
La edición genética en bebés se postula como una solución a enfermedades raras.
"Las terapias a la carta ya no son un sueño": qué supone haber curado por primera vez a un bebé mediante edición genética
El primer tratamiento de una enfermedad rara con edición genética de bases abre el futuro a su solución, pero también plantea retos en la accesibilidad
Más información: Las 'madres' de la edición genética CRISPR/Cas9, Premio Nobel de Química 2020
La vida del bebé K. J. iba a estar marcada por una letal enfermedad rara que venía inscrita en su código genético, pero su rumbo ahora ha cambiado. Con tan sólo nueve meses de edad, se ha convertido en el primer paciente con una enfermedad metabólica rara que ha sido tratado con la tecnología CRISPR de edición genética. La evolución del pequeño está siendo favorable, tal y como ha contado la revista The New England Journal of Medicine.
Es en esta prestigiosa publicación donde se han dado a conocer los datos del estudio de su caso. K. J. nació hace menos de un año con deficiencia grave de la enzima carbamoil fosfato sintetasa 1, una condición motivada por la mutación del gen CPS1. La consecuencia directa de la falta de esta enzima es la acumulación de amonio en el cuerpo porque falla el ciclo de la urea, que es el que se deshace de esta sustancia tóxica. La enfermedad afecta a uno de cada 300.000 nacimientos y hasta la mitad termina falleciendo.
Los autores del estudio, el Hospital Infantil de Filadelfia y la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, diseñaron una novedosa terapia confeccionada específicamente para este bebé. A través de la edición de bases, una herramienta CRISPR de segunda generación que permite modificar el ADN sin cortar la doble hélice, los investigadores querían revertir el efecto del gen afectado para que produjese la enzima de manera correcta.
No sólo el bebé ha tolerado bien el tratamiento administrado en dos tandas, sino que desde entonces ha superado dos infecciones leves sin problema y sigue creciendo. Los síntomas de la enfermedad han remitido y tolera la dieta con más proteínas, que se evitan en los pacientes con esta enfermedad. Sin embargo, K. J. todavía es pequeño para someterse a la toma de una biopsia del hígado que determine hasta qué punto la edición ha sido exitosa.
En cualquier caso, K. J. seguirá en revisión a largo plazo para supervisar su evolución y los científicos están celebrando el éxito de esta terapia. También se celebra en España como un hito que marca que las terapias a la carta de edición genética "ya no son un sueño", dice Marc Güell, coordinador del grupo de investigación en Biología Sintética Traslacional y profesor titular en la Universidad Pompeu Fabra (UPF), a Science Media Center (SMC).
Hito de la ciencia
Para él, el estudio es "extraordinario" y una "grandísima prueba de concepto de que no es imposible tratar enfermedades rarísimas a nivel individual". Por su parte, Fernando Civeira Murillo, catedrático de Medicina y jefe del Grupo de Investigación en Lípidos de la Universidad de Zaragoza decía a SMC que “probablemente, en pocos años la gran mayoría de las enfermedades monogénicas graves van a ir desapareciendo gracias a la edición genética”.
"Me parece un 'milagro' científico que ha permitido curar una enfermedad severa muy minoritaria, y aporta conocimiento para tratar muchas otras enfermedades", sostiene por su parte Gemma Marfany, catedrática de Genética de la Universitat de Barcelona (UB) a SMC. Ahora bien, Lluís Montoliu, investigador en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), señala que "hay que poner muchas comillas al éxito de este estudio".
"El problema es que es una terapia de un solo paciente y yo soy muy crítico con ellas. Si eres el padre del niño estarás encantado de la vida, pero hay más niños con esta enfermedad o alguna parecida. Los recursos son limitados y movilizar una ingente cantidad de ellos para un solo caso es éticamente cuestionable", explica Montoliu.
Pero, además, también señala que cuando el objeto de estudio es la terapia de un solo paciente "sólo puedes vender el éxito, porque el fracaso no sabes cómo interpretarlo. El fracaso puede darse por factores que no has controlado porque no tienes variación ni de ruta, ni de administración, ni de dosis… Si funciona, es estupendo, pero si no lo hace, no sabes por qué no ha funcionado", explica este experto.
Cautela ante el nuevo futuro
Montoliu también recuerda que los autores deben controlar que no se hayan producido otras ediciones genéticas en otros genes ni tampoco en el aparato reproductor del niño, de manera que pueda transmitir esa edición genética a su descendencia. Si bien este experto considera que es un estudio excepcional y que parece haber sido un éxito para el bebé, que evitará síntomas muy graves, también le plantea algunas dudas.
"Los investigadores anticipan un futuro en el cual creen que esto va a ser cada vez más sencillo y rutinario. Que se desarrollarán terapias de un solo paciente para múltiples pacientes y cada uno recibirá su editor de bases necesario. Yo creo que esto es demasiado optimista", detalla Montoliu. "No olvidemos que son terapias experimentales, de las cuales sabemos poco y confiamos en que hagan sólo lo que tienen que hacer y no otras que produzcan situaciones imprevisibles".
Por tanto, Montoliu pide cautela e ir paso a paso y comenzar con "un verdadero ensayo clínico con un número determinado de pacientes para verificar la seguridad de este proceso". También dice que queda por resolver cuestiones de accesibilidad de este tratamiento: "¿Cuál va a ser su coste?, ¿sólo se va a administrar en el Hospital de Filadelfia? Si tenemos 15 familias con este problema, ¿qué pasa si sólo se puede dar a una?".
Lo que está claro es que esta herramienta de edición de bases está cada vez más presente en la clínica. En 2022 esta terapia llegó a los titulares de los medios de comunicación porque se utilizó para tratar con éxito a una niña de 12 años con leucemia linfoblástica aguda de células T que resistía a la quimioterapia y a radioterapia. Montoliu explica que se administraron editores de bases antes de una terapia con células CAR-T y funcionó.
Además, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL, los editores de bases se están probando como tratamiento para personas con hipercolesterolemia familiar. De hecho, el investigador Kiran Musunuru, autor del estudio de la terapia de K. J., también ha trabajado en esta inactivación del gen PCSK9 con el objetivo de reducir los niveles de colesterol en sangre de estos pacientes. La terapia, conocida como VERVE-101, está siendo evaluada en un ensayo clínico.