Cultural de España está llevando a cabo un proyecto de digitalización de fotografías para que todo el mundo pueda acceder a ellas desde su ordenador. Los últimos positivos de los viajes que Otto Wunderlich realizó por nuestro país entre 1913 y 1930 completan este archivo que ahora ve la luz de forma completa. Desde principios de siglo hasta la década de los 40, el fotógrafo retrata a través su objetivo la historia de España, con sus luces y sus sombras.

Adquirido por el Estado en 2008, el archivo contiene cerca de 45.000 negativos y positivos en distintos formatos, sumándose a una colección de más de 275.000 imágenes. Otto Wunderlich nació en Stuttgart en 1887 y se trasladó a España en 1914, donde desarrolló una carrera profesional integrada por encargo de instituciones culturales y empresas del sector industrial. Fue uno de los fotógrafos que dejó constancia del episodio más cruel del siglo XX: la Guerra Civil. Junto con otros 4.000 positivos, las instantáneas del inicio y del final de la guerra son ya parte de nuestro patrimonio.

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    Familia de refugiados alemanes sobre colchones en el interior de la iglesia alemana de Madrid esperando a ser repatriados a Alemania. Año 1936

    El 18 de julio de 1936, España despertó en guerra. La sublevación no triunfó en todo el país. Madrid permaneció fiel a la República y la incertidumbre impregnó a la capital. Wunderlich, presente en este trágico episodio de la historia de España, inmortalizó las primeras reacciones de los protagonistas y víctimas de la guerra.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Grupo de personas, algunas sentadas y otras tumbadas, en los jardines de la embajada alemana de Madrid. Año 1936

    La Guerra Civil inició una oleada de exiliados españoles de ambos bandos que abandonaron el país. En Madrid, además de los extranjeros que buscaban regresar a su hogar, se refugiaron en embajadas como la de Alemania muchos derechistas españoles que podían ser detenidos y represaliados.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Grupo de personas esperando turno para obtener un plato de comida en los jardines de la embajada alemana de Madrid. Año 1936

    Gracias a los proyectos de descripción y digitalización que desarrolla el IPCE, más de 275.000 imágenes (la mitad de los fondos) se encuentran a disposición de los ciudadanos a través del catálogo web de la Fototeca. El archivo Wunderlich es, junto al de Juan Miguel Pando Barrero, el último en estar al alcance de todos.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Militares sentados en los jardines de la embajada alemana de Madrid tras el estallido de la Guerra Civil. Año 1936

    El nuevo buscador, con un diseño actualizado, mejora la consulta del archivo, que refleja las transformaciones del patrimonio cultural español desde los inicios de la fotografía hasta nuestros días. Concretamente, los positivos que destacan pertenecen al primer tercio del siglo XX, cuando Wunderlich viajó por toda España retratando los distintos escenarios de nuestro país. 

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Militares sentados en la entrada de la embajada alemana de Madrid tras el estallido de la Guerra Civil. Año 1936

    Cuando estalló la guerra, el fotógrafo alemán volvió a Alemania, no sin antes dejar para la posteridad estas fotografías de militares y refugiados en la embajada de Alemania.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Vista de las letrinas instaladas en los jardines de la embajada alemana de Madrid. Año 1936

    El edificio no estaba preparado para albergar a tal cantidad de personas. La improvisación llevó a la construcción de instalaciones higiénicas para dar cabida a todos los que habían decidido penetrar en la embajada durante los primeros días de caos.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Grupo de personas esperando su turno para comer en la cubierta del barco Baden. Año 1936

    Otto Wunderlich se trasladó a Alemania en 1936 debido a la guerra. Mientras ambos frentes combatían por el control de España, el fotógrafo dejaba constancia del exilio de los refugiados de vuelta a su país de origen, donde Hitler ya llevaba tres años en el poder.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Personas congregadas en la cubierta del barco Baden. Año 1936

    El barco no solo evacuaba a alemanes. El Baden trasladó a numerosas personas de distintas nacionalidades desde la costa del Levante hasta Génova. Una vez allí, tal y como indican los periódicos de la época, los destinos de los refugiados se separaban para marchar definitivamente a sus hogares.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Vista de las ruinas del interior de la cárcel Modelo de Madrid. Año 1939

    El alemán tan solo volvió a nuestro país cuando la guerra había terminado. El conflicto se había decantado en favor de los franquistas, pero la huella que dejó la contienda ha sido imposible de borrar. Wunderlich lo comprobó en 1939. Ya no había ejércitos ni batallas, pero los restos seguían en cada esquina de las ciudades españolas.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Vista de los desperfectos ocasionados por la Guerra Civil en un edificio madrileño. Año 1939

