Pasos para purgar los radiadores de calefacción.

Pasos para purgar los radiadores de calefacción.

¿Cómo hacer... ?

Cómo purgar tus radiadores correctamente: así debes prepararlos para la calefacción

Si notas que tus radiadores están fríos en la parte superior y calientes en la parte inferior, es probable que necesiten ser purgados. Aquí te damos una guía paso a paso para llevar a cabo este proceso de manera eficaz.

8 noviembre, 2023 11:28

Con la inminente llegada de los días más fríos en España, es esencial asegurarse de que los radiadores de tu hogar estén funcionando a su máximo potencial para garantizar una distribución eficiente del calor.

Purgar los radiadores es una tarea de mantenimiento fundamental y, afortunadamente, es un procedimiento simple que no requiere de la intervención de un técnico profesional. Aquí te explicamos cómo puedes hacerlo tú mismo:

Por qué debemos purgar los radiadores

Purgar los radiadores es un aspecto crucial del mantenimiento de cualquier sistema de calefacción que utilice agua caliente para calentar espacios. Aquí hay varias razones por las que este proceso es necesario:

  1. Eliminación de aire del sistema: el aire puede quedar atrapado en el sistema de calefacción y ascender a los radiadores debido a su menor densidad en comparación con el agua. Este aire atrapado forma bolsas que impiden que el agua caliente fluya eficientemente por todo el radiador, lo que reduce su capacidad de calentar la habitación de manera efectiva.
  2. Mejora la eficiencia energética: cuando un radiador tiene aire en su interior, la caldera debe trabajar más tiempo y más duro para calentar una casa hasta la temperatura deseada. Al purgar los radiadores y eliminar el aire, se permite que el agua caliente circule libremente, lo que significa que la habitación alcanza la temperatura objetivo más rápidamente y la caldera utiliza menos energía en el proceso.
  3. Reducción de ruidos: el aire atrapado en el sistema puede causar ruidos como golpeteos, silbidos o gorgoteos, que son señales claras de que los radiadores necesitan ser purgados. Estos sonidos son causados por el movimiento del aire y la turbulencia que crea dentro del radiador.
  4. Calentamiento uniforme: un radiador que no ha sido purgado puede calentar de forma desigual, con partes del radiador permaneciendo frías mientras que otras están calientes. La purga permite que el agua caliente distribuya el calor de manera uniforme a través de todo el radiador.
  5. Extensión de la vida útil del sistema: mantener el sistema libre de aire y con una circulación de agua adecuada ayuda a prevenir la corrosión y la acumulación de sedimentos, lo que puede prolongar la vida útil del sistema de calefacción.
  6. Confort mejorado: purgar los radiadores garantiza que calientan de manera óptima, proporcionando un ambiente más confortable dentro del hogar, especialmente durante los meses fríos.
  7. Prevención de daños a la caldera: si el sistema de calefacción se esfuerza continuamente debido al aire atrapado, puede causar estrés y desgaste en la caldera, llevando potencialmente a averías y reparaciones costosas.

Por lo tanto, purgar los radiadores es una tarea de mantenimiento simple pero vital que mejora el rendimiento y la eficiencia del sistema de calefacción, reduce los costes de energía, evita ruidos molestos y contribuye a un ambiente hogareño más cálido y acogedor.

Cómo purgar los radiadores paso a paso

Siguiendo ciertos consejos prácticos, el proceso de purgar los radiadores se convierte en una tarea sencilla que asegura su óptimo funcionamiento. Aquí te resumimos esos trucos:

