
Pese al diagnóstico, Beatriz Benítez ha podido cumplir su sueño de ejercer como maestra de Primaria.
El 'milagro' de Bea, la granadina que ha sobrevivido al tumor cerebral más letal: "Hace 7 años me dieron seis meses de vida"
A esta granadina le dijeron que el tumor era benigno siete años antes de que le diagnosticaran glioblastoma, un cáncer que a día de hoy resulta incurable.
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Beatriz Benítez ha perdido la cuenta de las veces que la han sentenciado a muerte. En la primera, le dijeron que le quedaban de seis meses a un año de vida. De aquel pronóstico han pasado ya casi siete años y esta granadina continúa rompiendo la estadística: con 25 años le diagnosticaron un glioblastoma de grado IV. Este tumor cerebral no tiene cura y la supervivencia en estos pacientes apenas supera los dos años de media tras el diagnóstico. Beatriz va camino del séptimo.
"Mi historia", cuenta a EL ESPAÑOL, "comienza en realidad a los 10 años". A esta edad empezó a sufrir crisis epilépticas, pero "no le dieron importancia" entonces. No fue hasta que cumplió la mayoría de edad cuando le propusieron realizarle una resonancia magnética para comprobar qué estaba ocurriendo. A raíz de esta prueba le detectaron, por primera vez, el tumor cerebral. Aunque su neurocirujano le aseguró en todo momento que era benigno, le planteó la posibilidad de someterse a una operación.
Beatriz se negó por los riesgos que conllevaba: "No quería quedarme en silla de ruedas a los 18 años". Siete años después, y aún no sabe por qué, cambió de parecer. Lo peor, sin embargo, vino tras la operación. Los resultados de la biopsia revelaron que tenía un glioblastoma de grado IV, el cáncer cerebral más agresivo de todos. El neurocirujano no se creyó el diagnóstico, "no daba crédito", y mandó analizarlo a varios laboratorios. De ninguno de ellos recibió la respuesta que anhelaba.
"En ese momento estaba opositando para maestra", recuerda Beatriz, "pero dije 'si me voy a morir, lo dejo todo y espero a morirme'". Pasó una semana, desde que recibió el diagnóstico, en la que se dio "por perdida". "Me muero, os quedáis aquí", le escribió a todos sus amigos. Luego cambió de mentalidad y trató de "tirar hacia delante" con una fortaleza que sorprende a cualquiera: "La gente siempre me pregunta cómo puedo ser tan positiva con todo lo que tengo encima. Pero es que me propuse que los médicos no me metieran dentro de una estadística".
"Me desahució por completo"
En enero de 2019, Beatriz comenzó con el tratamiento: 30 sesiones de radioterapia y un año de quimioterapia, puesto que su oncólogo consiguió que la ampliaran hasta seis meses más de lo establecido por lo bien que la estaba tolerando. En todo ese tiempo, de hecho, no tuvo efectos secundarios graves.
Al finalizar el tratamiento, su oncólogo le llegó a decir que estaba libre de enfermedad. Y aun sabiendo que este tumor no tiene cura, ella también se dio por curada pues había sobrevivido más de un año cuando le habían dado, como mínimo, seis meses de vida. Aprovechó entonces para retomar las oposiciones, aprobarlas y poder cumplir su sueño ejerciendo como maestra de primaria.
Pese a que el tumor se había mantenido estable, en 2022 tuvo su primera recaída. "Ahí fue donde llegó lo peor". Y es que el oncólogo que le había tratado anteriormente se había marchado. Su sustituta fue realista con ella y le reconoció que no era especialista en tumores cerebrales. Aun así, observó cómo "el tumor estaba ya creciendo", por lo que le volvieron a operar. Aunque la radiocirugía "no funcionó para nada".
Al año siguiente, le volvieron a cambiar de oncóloga, mientras que los síntomas eran cada vez más incapacitantes: le empezó a fallar la pierna y la mano izquierda. La nueva especialista le comentó que al ser un caso único, puesto que había sobrevivido ya casi seis años, lo mejor era dejarla sin tratamiento. Le rogó que le administraran la misma quimioterapia que recibió por primera vez. La oncóloga se negó porque "no había evidencia científica" que demostrara que una segunda vez iba a funcionar.
"Me desahució por completo. En una consulta, incluso me explicó cómo me iba a morir paso a paso", lamenta Beatriz al otro lado del teléfono. Tras varias reclamaciones, consigue que le cambien de oncóloga. Aunque en vez de ponerle la tan ansiada quimioterapia, le recomendó un ensayo clínico que se iba a realizar en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
"Soy un caso raro"
Con el ensayo clínico empeoró la falta de movilidad y perdió casi un 90% de visión en el ojo izquierdo. Tomó la drástica decisión de abandonarlo, en contra de lo que le pedían los médicos del hospital madrileño. A su vuelta a Granada, pudo recibir la quimioterapia que tanto había solicitado.
Está a la espera de los resultados de la última resonancia, pero su sensación es que "está estabilizado". Al menos la movilidad ha mejorado en el último año. También confía en mejorar la visión en el ojo izquierdo por una medicación que trata de regenerar el sistema nervioso. Todos los tratamientos, a excepción de la quimioterapia que recibe en el Hospital Universitario Clínico San Cecilio de Granada, se los está pudiendo costear gracias a su familia.
Pese a los casi siete años que lleva con este enfermedad incurable, nunca había recibido ayuda psicológica hasta que entró a formar parte de la Unidad de Apoyo al Paciente Oncológico de la Fundación UAPO, impulsada por el fallecido Jesús Candel (también conocido como 'Spiriman'). "La psicóloga se ríe conmigo y me dice que no la necesito porque de lo más negro saco siempre lo positivo", presume Beatriz.
Sabedora de que su caso es excepcional no sólo porque ha roto con todos los pronósticos, sino por cómo afronta la enfermedad, decidió escribir un libro, "con una sola mano y un solo ojo", para "ayudar a todas esas personas" que puedan pasar por su misma situación.
En todo este tiempo, no ha habido nadie que haya sabido decirle por qué ha sido capaz de romper la estadística que le daba no más de un año de vida: "Me dicen que soy un caso raro", a lo que ella responde con un "por qué no investigan conmigo, en vez de sentenciarme de muerte". Lo ha escuchado tantas veces que ya ni siquiera le afecta: "Que digan lo que quieran, pero yo voy a intentar seguir para adelante y hasta el último de mis días lo voy a seguir peleando".