    La capital había permanecido fiel a la Segunda República, por lo que los bombardeos fascistas fueron constantes hasta la caída de Madrid. La zona de Moncloa-Argüelles fue, sin duda, el barrio de todo Madrid más devastado por los bombardeos, mientras que el barrio de Salamanca, donde se guarecían buena parte de los afines a la sublevación liderada por Franco, apenas sufrió el impacto de un puñado de bombas.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Efectos del bombardeo en el Museo Antropológico. Entre 1936 y 1939

    El Archivo Wunderlich se suma al ambicioso proyecto del IPCE de poner a disposición del público un conjunto fotográfico de importancia excepcional, integrado por veintisiete colecciones en los que uno puede consultar distintos periodos de España. Esta fotografía, por ejemplo, perteneciente a la Donación Vaamonde, evidencia los daños que sufrió el Museo Antropológico a lo largo de la Guerra Civil.

    Donación Vaamonde / IPCE
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    Vista de las ruinas del interior del Alcázar el Toledo tras la Guerra Civil. Año 1941

    Si bien Madrid fue uno de los núcleos devastados por el conflicto, no fue el único. Tres años después del final de la guerra, ciudades como Toledo seguían con varios de sus iconos culturales en ruinas. La siguiente imagen tomada por el alemán refleja las ruinas del interior del Alcázar el Toledo, donde queda en pie la arcada sustentada por columnas de capiteles corintios.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Vista parcial de los edificios semiderruidos como consecuencia de la Guerra Civil en la ciudad de Toledo. Año 1941

    Esta toma representa un plano más genérico de cómo terminó Toledo tras la Guerra Civil española. Las fuerzas republicanas habían empezado el asedio sobre el fortín de los sublevados el 21 de julio de 1936 y no abandonarían hasta el 27 de septiembre, tras la llegada del Ejército de África al mando del general José Enrique Varela.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Tanques desfilando por el paseo de la Castellana de Madrid. Abril de 1940

    El último parte de la Guerra Civil española fue firmado por Francisco Franco el 1 de abril de 1939. En este sentido, Otto Wunderlich fotografió algunos de los desfiles que se celebraban en el mes de abril los primeros años posteriores a la guerra. 

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Tanques desfilando por las calles de Madrid. Abril de 1942

    El primero de los desfiles, el de 1939, se llevó a cabo en mayo. Tanques, soldados, y todo tipo de vehículos circulaban las calles de la capital aquel día. Sería en 1940 cuando el Desfile de la Victoria pasara a celebrarse el 1 de abril, el Día de la Victoria.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Soldados desfilando por las calles de Madrid. Abril de 1942

    De esta forma, Franco mantenía vivo el recuerdo de la Guerra Civil española. Este acto anual cambió de nombre en 1964, cuando pasó a llamarse Desfile de la Paz.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Tanques desfilando por las calles de Madrid. Abril de 1942

    Aunque el Archivo Wunderlich no muestre más imágenes de este desfile que conmemoraba la victoria franquista frente a los republicanos, se celebró hasta 1976. La democracia acabó con cualquier acto público que ensalzara el desenlace de la Guerra Civil.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Oficiales con la bandera de cruz gamada sobre las sepulturas de los aviadores de la Legión Cóndor fallecidos en la Guerra Civil. Año 1942

    Las relaciones entre la España franquista y la Alemania nazi son más que conocidas. La Legión Cóndor, que bombardeó, entre otras zonas, Guernica, fue la ayuda que le brindó Adolf Hitler a Francisco Franco para poder ganar la guerra. Esta ceremonia, donde se despliega una esvástica, tuvo lugar en Madrid en 1942. Ahí estaba Otto Wunderlich para inmortalizar el siniestro acto que conmemoraba a los germanos caídos.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Coronas de flores, cascos y banderas de cruz gamadas en las tumbas de los aviadores de la Legión Cóndor fallecidos en la Guerra Civil. Año 1942

    "Aviadores alemanes muertos por dios y por España. ¡Presentes!", se puede leer en el monumento construido a los fallecidos de la Legión Cóndor. El cementerio madrileño de La Almudena retiró a petición del Gobierno alemán esta placa de hormigón que presidía las tumbas de siete pilotos alemanes de la Legión Cóndor. De él tan solo quedan fotografías.

    Otto Wunderlich / IPCE
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    Soldados italianos ante las tumbas y el monumento por los aviadores de la Legión Cóndor fallecidos en la Guerra Civil. Año 1942

    La fuerza de intervención germana no fue la única que prestó su apoyo al bando nacional. La Italia fascista de Mussolini también intervino en la Guerra Civil. De esta manera, estuvieron presentes en la ceremonia que despedía a los aviadores alemanes fallecidos.

    Otto Wunderlich / IPCE