  1. Identifica el momento ideal para purgar: si estás en un edificio con calefacción comunitaria y escuchas ruidos inusuales de agua en los radiadores durante las pruebas de la caldera, es una señal de que necesitas purgarlos. En el caso de un sistema de calefacción individual, presta atención a los ruidos al encender la caldera.
  2. Preparación del área: antes de comenzar, coloca un recipiente debajo de la válvula de purga, que generalmente se encuentra en el lateral superior del radiador, para recoger el agua que saldrá durante el proceso y evitar así mojar el suelo.
  3. Purgado del radiador: utiliza un destornillador o una llave de purga para girar la válvula lentamente. Abre la válvula de forma gradual y controlada para permitir que el agua y el aire comiencen a salir. Verás que al principio el agua puede ser turbia.
  4. Cierre de la válvula: una vez que el agua fluya de manera continua y sin aire (lo notarás porque no habrá más burbujas y el agua saldrá limpia), es hora de cerrar la válvula. Gira el destornillador o la llave en el sentido contrario para cerrarla completamente. Si no tienes una herramienta adecuada, en algunos casos, una moneda puede servir para girar la válvula.

Es importante recordar que después de purgar los radiadores, es posible que sea necesario reajustar la presión del sistema de calefacción si ha bajado. Consulta el manual de tu caldera para saber cómo hacerlo correctamente. Estos sencillos pasos te aseguran que los radiadores calienten de manera eficiente, proporcionando un calor uniforme y confortable en tu hogar.

Purgar radiadores antiguos

Purgar radiadores antiguos es una práctica que, aunque los sistemas de calefacción hayan evolucionado, no ha cambiado mucho en esencia respecto a los radiadores más modernos. La finalidad sigue siendo eliminar el aire atrapado que impide el correcto flujo del agua caliente y, por ende, la eficiente emisión de calor. Aquí te damos una descripción detallada del proceso:

  1. Localización de la válvula de purga: en radiadores antiguos, la válvula de purga suele encontrarse en la parte superior lateral o trasera del radiador. Busca una pequeña válvula con una ranura o un pequeño orificio que es para insertar una llave de purga específica o un destornillador.
  2. Purgado del radiador: gira lentamente la válvula de purga con la llave adecuada o un destornillador. Puede que las válvulas de los radiadores más antiguos requieran un poco más de fuerza para girar debido a la posible corrosión o la falta de uso. Es fundamental hacerlo con cuidado para no dañar la válvula.
  3. Flujo de aire y agua: mantén la válvula abierta hasta que deje de salir aire y comience a salir agua de manera continua, señal de que ya no hay aire en el interior del radiador.
  4. Cierre de la válvula: una vez que el agua sale sin aire, cierra la válvula de purga girándola en el sentido contrario.

En cuanto a los radiadores más modernos que incluyen válvulas de autopurgado, el mantenimiento es aún más sencillo, ya que estas válvulas están diseñadas para liberar el aire acumulado automáticamente. Sin embargo, si detectas problemas como que el radiador no calienta adecuadamente o escuchas ruidos, es prudente contactar con un profesional para que realice una revisión. Es posible que la válvula automática esté defectuosa o bloqueada, y en esos casos, una intervención no profesional podría causar más daño al sistema.

Siempre es importante mantener cualquier tipo de radiador, antiguo o moderno, en buen estado, ya que de ello depende no solo el confort en el hogar, sino también la eficiencia y el costo del sistema de calefacción en su conjunto.

Qué es un detentor de radiadores ¿es conveniente instalarlo?

Un detentor de radiador, también conocido como válvula de retención o válvula de equilibrado, es un componente del sistema de calefacción que se instala en la entrada del radiador, opuesta a la válvula termostática o de control manual. Su función principal es regular el flujo de agua caliente que entra en el radiador, lo cual es fundamental para el equilibrado hidráulico del sistema de calefacción.

El equilibrado hidráulico es el proceso de ajustar la cantidad de agua que circula a través de cada radiador en un sistema de calefacción. Esto es importante porque asegura que todos los radiadores del sistema puedan calentar de manera eficiente y uniforme, independientemente de su distancia con respecto a la caldera. Sin un equilibrado adecuado, algunos radiadores (especialmente los más cercanos a la caldera o en el piso inferior) pueden recibir demasiada agua caliente y otros muy poca, resultando en un calentamiento desigual de los espacios y una eficiencia energética reducida.