Cuando se recorre Japón, uno se da cuenta de la versatilidad y la popularidad del té matcha; algo que para ellos es casi una religión. Hay tiendas diminutas dedicadas única y exclusivamente a este té que se vende en polvos y siempre cerca del característico agitador/mezclador para conseguir resultados cremosos y aireados. También es cierto que, el té matcha, o lo odias o lo amas y es que su fondo ligeramente amargo y áspero no es para todos los públicos.

El polvo de té matcha es el resultado de triturar las hojas del té verde por lo que se entiende que, mientras que cuando tomas un té normal sólo te tomas su infusión, cuando disfrutas de un té matcha te comes enteramente las hojas. Por ello, el té matcha tiene casi diez veces más nutrientes que beberse un té normal. Los beneficios para la salud dicen que son una larga lista. Obviamente, hay varios tipos de té matcha pero eso sería ya entrar en una liga superior del té.

Preparar una bebida a base de té matcha es extremadamente fácil y el único misterio reside en conseguir el dulzor adecuado de la mezcla y una leche bien batida que puede ser de muchas procedencias tanto animales como vegetales. Si en casa no se tiene una cafetera ni un espumador de leche, podemos batir ligeramente la leche caliente a mano, pero si se van a preparar muchos cafés o tés de este estilo quizás sería una buena idea invertir en un cremador de leche para conseguir batir bien tanto el té como luego la leche. Hay unos aparatitos muy baratos y pequeños, que funcionan con pilas, que podrían hacer el apaño al principio.

Lo primero será mezclar el té matcha con el agua caliente batiendo bien hasta que no quede ningún tipo de grumo y esté bien aireado. Será el momento también de agregar el endulzante que cada uno quiera, miel en este caso, y luego por último de agregar la leche bien espumada. La receta es con leche de vaca clásica pero queda muy bien con leche de coco y también con bebida de almendra. Si se quisiera hacer frío, simplemente habría que incorporar la leche fría y después el hielo y mezclar bien. 

Además de preparar bebidas, en casa podríamos hacer con este té unas crepes de té matcha con papaya y chips de coco, una tarta de melocotón y té matcha vegana, un brownie de chocolate blanco y té matcha o una panna cotta de té matcha.

Cómo hacer té matcha

Paso 1

En un vaso disponer el té matcha; cuidado con no pasarse porque puede ser muy predominante en la bebida. Si no se ha consumido nunca, lo mejor es empezar con una dosis baja y que el "latte" quede más clarito y luego ya ir aumentando la dosis. Incorporar el agua hirviendo al té y remover muy bien. Lo ideal es hacerlo con el utensilio propio del té pero se puede hacer con un espumador o con unas varillas.

Paso 2

Añadir la miel y mezclar de nuevo otra vez junto con el té.

Paso 3

Disponer la leche en algún utensilio para poder batirla y espumarla lo mejor posible para que no quede una burbuja muy gruesa. Lo ideal es empezar desde abajo para que la leche vaya calentado e ir subiendo poco a poco.

Paso 4

Volcar la leche sobre la preparación de té matcha, para que salga más espuma es bueno dar unos golpes al recipiente donde estará la leche contra la propia mesa, sobre la base. Ir echando la leche primero y, al final, la espuma para que quede esponjoso por arriba. Se puede terminar con un poquito del propio té matcha por encima si se quiere.