Francisco Guarner, digestólogo del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. ScienHub.

Francisco Guarner, digestólogo del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. ScienHub.

Salud

Francisco Guarner, médico: "El tema de la microbiota se ha desbordado. He visto aftershave con probióticos, ¿para qué?"

Si queremos probióticos, este digestólogo recomienda que elijamos el yogur natural frente a alimentos exóticos porque tiene más evidencia científica.

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La microbiota de los españoles está en crisis. A la comunidad de microorganismos, desde bacterias a hongos, que vive en nuestro intestino y facilita nuestra digestión, le ha sentado fatal el último siglo de comida industrializada y exceso de medicamentos.

Durante décadas, hemos sabido que esa comunidad vive con nosotros en simbiosis, pero ha sido en los últimos años cuando han florecido estudios aquí y allá que han descubierto que estos microorganismos están implicados en muchas funciones del organismo.

A la vez han aparecido vendedores de productos, dietas e ideas para supuestamente cuidar de esa microbiota intestinal. La microbiota ha pasado de ser un palabro técnico a algo con lo que todos nos hemos familiarizado y, quizás, hablado de más.

"El tema de la microbiota se ha desbordado", explica Francisco Guarner, digestólogo del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. "Es fácil encontrar ideas que no son verdad y productos que no tienen sentido. El otro día vi un aftershave con probióticos, ¿para qué?".

Este experto reconoce que cada vez se están descubriendo más funciones en las que la microbiota interviene, pero "algunas personas y empresas están utilizando este boom de interés en ella para hacer negocio". Guarner recomienda buscar la evidencia científica.

"Se están vendiendo por internet análisis de microbiota que no tienen demasiada evidencia y que a los médicos tampoco nos dan una información útil", dice Guarner. El digestólogo cuenta que todavía no se ha dado con un análisis de microbiota que aporte demasiado.

Explica que mientras que fluidos como la sangre son fáciles de analizar porque son sustancias más homogéneas y no están en contacto con el exterior. Eso permite tomar marcadores y saber cuándo algo está bien y cuándo está mal.

La microbiota está en contacto con el exterior a través de lo que comemos y es heterogénea, tanto que la de cada persona es diferente. "Hace algo más de una década se establecieron tres tipos principales de microbiota", explica Guarner.

Se denominan enterotipos y se basan en qué tipo de bacteria es la predominante en tu microbiota, pero estos tipos pueden combinarse. "Las microbiotas son como los bosques, algunos son de castaños, otros de pinos y otros mezcla. Y todos están bien", afirma.

Microbiotas dañadas

"La microbiota tiene mucha variedad de microorganismos, pero no sabemos cuál es la variedad más deseable y no tiene por qué ser una en concreto. En este sentido, se venden test de microbiota sin que los científicos tengan estas cosas claras", dice el digestólogo.

Lo que parece estar claro es que la diversidad de la microbiota en las sociedades industrializadas se ha reducido en los últimos 100 años "y esto ha repercutido en el avance de la obesidad, enfermedades autoinmunes e intestinales", sostiene Guarner.

"En los últimos 100 años, el uso de antibióticos y la dieta industrial ha cambiado mucho la microbiota. La microbiota de una persona de zonas rurales de Latinoamérica se parece mucho a la de otra en África, pero son muy diferentes a las de Occidente", señala.

Las microbiotas latinoamericanas y africanas se parecen en que son muy diversas y abundantes en microorganismos y aunque sus dietas no se parecen en nada sí que tienen algo en común: que suelen estar basadas en alimentos de origen vegetal.

"Gracias a los antibióticos y los medicamentos hemos logrado reducir la mortalidad por infecciones, que antes eran las enfermedades más letales para los seres humanos. Pero ahora son más comunes algunas enfermedades que antes eran raras", sugiere.

Las enfermedades autoinmunes o el aumento de casos de cáncer de colon en población cada vez más joven son un ejemplo. "Existe la hipótesis de que si recuperamos nuestra microbiota ancestral es posible que consigamos reducir estas enfermedades".

"La microbiota de Occidente está en crisis y ahora nadie discute que es defectuosa y que se vincula con ciertas enfermedades. Algunos tipos de microbiotas pobres se han asociado en algunos estudios con el cáncer de colon", explica.

