Se estima que, en 2021, murieron en España más de 6.600 mujeres a causa del cáncer de mama.

Se estima que, en 2021, murieron en España más de 6.600 mujeres a causa del cáncer de mama. Arte E.E. iStock

Salud Día Mundial del Cáncer de Mama

El mapa del cáncer de mama en España: por qué mata al doble de mujeres en Soria que en Madrid

Se estima que más de 6.600 mujeres fallecieron en 2021 a causa de esta patología, cuya tasa de mortalidad se duplica en algunas provincias de la España vaciada.

19 octubre, 2022 02:58
María P. Bonmatí Cristina Pita

"Yo me descubrí un bulto cuando tenía 28 años. No me estaba explorando, fue de casualidad. Estaba muy convencida de lo que era y el diagnóstico me lo confirmó. Me comí el pack completo: quimio, operación y radioterapia". Así es como recuerda Paula González su infierno con el cáncer de mama. Tras más de 125 consultas aún recuerda la cifra exacta y más de un año de tratamiento, su pesadilla acabó. La de otras, sin embargo, continúa.

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El cáncer de mama es el segundo tumor más diagnosticado en España, sólo por detrás del de colon y recto. Según cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), una de cada ocho mujeres de nuestro país sufrirá esta patología en algún momento de su vida.

Afortunadamente, la mortalidad se ha ido atajando en los últimos años, gracias a los programas de cribado y a la mejora de los tratamientos. "Siempre hay que recordar que la supervivencia mejora porque detrás hay mucho desarrollo, inversión e innovación", prosigue González, que también es portavoz de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA).

Aun así, todavía queda mucho por hacer respecto a las muertes provocadas por este tumor, máxime teniendo en cuenta que, aunque la mejora es notable respecto a otras décadas, en este último año se han producido 6.618 fallecimientos, 354 más que en 2012, según calcula la Asociación Española Contra El Cáncer (AECC).

Las tres comunidades autónomas que ostentan el funesto título de tener más decesos son Andalucía (1.140), Cataluña (1.076) y Madrid (816), lo que coincide con el mayor número de diagnósticos.

Sin embargo, los datos varían si se mide la tasa de fallecidos por cada 100.000 mujeres. En ese caso, se observa una distribución desigual de cifras que coloca a Asturias (40), Aragón (32) y Castilla y León (32) como las comunidades con los datos más preocupantes. A la baja, se posicionan Madrid (23), Castilla-La Mancha (23) y Baleares (25).

Si se mira por provincia, hay tres que preocupan. Soria (43), Asturias (40) y Zamora (39) son los tres territorios que más muertes acumulan por cada 100.000 habitantes. Mientras, Guadalajara puede presumir de tener la tasa más baja de toda España, tan sólo 13, al igual que Huesca (22) o Madrid (23). 

Poner especial atención a estas tasas de mortalidad es esencial, pues la incidencia en cáncer de mama sigue aumentando. Los mismos datos de la AECC calculan que en 2021 se han diagnosticado 34.353 nuevos casos. Matizar que esto es una estimación, pues, como denuncia Rafael López, jefe del servicio de Oncología Médica del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela y presidente de la Fundación para la Excelencia y la Calidad de la Oncología (ECO), en España no hay un registro de tumores: "Es muy grave que en pleno siglo XXI no podamos tener los datos de la incidencia real, que es algo que se haría con un registro de tumores".

Mayor supervivencia

Tirando, pues, de estimaciones, los datos avisan de una tendencia al alza. De 2012 a 2021, hay una variación de 3.400 nuevos casos más. La prevalencia también ha ido en aumento, algo que, en realidad, es positivo, pues indica una mayor supervivencia con el paso del tiempo. A los cinco años, en 2021, el número de prevalentes es de 138.467 mujeres.

El crecimiento de incidencia se puede explicar por la mejora de los programas de cribado, que favorece un mayor número de diagnósticos, pero también influyen otras variables, como la expansión de los factores de riesgo asociados a la enfermedad. 

Por ejemplo, el perfil mayoritario de paciente es el de mujer mayor de 75, pero desde la SEOM advierten que en los últimos años se está detectando un aumento en la incidencia entre menores de 45. Según detalla la propia institución, "los investigadores achacan este dato al hecho de que las mujeres retrasan la edad en la que deciden tener su primer hijo, sumado al descenso del número de hijos por mujer y a la disminución de la edad de la menarquia", algo que corrobora López: "Este tipo de cáncer tiene un componente hormonal muy importante".

No obstante, el oncólogo entiende que, aunque este es un factor que influye en su proliferación, es complicado de cambiar por las dificultades que afrontan las mujeres a la hora de ser madres y los propios cambios en la mentalidad de la sociedad. 

Por eso, insiste en que lo que sí se puede modificar son otros hábitos muy relacionados con esta patología como la nutrición, el alcohol y la obesidad. Por ejemplo, la SEOM calcula que, el alcohol fue el responsable de unos 2.100 casos de cáncer de mama, en 2020.

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Ahora, más allá de los factores de riesgo, que afectan en la incidencia de todas las mujeres por igual "¿de qué dependen la tasa de mortalidad de cada territorio?". La cuestión no es fácil de responder. La realidad del cáncer de mama esconde múltiples aristas; entre las más importantes, prevención y, como apuntaba Paula González, innovación en los tratamientos.

Este último punto es bastante polémico. Desde asociaciones como FECMA hasta instituciones como la SEOM y la Fundación ECO denuncian el retraso que existe en España en la entrada de innovación médica y el acceso desigual a ésta entre comunidades autónomas, lo que afecta directamente en la supervivencia que hay entre unos y otros territorios. "La SEOM está muy sensibilizada con este asunto", detalla César Rodríguez, el vicepresidente de la Sociedad.

