Imagen de archivo de un hombre caminando por la calle en Torrelavega (Cantabria).

Imagen de archivo de un hombre caminando por la calle en Torrelavega (Cantabria). Pedro Puente Hoyos EFE

Salud

La otra cara de la soledad en España: los forenses alertan de que ven cada vez más cadáveres en estado de putrefacción

El caso de un jubilado en Valencia que permaneció 15 años muerto en su casa es el más extremo de una realidad que ya se vive incluso en los pueblos.

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El cuerpo de Antonio Famoso fue encontrado el pasado sábado en su domicilio, donde había fallecido hace más de una década sin que nadie lo hubiera percibido. Los forenses advierten de que esta realidad es cada vez más frecuente en España.

El caso de Antonio quizás sea el más extremo de las personas que mueren solas en sus casas. Joaquín Lucena, jefe de Patología Forense del Instituto de Medicina Legal de Sevilla, no recuerda nada similar en sus más de tres décadas de experiencia.

En el comienzo de su carrera sí que levantó el cadáver de una mujer que llevaba muerta al menos un par de años. Lo descubrieron porque ocuparon su casa, como sucedió este año en Málaga, donde unos okupas encontraron el cuerpo de otra mujer que llevaba fallecida varios años.

Aunque desde entonces, a principios de los años 90, no ha presenciado algo igual, Lucena reconoce que la frecuencia con la que ahora descubren el cadáver de personas que llevan muertas varios días en su casa es más alta que la de antes.

Reflejo de la sociedad

Cuando se encuentran ante este tipo de situaciones, la primera pregunta que se ven obligados a resolver es la de si se trata de una muerte violenta. Por el estado en el que se encuentra el hogar, en la mayoría de las ocasiones se suele descartar con rapidez.

También ayuda que haya veces en las que sean los propios familiares quienes avisen, incluso desde otras provincias, a los servicios de emergencia porque el fallecido lleva varias semanas sin atender a sus llamadas. Pero no siempre sucede así.

Antonio, por ejemplo, no tenía ningún contacto con su familia más cercana, pese a que tenía dos hijos. Aún se desconoce la fecha exacta de su fallecimiento, pero podría haber sido cuando apenas había superado los 70 años.

Esta edad no le resulta sorprendente a Lucena. Y es que si bien antes se encontraban únicamente con octogenarios que habían fallecido solos en sus casas, ahora no es extraño que se dé con personas de entre 50 y 60 años.

Lo que más le llama la atención a este forense es que incluso desde los pueblos cercanos a la capital andaluza les llegan cadáveres de personas que llevan fallecidas varios días. "Antes, bastaba con que no salieras un día de casa para que fueran a llamarte los vecinos".

La exmédica forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia Verónica Gordo recopiló los testimonios de varios sanitarios que tuvieron la experiencia de ver a pacientes morir solos en sus domicilios.

Varios de ellos coinciden en que se dieron en pueblos pequeños, aunque también hay casos en grandes ciudades como Barcelona, lo que refleja que "es un fenómeno social que va en aumento".

Para el director del Instituto de Medicina Legal de Aragón, José Manuel Arredondo, "la muerte en soledad es un gran problema de nuestra sociedad". Aunque de forma tan tardía como ha sucedido con Antonio, sí que reconoce que han tenido casos de personas que llevaban varios meses fallecidas cuando acudieron al hogar.

Más personas viviendo solas

En otros países se ha estudiado el incremento de los cuerpos hallados en estado de descomposición, y sugieren que puede ser un indicador de aislamiento social antes de la muerte.

El pasado año, se registraron más de 58.000 personas fallecidas solas en sus casas en Japón. El fenómeno es tan frecuente que incluso se le ha dado un nombre, kodokushi (muerte solitaria, en español).

Lucena entiende que, aunque la administración podría mejorar la situación con más redes de apoyo para las personas que viven solas, es un fracaso de la sociedad, que cada vez es más individualista. "No conoces ni al vecino".

En España, el número de personas que viven solas se ha multiplicado por ocho en las últimas cinco décadas, pasando de 660.000 en 1970 a 5,5 millones en 2024.

Lucena se muestra desconfiado ante la posibilidad de un cambio en este sentido. Lo cierto es que las proyecciones apuntan a que, al menos en España, cada vez más personas vivirán solas.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), un 33,5% de las viviendas familiares serán unipersonales para 2039, lo que supone que una de cada tres personas no tendrán a nadie en su hogar.

Por edad, uno de los grupos en los que cada vez es más frecuente vivir solos es el de los mayores de 60 años. Representan aproximadamente el 51% de todos los hogares de una sola persona que hay en España.

Dentro del grupo de mayores de 60 años, la cifra de mujeres casi duplica a la de los hombres, lo cual puede deberse a que la esperanza de vida es mayor en nuestro país para ellas.

Varios estudios ya han demostrado que la soledad aumenta el riesgo de mortalidad prematura. En 2015, se publicó un metaanálisis que llegó a comparar el aislamiento social prolongado con fumar 15 cigarrillos diarios.