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    Katayama en una playa de Naoshima. El trabajo fue inspirado por el nacimiento de la Venus de Botticelli. Transeúnte, 2016, Mari Katayama.

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    Un retrato temprano hecho en el dormitorio de su infancia. La ayudó su hermana, entonces de 4 años. En mi habitación, 2009, Mari Katayama.

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    Aquí la artista posa con las prótesis que lleva desde que era una niña, después de que sus piernas fuesen amputadas por decisión propia a los nueve años. La rodean antiguos aparatos ortopédicos. Tengo los pies de niño, 2011, Mari Katayama.

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    En su primer año en la escuela secundaria, Katayama comenzó a pintar sus prótesis como si llevasen tatuajes, a modo de declaración de intenciones radical. Mis piernas, 2012, Mari Katayama.

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    Para al artista, sus fotografías son lo secundario. "Si elaboro algunos objetos y hay algo en ellos que me parece hermoso, entonces quiero fotografiarlos". Por lo tanto existo, 2015, Mari Katayama.

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    En lugar de esforzarse continuamente en representarse a sí misma, la artista juega a vivir otras vidas, a disfrazarse y adquirir roles de fantasía. Ballet, 2013, Mari Katayama.

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    Para este trabajo, Katayama fotografió las manos de los miembros de un grupo de teatro de títeres, todas mujeres, las convirtió en figuras de trapo e hizo de ellas una sola pieza. Transeúnte, 2016, Mari Katayama.

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    Katayama forra y decora sus piezas con conchas, perlas, pelo y cristales de Swarovski. Por lo tanto existo, 2015, Mari Katayama.

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    Aquí, Katayama invoca a la heroína trágica de Hamlet, después de que fuese pintada por el británico prerrafaelita John Everett Millais. Ofelia, 2013, Mari Katayama.

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    Para esta instalación, Katayama hizo un molde de yeso de su propio cuerpo y la cubrió de un cuero similar a la piel. Hizo una peluca para el maniquí con su cabello. Eres mía, 2014, Mari Katayama.