Por un lado, según el informe que elabora la European Federation of Pharmaceutical Industries and Associations (EFPIA) sobre Indicadores de acceso a terapias innovadoras en Europa (W.A.I.T. Indicator), el tiempo medio que transcurre desde que un nuevo medicamento es aprobado por las autoridades europeas hasta que está disponible para su uso en España es de 517 días, lo que supone más de 17 meses de demora. "Nosotras sabemos que el 45% de los medicamentos aprobados por la EMA no están vigentes en España", denuncia González.

Esto coloca a España en un punto intermedio en cuanto a disponibilidad de nuevos medicamentos, bastante por detrás de Alemania, Italia, Inglaterra o Francia. Además, dentro del propio territorio español hay diferencias de acceso.

Acceso a fármacos desigual

En 2019, la SEOM encargó el estudio Acceso a Fármacos y Biomarcadores en Oncología, con el fin de comprobar las diferencias que hay entre Comunidades Autónomas respecto a este tema. Entre los medicamentos analizados, había dos destinados al cáncer de mama: Ribociclib y Palbociclib. Según concluyen, "sigue existiendo una situación preocupante, por la falta de equidad que conlleva, en los tiempos que transcurren hasta el acceso a los fármacos: siguen siendo muy largos y sigue habiendo diferencias muy importantes entre distintas CC.AA. y entre hospitales para un mismo fármaco".

En el caso del Ribociclib, la media desde su autorización por parte de la Comisión Europea hasta su prescripción en distintos hospitales participantes variaba entre los 8,75 meses, con un mínimo de cinco y un máximo de 18.

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"En este momento, los tiempos no son óptimos, pero se está trabajando para que llegue la innovación y que lo haga, además, de manera equitativa, es decir, a todos los sitios al mismo tiempo y que no dependa tanto de procesos regulatorios de Comunidades Autónomas o, incluso, locales", prosigue César Rodríguez.

Los casos más preocupantes de desigualdades al acceso de tratamientos se producen en pacientes con cáncer de mama metastásico. El pasado jueves 13 de octubre, una coalición de expertas sobre cáncer de mama triple negativo metastásico presentaba, precisamente, ante el Congreso un manifiesto para denunciar las dificultades de acceso a fármacos ya aprobados y las diferencias entre territorios.

"El problema con el acceso de fármacos lo tenemos generalmente con las enfermedades avanzadas. Aunque en el caso del cáncer de mama sea un porcentaje pequeño, es un problema muy dramático, para las pacientes en primer lugar y, después, para nosotros, porque sabes que hay unos fármacos que son efectivos o relativamente efectivos y no los puedes utilizar", lamenta Rafael López.

Más positivo se muestra el facultativo respecto a los programas de cribado, la medida número uno en práctica clínica para la prevención de este tumor. En España, comenzaron a principios de los años 90 y, poco a poco, se han ido extendiendo y mejorando. "Por norma general, el cribado aquí está muy bien organizado, las campañas de inscripción son muy eficientes y gozan de un gran éxito, ya que, según los resultados, la mayoría de las mujeres españolas participan en los programas", señala el oncólogo.

Efectivamente, según un documento elaborado por el Ministerio de Sanidad sobre las desigualdades de acceso a los programas de cribado de tumores en España, todas las comunidades autónomas acatan las recomendaciones de la Unión Europea, que exige que las pruebas del cáncer de mama se hagan a todas las mujeres entre los 50 y los 69 años de edad. Incluso algunas, como Castilla-La Mancha, La Rioja, Comunidad Valenciana y Navarra, empiezan a los 45. 

Además, como explicaba el doctor López, las tasas de participación son muy altas en todas las Comunidades, a excepción de Cataluña (65%) y Murcia (69%), las únicas regiones que se quedan por debajo del 70%, el nivel considerado aceptable por la UE para garantizar el éxito del cribado poblacional.

Buscando la equidad

El triunfo de estas campañas depende también de la implicación de las comunidades en llegar a todos. Así, por ejemplo, una vecina de Santa Cruz de la Zarza, un pequeño municipio de Toledo cuenta que, cuando toca la revisión, un autobús se encarga de recoger a todas las mujeres y llevarlas hasta el centro donde se realizarán las mamografías. Así, Castilla-La Mancha goza de una tasa de participación de un 78%.

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Estas facilidades abren el melón de lo que la AECC ha denominado la Toxicidad financiera del cáncer de mama. Concretamente, el 96% de las pacientes confiesan que han gastado una media de 3.590 euros en gastos médicos, como servicios de nutrición, pruebas y consultas en la sanidad privada, servicios de psicología, rehabilitación y transporte, entre otros.

"El apoyo que hacemos desde la FECMA también es desde lo social, porque hay mujeres que les pilla la enfermedad en una situación económica más limitada", indica González, que recuerda que existen pacientes que se tienen que desplazar varias horas desde donde viven para poder recibir su tratamiento, algo que sucede sobre todo en zonas más rurales y que también explica los motivos de diferencias de tasas entre regiones.

De hecho, hace poco una farmacéutica denunciaba en este diario que su madre debía desplazarse dos horas desde Soria hasta Burgos para poder hacer radioterapia. En total, destinaba cuatro horas al trayecto entre ida y vuelta. "No todo el mundo tiene las mismas posibilidades y eso resulta injusto. La equidad debería ser así: vivas donde vivas, tener el mismo acceso", sentencia la portavoz de FECMA.