Ilustración sobre el dolor crónico en España por comunidades autónomas.

Ilustración sobre el dolor crónico en España por comunidades autónomas.

Salud

El mapa del dolor crónico: así se distribuye el mal que afecta a más de 9 millones de personas en España

Aunque no existen diferencias notables en la prevalencia del dolor crónico entre las comunidades, los especialistas sí que la perciben en los recursos.

29 mayo, 2023 03:44

Si te diagnostican dolor crónico en España, el tratamiento variará en función de la comunidad autónoma en la que vivas. Así, no es igual si resides en Madrid o Cataluña que si lo haces en cualquier otra. "En nuestro país existen diferencias en cuanto a la asistencia al dolor", reclama la doctora María Madariaga, presidenta de la Sociedad Española del Dolor (SED). Estas diferencias por comunidades no se perciben en la prevalencia del dolor crónico, según el Barómetro del dolor crónico en España 2022.

El informe, que han elaborado desde el Observatorio del Dolor de la Universidad de Cádiz y la Fundación Grünenthal, da buena muestra de que en España no existe una región en la que se concentre una mayoría de los pacientes, como sucede en otras enfermedades. "Las diferencias entre comunidades autónomas no resultaron significativas estadísticamente por lo que no se pueden sacar conclusiones", valora Inmaculada Failde, directora del Observatorio del Dolor de la Universidad de Cádiz (UCA).

Según los resultados de este estudio, el dolor crónico presenta una elevada prevalencia en España, afectando al 25,9% de la población adulta, lo que supone que más de 9 millones de personas se ven afectadas por la enfermedad a nivel nacional. Esta prevalencia, no obstante, es variable en los diferentes grupos sociodemográficos de la población, como demuestra el porcentaje de prevalencia del dolor crónico por comunidad: se sitúa entre el 21,4% que se presenta en Cantabria y el 31,7% de Extremadura.

La comunidad extremeña, de hecho, es la única que supera el 30% en todo el país. Le siguen la Región de Murcia (27,6%) y las Islas Baleares y Cataluña, ambas con un 27,4%. En el otro extremo, y más allá de Cantabria, nos encontramos con tres regiones en las que la prevalencia del dolor crónico es en torno al 22%: el Principado de Asturias (22,8%), La Rioja (22,3%) y Castilla-La Mancha (22%).

Cinco años de espera

La doctora Madariaga realiza una doble lectura de los resultados. "Por un lado, depende mucho de las personas a las que se hayan entrevistado (se realizaron 7.000 encuestas en línea y telefónicas. Evidentemente, hay una variabilidad, ya que es una metodología totalmente aleatoria". Así que lo que más llamativo le parece no son los porcentajes de prevalencia, sino la diferencia de la atención del dolor de unas comunidades autónomas a otra. "No hay un tratamiento igual en todas ellas".

El principal recurso asistencial para los pacientes de dolor crónico lo constituyen las conocidas como Unidades de Tratamiento del Dolor (UTD), enfocadas tanto para el diagnóstico como para la propia atención. Pese a que previamente ya se atendía a los pacientes con dolor de forma especializada, estas unidades no se oficializaron hasta el año 2011. Desde entonces, existen 417 hospitales que cuentan con Unidades de Dolor en España.

Esta cifra supone que a nivel nacional existe un hospital con Unidad del Dolor por cada 113.748 habitantes. Entre las diferentes regiones, este valor resulta más dispar. Por ejemplo, en las Islas Baleares hay una UDT por 64.419 habitantes, mientras que en la Región de Murcia es por cada 304.528; pese a que ambas comunidades cuentan con los datos más altos de prevalencia del dolor crónico.

En este sentido, Madariaga denuncia que en las comunidades en las que hay mayor número de UTD son Cataluña y Madrid. "Y la inmensa mayoría pertenecen al ámbito privado". Así es, 97 de los hospitales con Unidades de Dolor son públicos (47%), mientras que los 220 hospitales restantes presentan gestión privada (53%). Sin embargo, esta realidad no se presenta en las dos comunidades mencionadas por la presidenta de la SED, donde la mayoría de las UTD son de gestión pública.

Lo contrario sucede en La Rioja. Una persona que quiera ser tratada de dolor crónico en esta región sólo tendrá dos Unidades del Dolor, ambas de titularidad privada. En cambio, en Aragón el 100% de estas unidades pertenecen a la sanidad pública. No obstante, uno de los principales problemas se encuentra también en las listas de espera. "Es necesario el aumento del número de Unidades de Dolor, especialmente de carácter público ya que solo la mitad de las que existen en este momento son públicas", añade Failde.

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Se trata de una cuestión apropiada para una enfermedad que tiene lugar de forma continua (durante más de cuatro días a la semana) y persiste desde hace al menos tres meses. "El paciente tiene que esperar casi cinco años hasta llegar a una unidad en la que se valore su dolor", asegura Madariaga acerca de una enfermedad que no fue reconocida como tal hasta 2001 por la Federación Europea del Dolor.