Guarner se refiere a este estudio de la Universidad de Harvard publicado en la revista Gut en el que se analizaron los resultados de las colonoscopias de más de 16.600 mujeres de a partir de 60 años y su consumo de antibióticos en distintas etapas de sus vidas.

Antibióticos y procesados

Las que habían tomado demasiados antibióticos entre los 20 y los 30 años tenían un 36% más de riesgo de tener pólipos en el intestino que las que no habían tomado casi ningún antibiótico. Las que lo habían hecho a partir de los 40 y los 50 años, un 69% más de riesgo.

Guarner explica que en países como España se están encontrando casos de bacterias orales que aparecen en el intestino, como la E. coli. Según el médico, acaban en esta zona debido a que las microbiotas son tan débiles que no las detienen en su recorrido por el sistema digestivo.

"La E. coli no siempre es mala, pero se alimenta de la mucosidad del sistema digestivo y genera sustancias que en el colon resultan inflamatorias. Esta inflamación podría relacionarse con ese auge de casos de cáncer de colon en gente joven que estamos viendo", afirma Guarner.

La microbiota intestinal cuando está sana ayuda a metabolizar alimentos y medicamentos. El digestólogo explica que mientras que los seres humanos tenemos unas nueve enzimas para metabolizar carbohidratos, la microbiota tiene 18.000.

Es decir, que cuando nuestra microbiota está comprometida digerimos peor los carbohidratos complejos: frutas, verduras, legumbres, cereales integrales o frutos secos. Vamos, los alimentos que cuentan con algunos de los nutrientes más saludables.

"Por ejemplo, el licopeno del tomate o los carotenoides de las zanahorias se parecen más a una medicina que a un nutriente. Pero el cuerpo tiene que ser capaz de romper la celulosa de estos vegetales para que podamos usarlos", repasa Guarner.

El experto cita en este caso un estudio publicado en Nature Medicine el pasado mes de marzo que se propuso dar con el patrón alimentario que aumentara las probabilidades de alcanzar los 75 años en un estado de salud óptimo.

Para ello investigaron a unas 105.000 personas durante 30 años. De ellas, sólo el 9,3% alcanzó lo que los autores llamaron envejecimiento saludable a los 75 años de edad. Y, ¿qué comían? Pues "frutas, verduras, cereales integrales, grasas insaturadas, frutos secos y lácteos bajos en grasas", dice el estudio.

¿Qué hacemos?

¿Significa esto que les va mejor a veganos y vegetarianos? No está del todo claro. Guarner señala que lo realmente importante para la longevidad y una microbiota saludable es tomar una buena variedad de vegetales a la semana.

Y, en este punto de la conversación, vuelve a citar otro estudio científico: uno de la Asociación Americana de Microbiología que pidió muestras de microbiota intestinal a lo largo y ancho de los Estados Unidos. En 2018 ya contaban con 10.000 participantes.

Y, nuevamente, las dietas con más presencia de vegetales se relacionaban con mejores microbiotas. Pero en este estudio dan un paso más y dicen que son los participantes que comen a la semana más de 30 tipos de vegetales los que mejor microbiota tenían.

Así que, ¿qué hacemos para recuperar nuestra microbiota? Una dieta basada en vegetales, dice el médico. "A veces los omnívoros, los que comen carne, son los que más variedad de verduras toman porque no se prohíben nada", explica.

"El problema es que con estas microbiotas que tenemos, muchos dicen que al empezar a tomar más vegetales tienen gases. Hay que continuar comiendo saludable porque la microbiota se acaba fortaleciendo y tolera mejor los carbohidratos saludables", dice.

Pero, ¿qué pasa con los probióticos? "Son buenos para la microbiota, pero el que más evidencia tiene detrás es el yogur. No digo que otras cosas nuevas como las kombuchas no terminen por ser buenas, pero a día de hoy no se han estudiado tanto como un yogur".

"Hay probióticos que no sabemos con qué bacterias se han fermentado. No seamos inocentes, exijamos a los productores que lo señalen más. Ahora parece que toda bacteria es buena, pero repito: antes eran los microorganismos lo que más mataba al ser humano", advierte.

Dice Guarner que nos interesa una microbiota diversa, obtenida a través de una gran variedad de vegetales en la dieta. "La microbiota está conectada con el cerebro, está muy claro, y una correcta fermentación puede producir GLP-1, Ozempic natural. Esta sustancia viaja al cerebro y le dice que no tienes más hambre, así que te ayuda a mantener mejor tu peso".