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Daniel Bianco será el nuevo director del Teatro de la Zarzuela a partir del 1 de noviembre por un periodo de 5 años. Su nombre ha sido el elegido por el INAEM para llevar las riendas del teatro lírico madrileño después de que Paolo Pinamonti, su predecesor, anunciase el pasado abril que dejaba el cargo para dirigir el San Carlo de Nápoles. Pinamonti ha lidiado con un teatro "complejo", en palabras de la propia directora general del INAEM, Montserrat Iglesias. Una adecuada gestión y modernización del repertorio y un talante trabajador y cercano han evitado los problemas en una casa que vio su Estatuto aprobado en febrero de 2011, pero que no siempre es un remanso de paz.

Detrás de la calma chicha de La Zarzuela hay un teatro sin orquesta propia -la titular es la de la Comunidad de Madrid- y con un cuerpo artístico propio, el coro, que ha dado quebraderos de cabeza a más de un director de escena y de orquesta.

Cambian las escenografías, pero los colectivos tienen, más o menos, el mismo conflicto en todas partes

"Conozco muchísimo al Coro, he trabajado mucho con ellos. No creas que los colectivos cambian tanto de un teatro a otro", matiza Bianco preguntado por las claves de su gestión de puertas para adentro. "Cuando trabajé en el Festival de Salzburgo, las horas extras eran de 4 AM a 7 AM. Esto es impensable: aquí los conjuntos acaban a las 12 de la noche y los extranjeros no logran entender que aquí se coma a las 3 de la tarde. Cambian las escenografías, pero los colectivos tienen, más o menos, el mismo conflicto en todas partes".

Sin mentiras

Aunque, recién llegado, Bianco no quiere hablar de problemas: "Puedo decirte que, artísticamente, es un coro estupendo, con voluntad de trabajo, por lo menos en las obras en que yo he participado. Los problemas que pueda tener el colectivo los iré resolviendo de la mejor manera posible. Yo intento hacer en teatro lo que me gustaría que me hicieran a mí. No me gusta que me mientan, ni que me mareen".

Daniel Bianco este lunes en la Secretaría de Estado de Cultura.

Daniel Bianco este lunes en la Secretaría de Estado de Cultura. Alberto Nevado

Una fuente consultada por EL ESPAÑOL recordaba cómo durante los ensayos de Hangman! Hangman!, una ópera de Leonardo Balada estrenada en La Zarzuela en 2007 -por entonces el director artístico de la casa era Luis Olmos-, el coro se negó a cantar una respuesta rítmica al entender que no era parte de sus atribuiciones y lo consideraban trabajo de figurantes. De nada sirvió que el propio compositor les rogara que lo hicieran. Al final, hubo que contratar para esa pieza a un grupo adicional de actores que cantaran.

La situación con los técnicos y el coro es bastante más complicada que en otros teatros nacionales

Otra fuente recuerda episodios en los que un estreno estuvo a punto de pararse porque al coro se le pedía incorporar un pequeño movimiento escénico, algo que los trabajadores consideraban entrar en el terreno de la coreografía. Esta fuente explica que el coro no acude a la sala de ensayos que el teatro tiene en el barrio de Chamberí, al haber pedido que se habilitara un autobús u otro transporte para el desplazamiento, una petición inviable para el teatro. En su lugar, ensayan directamente en escenario, pero sólo la parte vocal, sin trabajar el movimiento escénico. "La situación con los técnicos y el coro es bastante más complicada que en otros teatros nacionales", explica.

Otro ejemplo: cuando llega el momento de hacer las pruebas de vestuario, lo habitual es ir a visitar los talleres de Cornejo, el afamado sastre que desde hace décadas trabaja para teatros y estudios de cine y televisión. Sin embargo, los miembros del coro exigen que la visita cuente como horas de trabajo.

Una de las fuentes del mundo teatral consultadas cita como "no adecuada" la gestión del trabajo que se llevaba a cabo en el teatro de la calle Jovellanos. Algo que los sucesivos directores del INAEM no han acertado a encauzar, desde que en 1996 el coro le montase una huelga a la ministra Esperanza Aguirre, con Emilio Sagi como director de La Zarzuela. Después de Sagi, Javier Casal (2000-2003), José Antonio Campos (2003-2004, por segunda vez, pues ya había dirigido el teatro antes), Luis Olmos (2004-2011) y Paolo Pinamonti (2011-2015) han precedido en las dos últimas décadas a Bianco.

El otro punto histórico de fricciones es la relación con la Orquesta de la Comunidad de Madrid. "No es de la casa, pero sí es de la casa", explica el director. "No creo que tenga problemas". Y cita cómo en el Arriaga de Bilbao no contaba con coro profesional, sino que debía contratar corales, algo que sólo era posible de 8 PM en adelante. Bianco mira adelante: "Hay que adaptarse".

Su programa

Los principales puntos del programa presentado por Bianco incluyen programar, recuperar, conservar y difundir el repertorio lírico español, difundir la zarzuela "promoviendo coproducciones y alquileres de producciones propias del Teatro, dentro y fuera de España" y reforzar el objetivo del departamento de actividades pedagógicas para llegar a nuevos públicos. Fomentar la participación de jóvenes profesionales españoles y desarrollar un plan de patrocinio son parte de los puntos presentados por el director.

Llama la atención otro escueto apartado: "Garantizar la distribución óptima de los recursos humanos para asegurar la viabilidad del Teatro".

"Es un día muy importante para mí", reconoció el escenógrafo, que se definió como "un hombre de teatro". Nacido en Buenos Aires en 1958, Bianco lleva en España desde 1983. Estudió Bellas Artes en la Escuela Superior de la Nación Ernesto de la Cárcova en Argentina con especialidad en Escenografía de Teatro y Cine. En Madrid comenzó a trabajar como ayudante de escenografía y vestuario en diversas producciones de Ópera y Teatro. Ha sido coordinador artístico (1986-1989) y director técnico (1989-1991) del Teatro María Guerrero (Centro Dramático Nacional), del Teatre Lliure de Barcelona (1993), y de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (2001-2002) y, hasta 2007, del Teatro Real de Madrid. Pinamonti acompañará a Bianco hasta su incorporación para facilitar la transición.

El escenógrafo aseguró que quiere "seducir a todas las franjas posibles de espectadores", para hacer "comprensible, asequible y atractivo en el siglo XXI el género lírico"

"La zarzuela no se puede quedar estancada. Hay que abrir compuertas", explica. El escenógrafo asegura que quiere "seducir a todas las franjas posibles de espectadores", para hacer "comprensible, asequible y atractivo en el siglo XXI el género lírico español, con una vocación absoluta de contemporaneidad".

Sobre un posible reacción del sector más tradicionalista del público, el nuevo director responde: "Si hay que levantar ampollas, no pasa nada. Pero no es ése mi objetivo. Es la música la que manda". Los nuevos aires, matiza, afectarán a libretos y a escenografías.

Bianco no descarta -está en su proyecto- plantear un concurso para una nueva obra escénica musical. De igual forma, le gustaría crear escenografías, su especialidad, para algún montaje, aunque, al contrario que directores anteriores, él no dirigirá ningún título.