
Imagen del primer trasplante de un riñón de cerdo llevado a cabo en 2024.
El fracaso de los riñones de cerdo en humanos: por qué la paciente que más tiempo ha estado con uno se lo ha retirado
Towana Looney estuvo 130 días con un injerto porcino hasta que su cuerpo ha acabado rechazándolo.
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El de Towana Looney ha sido el primer caso exitoso de un xenotrasplante más allá de pruebas de concepto… hasta hace dos semanas. Los cirujanos del NYU Langone Health de Nueva York que le injertaron un riñón de cerdo en noviembre se lo han extraído este abril después de que su función renal empeorara considerablemente.
Antes que ella, se habían realizado varios xenotrasplantes (trasplantes de órganos procedentes de animales no humanos) en pacientes terminales: dos corazones y dos riñones. Todos fallecieron al cabo de dos meses, aproximadamente.
Por eso, el caso de Looney es tan significativo. Esta mujer de 53 años y natural de Alabama, en el sur de Estados Unidos, llevaba 130 días viviendo con un riñón de cerdo. En sus propias palabras, fue la primera vez en mucho tiempo que podía organizar su vida sin estar pendiente de acudir a diálisis, tratamiento al que estaba sometida desde 2016.
El 25 de noviembre de 2024 recibió un riñón porcino, proporcionado por la empresa biotecnológica Revivicor, al que se le habían editado diez genes para mejorar la compatibilidad con un el cuerpo humano.
Tras once días ingresada, Looney salió del hospital dispuesta a iniciar su nueva vida. El riñón funcionaba perfectamente, aseguraron los sanitarios que la intervinieron.
Y así fue hasta que un análisis de sangre en Alabama mostró elevados niveles de creatinina, un desecho producido por los músculos que se elimina a través de la orina indicador de la función renal.
La mujer acabó regresando a Nueva York, donde los médicos hicieron una biopsia del órgano y observaron signos de rechazo, por lo que se decidieron a extraer el riñón. "Lo primero es la seguridad, necesitábamos estar seguros de que ella iba a estar bien", ha declarado Robert Montgomery, director del Instituto de Trasplantes NYU Langone Health, a The New York Times.
El riesgo de la inmunosupresión
Aunque todavía está por esclarecer las causas del rechazo, se sospecha que tiene que ver con la reducción de la inmunosupresión a la que se vieron obligados en Alabama para poder tratar una infección no relacionada con el órgano.
"El riesgo fundamental de los trasplantes a corto plazo es el de la infección, tanto por virus como por bacterias", explica a EL ESPAÑOL Rafael Matesanz, exdirector de la Organización Nacional de Trasplantes.
"Muchos fallecimientos en los primeros momentos tras el trasplante se deben a infecciones oportunistas debido al uso de inmunosupresores". En el caso de un xenotrasplante como el de Towana Looney "la inmunosupresión es más potente que la estándar", por lo que era susceptible a infecciones y, al bajar la dosis, el cuerpo puede no haber seguido aceptando el riñón de cerdo.
Extirpar el órgano meses después de la intervención no es lo habitual. De hecho, en riñón, "la supervivencia de injerto pasado un año está entre el 95% y el 98%", explica Matesanz. Por eso, para él este rechazo es "otro jarro de agua fría, un fracaso más de los xenotrasplantes", con los que se muestra muy crítico, pues no ve éticamente aceptable su uso cuando hay margen de mejora en los sistemas de donación de órganos.
No solo eso, sino que una mayor inmunosupresión puede traer otras consecuencias. No se trata únicamente de infecciones: a medio plazo hay otros riesgos, como la aparición de tumores y riesgos metabólicos "como la intolerancia a la glucosa, que puede llevar problemas de aterosclerosis".
De hecho, la "espada de Damocles" de los trasplantes, opina el experto, "son los riesgos de la inmunosupresión, y cabe esperarse que [en un xenotrasplante] sean mayores que los del trasplante estándar".
El director del Instituto de Trasplantes de NYU Langone, Robert Montgomery, sostiene que esto no ha sido un traspié y que la investigación en xenotrasplantes seguirá evolucionando.
"Todo esto toma su tiempo. Este partido se vaa ganar mediante mejoras incrementales", ha declarado, haciendo un símil con el béisbol, "no tratando de batear hacia las vallas y hacer un home-run".
De hecho, Revivicor iniciará este año un ensayo clínico con seis pacientes que recibirán uno de sus riñones de cerdo, y la intención es acabar incluyendo medio centenar, para demostrar su viabilidad.
Por su parte, Towana Looney no se arrepiente en absoluto de haber aceptado el trasplante. "Por primera vez desde 2016 disfruté de tiempo con mis amigos y familia sin planificarlos alrededor de las diálisis", ha dicho en un comunicado transmitido por NYU Langone Health y recogido por The New York Times.
Tras la extirpación del riñón de Looney queda solo una persona en la actualidad con un riñón de cerdo. Tim Andrews recibió uno en Boston (Massachusetts) el pasado enero. Si aguanta con él otros dos meses, habrá batido un nuevo récord.