El neurocientífico Peng Jiang (derecha) y la investigadora Mengmeng Jin.
El asombroso caso del doctor Jiang: la tragedia de sus vecinos le llevó a descubrir una defensa natural contra el alzhéimer
Inspirado por el caso de demencia que observó en su vecindario, el neurocientífico ha identificado una mutación que protege contra la enfermedad.
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Muchos médicos e investigadores llevan consigo una historia personal que inspiró su vocación. En el caso de Peng Jiang, neurocientífico de la Universidad de Rutgers, ocurrió en una visita a su ciudad natal de Qianshan en China. Sus padres recibieron a un vecino cuyo relato le marcaría para siempre.
La madre de esta persona había sido diagnosticada con alzhéimer poco después de cumplir los sesenta, y una década después, ya no reconocía a su propio hijo. Aquella mañana, contaba el vecino, la mujer le había mirado dulcemente y le había preguntado: ¿Cómo está tu madre? ¿Se encuentra bien?.
El hombre rompió a llorar en ese momento, confesando a Jiang que había varios casos hereditarios de la enfermedad en su familia, y que vivía con el terror de olvidar un día a sus hijos como le había ocurrido a su madre. Cuando regresó a su laboratorio, el neurocientífico estaba completamente determinado a investigar las raíces genéticas de la enfermedad de Alzheimer.
"El hecho de que no haya tratamientos efectivos contra esta enfermedad neurodegenerativa me motivó para investigar nuevas alternativas terapéuticas", explica Jiang, que también pertenece al Instituto de Salud Cerebral Rutgers. Ahora, junto a su compañera Mengmeng Jin, han anunciado el descubrimiento de una protección natural contra el alzhéimer.
Según publican en Nature Neuroscience, ambos investigadores han identificado una mutación infrecuente que protege a las células del sistema inmune del cerebro contra el daño degenerativo causado por la enfermedad. "Es un avance mayúsculo: buscamos mutaciones que confiere resiliencia en lugar de aumentar el riesgo", declara Jiang.
A partir de su investigación, plantea, se podrían desarrollar terapias enfocadas en el fortalecimiento del sistema de defensa del cerebro para garantizar que se mantenga saludable durante más tiempo. "Estamos intentando aprender de la naturaleza, e instrumentalizar una mutación espontánea con fines terapéuticos", expone.
Jiang y Jin investigaron a personas con síndrome de Down, que tienden a sufrir alzhéimer temprano debido a la acumulación de proteínas tóxicas en el cerebro. Sin embargo, una pequeña proporción de estos pacientes no presenta estos problemas neurodegenerativos. La clave, descubrieron, se encuentra en la mutación CSF2RB A455D.
Mediante tecnología de células madre, recrearon la microglía humana, las células cerebrales encargadas de 'limpiar' los residuos y proteger las neuronas. Les indujeron la mutación y las injertaron en ratones, creando así cerebros quiméricos con partes humanas que les permitieron observarlas en un entorno orgánico viviente.
A continuación, expusieron a las quimeras a las moléculas causantes del alzhéimer. El resultado les asombró: aquellos ratones que habían recibido las células modificadas humanas se mantuvieron jóvenes y evitaron la inflamación a largo plazo que daña las células cerebrales. Además, esta microglía fue más eficaz retirando residuos.
En un segundo experimento, introdujeron microglía tanto mutada como sin la mutación en los mismos cerebros, y las enfrentaron de nuevo al alzhéimer. Las células inmunes que habían sido modificadas fueron dominando poco a poco y resistieron a medida que las demás se iban desvaneciendo, manteniendo su efecto protector sobre el cerebro.
Esto abre la puerta a terapias consistentes en el trasplante de microglía modificada con la mutación, mantienen los investigadores, ya que el modelo se ha demostrado efectivo con células cerebrales de la población general y no solo con pacientes con síndrome de Down.
Otra vía de tratamiento podría consistir en editar genéticamente las células cerebrales del paciente que está sufriendo los síntomas tempranos del alzhéimer para que desarrolle la mutación. Esto podría permitir, en caso que lo confirmen los ensayos, el restablecimiento de su capacidad para evitar la progresión de la enfermedad.