El minoxidil y la finasterida son los dos tratamientos contra la alopecia masculina más usados.

El minoxidil y la finasterida son los dos tratamientos contra la alopecia masculina más usados.

Salud

El peligro oculto de los medicamentos para la calvicie: un gran estudio los asocia con la depresión

El consumo de inhibidores de la 5-alfa reductasa ha sido asociado a distintos problemas neurológicos, como las demencias e incluso el riesgo de suicidio.

24 diciembre, 2022 02:51

Si la caída del pelo es un momento triste para cualquier hombre, ahora está más justificado que nunca. Un estudio en más de dos millones de personas ha encontrado una asociación entre el uso de finasterida, uno de los medicamentos más utilizados contra la alopecia masculina, y un mayor riesgo de depresión.

El trabajo, que ha sido publicado en la revista JAMA Network Open, pretende despejar las dudas que había sobre los eventos adversos de los inhibidores de la 5-alfa reductasa (conocidos como 5-ARI por sus siglas en inglés), que actúan reduciendo la cantidad de dihidrotestosterona en el cuerpo. Esta hormona, derivada de la testosterona, está directamente relacionada con la caída del cabello en los hombres: se responsabiliza de hasta el 95% de los casos.

Son dos los principales fármacos de esta clase. Uno es la finasterida, que reduce hasta un 70% los niveles de dihidrotestosterona. El otro es la dutasterida, que lo hace en un 90%. Solo el primero está indicado para la alopecia masculina, si bien ambos se usan para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata, donde los andrógenos también juegan un papel crucial: su supresión logra la reducción de la próstata, evitando los problemas que puede ocasionar la retención aguda de orina.

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Los investigadores, comandados por Miguel García-Argibay, de la Universidad Örebro de Suecia, analizaron una cohorte de 2,23 millones de hombres suecos entre los 50 y los 90 años. El periodo de análisis se extendía entre julio de 2005 y diciembre de 2018: en ese tiempo se prescribió finasterida a 70.645 de ellos (el 3,2% del total), y dutasterida a 8.774 (el 0,4%).

La intención de los autores era comprobar si estos fármacos se relacionaban con un aumento de eventos adversos de orden neurológico, desde deterioro cognitivo y demencia hasta depresión e ideas suicidas. Estos problemas ya habían sido detectados en estudios anteriores, si bien los resultados no eran demasiado convincentes: normalmente, estos estudios adolecían de una muestra muy pequeña de pacientes, apenas controlaban los factores de confusión o no hacían un seguimiento a largo plazo.

Demencia, alzhéimer y depresión

Este nuevo trabajo halló un aumento del riesgo de depresión del 61% entre los consumidores de finasterida, y del 68% en el caso de los que tenían la dutasterida prescrita, en comparación con aquellos que no la tenían indicada. Este incremento del riesgo se mantenía a lo largo del tiempo.

En cambio, se observaron riesgos más altos en demencias y enfermedad de Alzheimer (hasta del 44%), pero la diferencia con el grupo control se reducía hasta niveles no significativos estadísticamente a partir de los cuatro años de consumo. Con todo, no hubo ninguna relación entre el uso de estos fármacos y el riesgo de suicidio.

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Este riesgo decreciente, sugieren los autores, puede explicarse por un posible incremento de la detección de la demencia entre pacientes de hiperplasia benigna de próstata.

La finasterida, consumida oralmente mediante comprimidos, es uno de los dos tratamientos indicados para la alopecia masculina. El otro, minoxidil, se trata de una solución que se aplica de forma tópica, directamente en el cabello. La dutasterida solo ha sido utilizada frente a la calvicie en ensayos clínicos y todavía no tiene indicación aprobada.

En décadas recientes se ha asociado un nivel bajo de andrógenos con la dificultad para mantener la concentración, neblina mental o un deterioro de la memoria. Una hipótesis plantea que los 5-ARI reducirían la síntesis de neuroesteroides y esteroides neuroactivos, que juegan un papel fundamental en la memoria y el estado de ánimo.

Los autores valoran la potencia muestral de su estudio gracias al uso de una cohorte de más de dos millones de hombres y el acceso a los historiales, así como un seguimiento medio superior a los 13 años.

Las limitaciones del estudio están ligadas al uso de los historiales, donde puede haber errores o inexactitudes en la clasificación de enfermedades, así como la falta de potencia estadística para extraer resultados concluyentes en algunas cuestiones, como el suicidio. Por ello, el equipo de García-Argibay apunta a la necesidad de realizar más estudios para determinar el efecto de los inhibidores de la 5-alfa reductasa más allá de su efecto terapéutico.