El politólogo italiano Giovanni Sartori ha fallecido hoy a los 92 años.

El politólogo italiano Giovanni Sartori ha fallecido hoy a los 92 años. EFE

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Decálogo apocalíptico y fallido de Giovanni Sartori

El politólogo lideró la primera cruzada contra la televisión e internet, criminalizó la multiculturalidad y auguró la muerte de la izquierda. Aquí diez ideas de Sartori que el tiempo ha dejado obsoletas.

4 abril, 2017 22:00
Peio H. Riaño Lorena G. Maldonado

Las tesis del politólogo italiano Giovanni Sartori -fallecido hoy a los 92 años- han quedado obsoletas en los últimos 20 años. Su lente catastrófica acerca de la influencia de las nuevas herramientas digitales y su demonización del ser humano tecnológico proyectaba ciudadanos analfabetos, aislados y grises, temía al exceso de información -obviando la democratización promovida por internet- y achacaba al ecosistema digital todos los problemas infantiles que corresponde a los planes de estudio atajar.

Rechazaba también la competencia entre medios de comunicación, acercándose peligrosamente a un modelo de pensamiento único; renegaba del multiculturalismo en un mundo globalizado y aseguraba que la izquierda había desaparecido como alternativa mientras encumbraba las bondades de la derecha y su confianza en la mano invisible: eso sí, no vio venir sus grietas ni intuyó la crisis económica mundial. Aquí diez puntos básicos del ideario descaminado de Giovanni Sartori desde la perspectiva de 2017.

1. Los niños han dejado de leer

No es cierto. La televisión no ha conseguido que se abandonen los libros. Ni siquiera pasan más horas que sus mayores expuestos a la televisión. Los niños pasan la mitad de tiempo frente a la tele que la tercera edad. De hecho, la población más lectora en España siempre es la juvenil.

2. Los niños no se socializan

Para Sartori, los vídeo-niños se han socializado con la televisión y están incapacitados para hacer uso de las posibilidades humanas en grupo. El pensador imaginaba, al construir su Homo Videns a imagen y semejanza de sus prejuicios, que la televisión e internet crearán masas consumidoras esclavas de estos medios. Sin embargo, son aquellas que no se socializaron en ellas, precisamente, las más entregadas a las nuevas herramientas.

3. Los niños pierden imaginación

En Homo Videns explica cómo la imagen mata la imaginación, cómo las pantallas acaban con la capacidad de la abstracción y debilitan la capacidad de comprensión del equipaje intelectual. Sin embargo, en ese sentido, el verdadero problema para la juventud siguen siendo los planes de estudio. Cuesta creer que una sociedad como ésta, capaz de una innovación científica sin freno, haya sido deteriorada en sus capacidades.

4. La televisión acaba con todo

El tiempo ha demostrado que la imaginada por el científico italiano no era real: los vehículos de comunicación se han multiplicado y todos conviven entre ellos. Y cuanto más diversa y amplia es la formación de quienes utilizan esa red de comunicación, más se amplía la cultura de la información sin establecer una división entre imagen y palabra.

5. Hay que rechazar la competencia entre los medios

Sartori sostenía que la competencia, lejos de incrementar la calidad de los medios, la disminuye para enganchar a un público acostumbrado a la basura mediática. Pluralidad de medios para él significa “sensacionalismo”. Con esta idea choca de lleno con dos pilares fundamentales: primero, la libertad de prensa, y, segundo, la libertad de expresión, sin los cuales la democracia sobre la que tanto teoriza no es posible. El politólogo prefiere un pensamiento único y sesgado que no ofrece al ciudadano diversidad de pensamiento para que él tome sus propias decisiones.

6. La derecha obtiene el bien sin proponérselo

“La derecha no se propone el bien pero llega a él a través de la mano invisible, depositando su confianza en la doctrina de Adam Smith; la izquierda se lo propone pero se equivoca. El egoísmo puede producir el bien”. Lo dijo en 1998, sin ver venir las grietas de un capitalismo feroz y la decadencia de un modelo que en 2008 se tradujo en crisis económica mundial.

7. La izquierda ha perdido su ideología

La vieja ideología de la izquierda está muerta y, según el politólogo, quiere hacer del multiculturalismo su nueva fe. “No tienen ni idea. No saben lo que es el islam. Son unos ignorantes”. Sostenía que ya se ha dado la “catástrofe de su utopía” y que se ha servido siempre de que durante la Segunda Guerra Mundial se instaurase la relación fascismo-derecha, pero que, a partir de la caída del Muro de Berlín, esa derecha consiguió dignificarse y la izquierda no.

Sin embargo, la irrupción de nuevos partidos de izquierda en Francia, Grecia o España -y la pérdida de fuerza del bipartidismo- manifiestan que la sociedad sigue animando a la izquierda a reinventarse y a crecer como alternativa sólida frente a la crisis del modelo actual.

8. El multiculturalismo no existe

Sartori se manifestaba en contra de la idea de multiculturalismo que, según él, se ha intentado imponer en Occidente siguiendo la línea de lo políticamente correcto. El politólogo no creía que en una sociedad puedan convivir sin problemas culturas diversas: “El multiculturalismo no existe. En nuestra sociedad tenemos unas normas generales, unos principios. A quienes no están dispuestos a aceptar nuestras normas, se les debe colocar en la frontera para que se marchen a su casa”.

Con esa sentencia parece despreciar que un tercio de los londinenses son nacidos en el extranjero, que se celebran felizmente cientos de actos multiculturales al año en la ciudad -desde fiestas caribeñas a celebraciones religiosas hindúes- y que se hablan más de 200 lenguas diferentes. Obvia Korea Town, Little Tokyo y Boyle Heights en Los Ángeles, amén del casi 15% de residentes parisinos cuyo lugar de origen es ajeno a la Unión Europea. Y un larguísimo etcétera. Está demostrado que la convivencia es posible, pero hoy la sociedad padece grupos radicales que intentan impedirla.

9. La cultura se banaliza

La televisión y, sobre todo, internet, como soporte de socialización, ha fomentado un aspecto básico hoy como es la democratización del acceso a la educación y a las herramientas de comunicación. La minoría que monopolizó los instrumentos de accesibilidad han perdido hoy sus privilegios y los otros han enriquecido sus perspectivas culturales. La democracia nunca será banalidad.

10. Los ejércitos de ignorantes

El uso de los ordenadores desembocará en una masa de insípidos humanos, incapaces de interesarse por nada. Tampoco son acertadas las consideraciones de Sartori en este apartado. Aprovechaba en Homo Videns la violencia y la pedofilia para argumentar contra internet y cómo la marginalidad y el mal gusto se había popularizado en toda la sociedad. Sartori temía a las masas cuanto más comunicadas se mantuvieran. Una apreciación demasiado superficial como para ser demasiado intelectual.