La farmacéutica Helena Rodero revela por qué a tu abuela le iba bien la Nivea de lata azul pero a ti no te la recomienda

Lo de untarse crema en la piel del cuerpo o de la cara ha sido considerado hasta hace poco un acto de los más vanidosos. Sin embargo, este ritual ha dejado de ser considerado como una rutina de belleza y ahora se considera una práctica de bienestar. Los que saben menos de hidratación seguramente hayan empezado por la crema de cabecera en España: la Nivea que se vende en una lata de color azul.

Esta crema dispara la nostalgia a millones de españoles: la hemos tenido en el cuarto de baño de nuestros hogares durante décadas. Tanto es así que se ha ganado fama de ser la crema para todo, el ungüento definitivo de hidratación. Muchos se la ponen en la cara pensando en retener la juventud, otros en las zonas más secas de su piel, pero incluso hay quien se la pone a sus zapatos de piel para ablandarlos cuando están nuevos.

Sin embargo, algunos expertos se rebelan contra esta fama de la Nivea de lata de ser casi milagrosa. Y esto se debe a que, aunque su olor nos resulte familiar y sea realmente muy hidratante, desde el año en el que salió al mercado se han producido otros productos que pueden ajustarse más a nuestras necesidades cutáneas. Este es el caso de la farmacéutica Helena Rodero que divulga en redes sociales sobre belleza.

El problema que le ve Rodero a la Nivea de la lata azul es que "tiene ingredientes súper grasos y lo hace una crema súper untuosa y tirando a comedogénica", explica en un vídeo para su cuenta de Tik Tok. Pero, ¿qué quiere decir este último concepto? Pues que la crema Nivea puede ser tan densa que puede obstruir los poros de la piel y acabar facilitando la aparición de puntos negros o espinillas, también llamados comedones.

Por esta razón, Rodero afirma rotunda que "en el rostro nunca me la aplicaría, menos en el contorno de los ojos". Ahora bien, existen algunas zonas de la piel en la que una crema tan pastosa sí que podría tener algunos beneficios: "Sólo en los codos, las rodillas y los pies, para eso igual vale bastante". No sólo es una crema densa, sino que además uno de sus elementos más característicos puede resultar problemático.

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Se trata de su perfume que, aunque es el responsable de la nostalgia que nos produce, puede ser contraproducente: "Lleva mogollón de moléculas aromáticas tipo perfume que pueden dar problemas en la piel". Por esta razón, la farmacéutica afirma que, antes que ponerse esta legendaria crema, preferiría ponerse una vaselina sin perfume, "que me va a hacer reacción similar, va a ser más barata y no me va a dar problemas a nivel de alergia".

A muchos usuarios de redes sociales no les han servido sus argumentos y le han respondido que a sus abuelas les ha ido bien la crema en la cara durante todas sus vidas y ahora en la tercera edad parecen escolares. La experta también se ha animado a responder a estos usuarios que afirma que "le llaman mucho la atención". Rodero admite que a nuestras abuelas sí que podía servirles la crema Nivea, a pesar de que nosotros no deberíamos usarla.

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"Hace décadas para limpiarse el rostro se usaba el jabón de manos, el jabón natural. Esto es súper agresivo. Si te lavas la piel de la cara con un jabón como el que hacen las abuelas se te queda la piel tan lagarto que necesitas una crema tipo Nivea, que te va a aplicar esa grasa que te ha retirado", explica la farmacéutica. "También puede ser que las pobres no tuviesen otra cosa en el mundo que esa crema, era lo único que se aplicaban".

En cualquier caso, la experta aclara que una crema hidratante —ya sea la Nivea de lata azul o la más cara del supermercado— no tiene la capacidad de prevenir el envejecimiento o la aparición temprana de arrugas. La crema hidratante puede generar confort en la piel, especialmente cuando está seca, pero lo que realmente protege de las arrugas es evitar la exposición excesiva al sol. "Igual en ese momento no existían los protectores solares, pero existía la sombrilla", concluye.