'El legado de María Magdalena'

'El legado de María Magdalena'

Cultura Dinero y amor

María Magdalena no era prostituta, sino una 'ricachona' que mantenía a Jesucristo

  • Jennifer Ristine publica 'María Magdalena. Reflexiones desde la antigua Magdala', donde defiende que la fiel seguidora no tenía nada de pobre ni de prostituta.
  • También afirma que dedicaba parte de su fortuna a mantener a Jesucristo y sus doce apóstoles.
3 agosto, 2018 20:03

María Magdalena pasó a la Historia como una prostituta pobre que seguía con fervor a Jesús de Nazaret. Sin embargo, Jennifer Ristine, una investigadora estadounidense desafía esta teoría en su nuevo libro, que lo ha bautizado como María Magdalena. Reflexiones desde la antigua Magdala desde el que defiende que Magdalena era una mujer pudiente y que además financiaba algunas de las actividades del hijo de Dios.

La hipótesis de Ristine se apoya en las riquezas que los arqueólogos con los que se ha llevado años trabajando, han encontrado en un pequeño pueblo a orillas del Mar de Galilea, lugar en el que nació la discípula. “Existen evidencias de riqueza, los arqueólogos han dicho que probablemente este asentamiento era uno de los más ricos a orillas del Mar de Galilea. Por los negocios que existían, los mosaicos que se han descubierto, las tinas de purificación. Viendo este lugar, que es donde ella vivió, se puede confirmar que era una mujer con dinero, no era pobre”, explica la escritora para la agencia Notimex.

Su teoría encaja con las páginas del Evangelio de San Lucas en el cual aparecen los nombres de las mujeres que aportaban dinero al trabajo de Jesús y sus discípulos. Siguiendo este fragmento bíblico, María Magdalena era una de las primeras benefactoras. “En la cultura contemporánea asociamos a una prostituta con una mujer pobre en la calle, pero ya podemos descartar esa idea aplicada a María Magdalena, porque ella ayudaba a los discípulos con sus propios recursos y con otras mujeres también”, explica Ristine.

No hay pistas

En los pasajes de la Biblia no hay referencia alguna de la profesión de esta incondicional de Jesús, pero sí de las veces que ofreció su apoyo económico para costear la misión del profeta. La hipótesis de la prostitución que profesaba surge de la homilía 33 del Papa Gregorio, que se llevó a cabo 600 años después de la muerte de Magdalena.

Esta conjetura penetró hondo y convenció a la cultura y al arte cristiano, tanto es así, que a día de hoy es un rumor reconocido por todos, a pesar de que la Iglesia Católica no la tenga registrada como prostituta oficialmente.

Sobre la relación que une a María Magdalena con Jesucristo hay un eco aún más sonoro, gracias a los “evangelios apócrifos -manuales que la Iglesia decidió no incluir en su canon- que cuentan un secreto oído alguna vez por todos, y es que los primeros cristianos hablaban que entre ellos hubo un romance.

La autora ha preferido ser precavida y en su tomo únicamente ha tocado los temas que lleva años analizando y estudiando, el nivel económico de la discípula y rechazar la profesión que le habían otorgado, prefiriendo no entrar en asuntos amorosos -que son más difíciles de demostrar-. En el cual afirma rotundamente que María Magdalena lejos de ser una mendiga y una cualquiera, se dedicaba a costearle la vida a Jesús y sus doce apóstoles.