Aunque organismos y profesionales coinciden en que es necesaria una sociedad más informada acerca de esta enfermedad, lo cierto es que con listas de espera de más de un año no hay quien pueda evitar buscar información en Internet. "Tenemos al 'doctor Google' que ya nos va hablando de qué es lo que pasa. También existen muy buenos profesionales en redes que realizan contenidos de salud y dolor. Por eso, cuando llegan a consulta lo hacen con una idea bastante clara", comenta la doctora. "Te dicen 'creo que tengo fibromialgia' y empiezan a contarte los síntomas. Tú también lo piensas, aunque luego debes comprobarlo con un diagnóstico diferencial".

Cuáles son las causas

En cuanto a la edad, el citado barómetro muestra que la prevalencia más alta se presenta en las personas entre 55 y 75 años (30,6%). Y es que pese a que es una enfermedad que suele presentarse en edades avanzadas, los especialistas recuerdan que nos puede afectar en cualquier de nuestra vida.

Así lo demuestran los resultados del informe, pues en los mayores de 76 años (25,2%) la prevalencia es menor que en los pacientes entre 35 y 54 años (26,5%). Por su parte, la población entre 18 y 34 años (18,8%) es la menos afectada por una enfermedad cuya edad media de los pacientes se sitúa en los 51,5 años; o lo que es lo mismo, en período en el que la persona se encuentra en edad laboral.

Este es uno de los aspectos que más preocupa también a los profesionales. El 28,6% de las bajas laborales en España el pasado año fueron a causa del dolor crónico, según los resultados del baremo. Este porcentaje podría haberse incrementado de no ser por el 50,4% de los pacientes que se ven obligados a mantener su ocupación.

Siguiendo con los datos, de entre los pacientes con dolor crónico "intenso" el lumbar es la principal causa con un 61,1%. Se trata de uno de los dolores más frecuentes que llegan a consulta y que se encuentra en alza, como demostró un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista The Lancet. El trabajo cifra en más de 600 millones las personas que la sufrieron en el mundo en 2020 y calcula que en 30 años se superarán los 800 millones de afectados.

Por su parte, uno de cada cuatro pacientes con dolor crónico "intenso" reconocieron desconocer la causa de su enfermedad. Aunque no siempre es posible establecer el origen del dolor, el desconocimiento por parte del individuo complica el abordaje. Una investigación publicada esta semana en la revista Nature Neuroscience ha demostrado que se pueden utilizar señales cerebrales como biomarcadores del dolor crónico. Este hallazgo podría ser útil tanto para el diagnóstico como la utilización de tratamientos efectivos.

En este sentido, la doctora Maite Bovaira se ha mostrado segura, durante la presentación del XIX Congreso Nacional de la SED, de que a medio plazo se podrá utilizar el cannabis como arsenal terapéutico para el dolor en nuestro país.

Miedo a expresar dolor

Esta patología tuvo un coste para el PIB nacional del 2,5% (unos 16.000 millones de euros anuales) en el año 2014, según los datos de la Fundación Española del Dolor. La cifra, tal y como señala Madariaga, puede haber aumentado ya que así lo ha hecho el número de pacientes, que ha pasado del 17% al 27%. "Ya entonces el impacto del dolor crónico fue superior al de la enfermedad cardiovascular y al del cáncer".

Por su parte, la presidenta del Observatorio del Dolor asegura que además de los costes directos también son muy importantes los indirectos: "Aquellos costes que están relacionados con las bajas laborales y el presentismo". Según el barómetro, el 28,6% de los entrevistados con dolor crónico tuvieron una baja laboral a causa del dolor el ultimo año con una media de más de 4 meses de baja

Más allá de la implicación en la economía de un país, la presidenta de la SED lamenta que un paciente con dolor crónico se empobrece a él y a su familia. "Y no todo el mundo se puede permitir la misma atención". Sin embargo, el impacto del dolor crónico va más allá de aspecto meramente físico. Según el barómetro, un 22,2% de los pacientes sufre depresión y un 27,6% ansiedad.

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Estas cifras evidencian la relevancia de la salud mental en el ámbito del dolor crónico. "El abordaje básico que se debe hacer en primer lugar es una valoración psicológica", indica Madariaga. En este aspecto encuentra uno de los principales motivos por los que sigue existiendo "mucho estigma" alrededor de esta enfermedad porque a nadie le gusta tener a una persona al lado que se queja. "La mayor prevalencia en mujeres es un dato consistente con otros estudios y la posible causa es compleja.  Atribuirlo solo al estigma no es suficiente", contrapone Failde.

Madariaga espera también que se le 'pierda el miedo' a expresar dolor. "La gente no quiere hablar de dolor". Madariaga incluso compara la consulta con un confesionario cuando acude un paciente con dolor crónico. "Al llegar a la Unidad del Dolor se sienten como liberados". Una actitud que no encuentra en otras patologías. "El dolor no se ve, no deja secuelas físicas como el cáncer. Pero eso no quiere decir que no sea una enfermedad crónica", concluye la doctora.